Aquel instante en Infratierra se había vuelto eterno y maravilloso, no existía cuadro más encantador que aquel, Noah mantenía aferrados a sus brazos a los dos pequeños viendo cada detalle en ellos único y sin igual. Cala observó el campo de energía del Inframundo, poniéndose en alerta, aquel juego de colores era una advertencia para los merodeadores, cualquier visitante del Hades que permaneciera más allá de lo debido correría peligro de ser reclamado por el soberano en cuerpo y alma.
-Hay que irnos o mi padre se dará cuenta que estamos aquí. Noah se acercó a los demás viendo el extraño semblante que se forma en sus caras.
-¿Qué pasa? ¿Por qué me ven así?-Liria busco la mirada compañera de su hermana distinguiendo la misma preocupación, preguntándole:
-Noah...¿Estás seguro de llevar a los mellizos a Casa?-La pregunta despertó mucha incomodidad en el joven, rosando el fastidió.
-Claro ¿Dónde más podría llevarlos? ¿Por qué?-Cala reflexión la cuestión entendiendo el punto que sus amigas intentaban señalar.
- Noah...lo que quieren decirte es que tal vez...La Gruta no sea el mejor lugar para los bebés. El sujetó a ambas criaturas con más fuerzas haciéndolos berear molestos, Noah a flojó su presión intentando no dañarlos.
-Es lo único que tengo ¿Dónde iría con estos dos pequeños? No puedo hacer nada si no les agradan. Cala enfureció de rabia yendose delante de él.
-Eres Estúpido ¿Cómo puedes decirnos eso? Cuando acabamos de calmar a tus hijos, nosotras lo cuidariamos con gustó pero te estás olvidando de algo muy importante Noah, estamos en Guerra somos amenazas para el Olimpo. Liria apoyó las palabras de la altiva recordándole.
-Recuerda como Zeus coló su veneno a La Gruta para darnos una muerte lenta ¿Sí intenta repetirlo? ¿Qué haría con los niños? Es tan cruel que no le temblara el pulso para dañarlos. Noah se sentó en las rocas viendo a cada uno con angustia, eran tan frágiles y pequeños para estar enredados en un conflicto tan grande, pero no podía negarlo, su inocencia ponía en juego no sólo su vida sino también a los cinco. Horiamy se acercó a él levantándole la mirada inundada de dolor.
-Noah si quieres llevarlos a La Gruta nadie puede detenerte, estaremos contigo tendrán brazos que los consuelen y muchos besos de amor, pero debes tener en cuenta el riesgo que corren allí, sí Zeus los descubre puedo darte mi palabra que no dudará en usarlos para su propio beneficio.
-¿Qué hago entonces? Soy lo único con lo que cuentan. Horiamy acarició la cabecita de Maximus recordando a la misma Atenea.
-Hay actos que requieren un enorme sacrificio hermano...sí amas a tús hijos sabrás el camino correcto. Noah sintió la tierra abrirse a sus pies, aquel dolor era imposible de soportar lo único que deseaba era volverse invisible para continuar a su lado, pero eso era sólo un sueño imposible, el destinó continúaba oponiéndose a su felicidad, marcandole un caminó de dolor y agonía.
-tengo que hacerlo...por ustedes, ¡por ustedes pequeños!-Luz se movió en su brazo estirando sus manos al cielo, rompiendo el corazón del Dios.
-Tengo que ocultarlos por su propio bien...¿Pero dónde podría aceptarlos con sus características? -Cala se acercó a ellos diciéndole:
-Maximus podría quedarse aquí en los brazos de mi madre.
-No, Hades podría verlo y entregarlo a Zeus. La altiva reprochó.
-No, no,no, Mi madre tiene su propia área en el Palacio de Infratierra, Mi padre no entra allí, Max estaría cuidado en buenos brazos y nadie imaginaria la herencia que posee...en la tierra, lo tratarán mal sólo por su exterior, estará más seguro aquí.
-¿Y Luz? Ella no puede quedarse en este lugar o será reconocida. Horiamy apretó los pliegues de su ropa y agachó la cabeza queriendo no sentir aquella emoción dolorosa.
-Creta tiene muchos cruzados, Luz tal vez pueda pasar desapercibida entre ellos.
La imagen de su hermano la destruía, esos niños podrían ser su gran impulso para volver a aferrarse a la vida, pero tenía que soltarlos o su destino sería trágico. Lloró desconsolado viendo a sus mellizos una última vez, se sentía sucio y maldito, el vínculo de ambos era inigualable y él debería romperlo separandolos.
-Lo siento, realmente lo siento, espero que un día puedan entenderlo y logren perdonarme. Luz y Max se agitaron sintiendo el dolor de su padre, berreando molestos de un lado a otro.
-Tranquilos, les prometó a ambos que un día, cuando todo acabé volveremos a estar juntos. Noah respiró profundo intentando hallar un poco de alivió.
-Pero mientras tanto yo seguiré a su lado, los veré, no desapareceré nunca de sus vidas, siempre voy a estar con ambos aunque no me vean, yo estaré allí para protegerlos. Subió hasta su mentón al niño dándole un besó en la frente.
-Maximus, eres mí hijo y te amo tanto como a tú hermana no lo olvides nunca.
Cala rodeó al pequeño acurrucandolo en su pecho calmando el malestar de la separación.
-Tranquilo Maximus, ya querido, te llevaré a un lugar muy seguro.
-Cala cuidalo mucho, si tu madre no lo quiere traelo no lo dejes. Ella acento respondiendole:
-Claro que sí, no te preocupes Noah, sólo me separare de él si mi madre lo acepta, ahora váyanse antes que mi padre se de cuenta que están aquí.
La muchacha cubrío el rostro del bebé dejando que sólo la viera a ella antes de desaparecer.
-Vamos Noah, Creta nos espera. Él enredó sus largos brazos alrededor de la pequeña solitaria, Luz parecía sentir el alejamiento de su hermano molestandose, lloraba y lloraba sin parar retorciendo sus delicados labios en un triste puchero.
-Tranquila, Mi pequeña. Nehuem se acercó a los tres sacandolos de Infratierra.
El aire invadió sus pulmones con esa brisa fresca y renovada, los mortales nunca notarian aquel regalo tan maravilloso hasta que fuese muy tarde, el mundo terrenal estaba envuelto en un juego maravilloso de Luces y sombras, pero el regalo de la vida siempre lograba vencer a las sombras, dando incluso su presencia en aquella inhalación limpia y fresca, muy diferente al otro mundo.