Capítulo 14- Derecho

La luz del día volvió a nacer por el este trayendo nuevamente los colores cálidos sobre la tierra. 

Nehuem oyó el sonido de los pájaros volando cercanos al balcón, revoloteando en un sin fin de juegos, se desperezo levantándose de la cama sintiendo que algo hubiera quedado pendiente, se pasó las manos por el rostro queriendo recordar algún hecho cuando pronto los recuerdos atendieron a su llamado trayendolos como manantiales.

Las puertas de su cuarto se abrieron notando en sus rostros el asombró grabado, Cala se acercó incrédula viéndolo a la cara detenidamente.

-Increible. Tocó con su dedo índice el pómulo de su cara con una mezcla de emociones.

-Te lo dije anoche. Nehuem miró con duda a ambas cuando Noah le pregunto como se sentía.

-Bien, pero necesito salir de aquí ahora. De un saltó puso los piel el piso buscando con la mirada alrededor del cuarto su tan ansiado premió.

- ¿Él colmillo donde está? Lo tiene Horiamy seguramente. Su amigo detuvo su andar y le dijo:

-Espera Nehuem, no vayas por ella porque no está  aquí.

-¿Cómo que no?-El muchacho encurvo las cejas algo preocupado de lo que le diría. 

-¿Qué pasó? Necesito hablar con ella, tiene que tener el colmillo. Noah apretó sus hombros marcando la curvatura en su boca símbolo de una mala señal.

-Respecto a eso, lamentó decirte Nehuem que el colmillo no estaba contigo cuando volvieron.

-¿QUÉ?-La furia comenzó a brotar rápidamente de él como espuma pensando la ventaja de tiempo que tuvo su oponente.

-¿Y Tenacio? Acaso se dio por campeón. Sus ojos se volvieron salvajes igual a los de una bestia a punto de enfrentarse a una manada de enemigos.

-Nehuem...

-RESPONDEME NOAH. Él agachó la cabeza rascándose la nariz antes de hablar.

-El comunicado acaba de ser enviado, Tenacio se presentó a Afrodita con el colmillo y el compromiso con Coraly será formal en un rato.

Apretó los puños con fuerza sintiendo una leve incomodidad en la palma, bajo la vista notando de que se trataba, una sonrísa se dibujó en su cara demostrando la satisfacción que sentía.

-Eso está por verse. Corrió a tomar su ropa y salió con rapidez de sus aposentos.

-Espera Nehuem hay que hablar. Poco le importó sus voces detrás de él, se vistió rápidamente y desapareció frente a ellos.

- Ni siquiera nos escuchó. Dijo algo molesta Liria pensando que sería de su amiga en estos momentos.

Cala respiro hondo escuchado la fragilidad de su voz y se abrió pasó entre ambos.

-¿A dónde vas?- Ella volteó la mirada a ambos queriendo mostrarse segura y tranquila en sus palabras.

-Intentare encontrar a Horiamy, si ella tomó el veneno debe necesitar ayuda para eliminarlo de su cuerpo, deberías hacer lo mismo Liria tal vez este en algún lugar que conozcamos. La joven asentó y se dispuso a seguir su plan de inmediato.

-Esperen yo voy con ustedes. Los tres se unieron y Cala los hizo desaparecer con ella.

Poco a poco la pesadez de sus hombros se vio disminuida, la picazon irritante que cubría su cuerpo se habia marchado cubriendola de una suave ligereza que jamás hubiera creído sentir.

Las imágenes profeticas pasaban por su mente tranquilamente por primera vez, siendo más grato el momento de verlas, sus ojos se abrieron poco a poco contemplando una figura en la orilla esperándola  despertar, observó algo extrañada su presencia pero se sintió confiada al ver su largo cabello castaño claro volar con la brisa extendiendo su mano hacia ella.

Se aferró a aquella presencia brotando con fuerza del agua sintiéndose como nueva, prestó atención a sus brazos y pies notando como todo lo malo se había ido, contemplo su reflejo en la orilla viendo su cara igual que antes.

-Lo que tenías no era cualquier cosa. Oyó su voz celestial pero autoritaria como la del Gran padre, alzó la vista recorriendo con cuidado el bello rostro que tenía enfrente, sus ojos almendrados resaltaban bajo las largas pestañas negras como alas de cuervo, mientras sus labios rosados dibujaron una sonrisa amable.

-Lamentó mucho haberme entrometido  así en sus tierras Señora Artemisa.

-Comprendí la urgencia cuando te vi aquí...tu madre no mentía después de todo con el mal que cargabas. Horiamy escuchó impresionada aquellas palabras, su madre se había preocupado por ella, pero intentaba no darle relevancia.

-¿Ella le pidió venir aquí?-La diosa asentó extendiéndole una muda de ropa seca.

-Sí, me pidió venir a ver tú estado pero cuando llegue ya estabas dormida, no era propio molestarte a esas horas. Ella tomó las vestimentas llevandosela a la falda causando un pequeño enfado en la gran señora de la caza.

-No hagas eso, es ropa seca para que te cambies ¿pretendes volver a tu casa empapada?- Artemisa la vio arrepentirse de su error notando los rasgos de su hermana y dejando volar en su interior los recuerdos que guardaba.

-Realmente te le pareces mucho...incluso en lo torpe, quien mezclaria ropa seca y húmeda, sólo mi querida hermana sería capaz. Una sonrisa evocó de sus labios mientras sus ojos se veían nostálgicos.

-Realmente no sabría decírselo, después de todo está es la primera vez que muestra interés en mí. La voz altiva y despreocupada lograron reavivar aún más sus recuerdos causándole gracia.

-Pero yo si puedo decirte que realmente es indudable el parecido, créeme cuando te digo que hasta tu voz es similar a la suya, inquebrantables, autoritarias y sin filtro además...Se ve que tú relación con ella no es de las mejores.

Horiamy dejo ver una leve mueca en su rostro no queriendo hablar del asunto, pero el tema emergia de su garganta como volcán incapaz de controlarlas.

-¿Relación? Eso implicaría dos personas  compartiendo momentos y ella a estado ausente toda mi vida.

-Auch, si  hubiera estado aquí eso se le hubiera dolido mucho. Artemisa reviso sus brazos de lado a lado sin encontrar ni una sola marca.

-No deberías juzgar así a tu madre, la vida es muy complicada a veces aún para los dioses...No todo es blanco o negro querida. Horiamy estaba cansada de aquel sonido que cubrían siempre las mismas palabras escondedoras nadie era capaz de explicarle el pasado que cubría su origen.