To love you

Capítulo 13: Los amigos

Chaser nos guió hasta el parque; Nick y Milton en el trayecto jugueteaban como niños, tocándose fuertemente sus heridas, así que sus risas estaban mezcladas con dolor. Qué infantiles, pero parecían divertirse. Missi, por otro lado, estaba seria y flemática, ella representaba la seriedad en persona y no me atrevía a mirarla directamente porque sentía que iba a ser regañada también.

Mi hermano mayor se detuvo frente a las sillas del parque, aquellas grandes de color naranja que tenían una cubierta contra el sol. Tomó asiento con alivio como si al hacerlo se hubiera deshecho de una maleta con ladrillos.

— Desde ayer, estuve inquieto toda la noche, Jess —dijo para comenzar su discurso—. Lo que me contó Milton me sacó de onda, no podía creer que P.J. podía ser tan violento. No he tenido contacto con el desde hace meses y la impresión que él dejo en mí fue la mejor del mundo. Así que, no podía dejar pasar por alto esa casi agresión que él había realizado contra ti.

Todos mirábamos con expectación a Chase, parecía el narrador de cuentos y nosotros los espectadores que se reunían alrededor de la televisión.

— No me atreví a llamarlo, esto es un tema que se habla en persona. Por ello decidí ir a tu preparatoria hoy en la mañana, pero mamá iba a ocupar el auto, así que le pedí a Albert que me diera un aventón —Albert siempre estaba a la mano cuando lo necesitabas, era un gran amigo para Chase y para mí—. Cuando llegamos a la preparatoria, creo que a eso de las diez y media. Albert se quedó esperándome en el estacionamiento, le dije que no demoraría, pero al final me tomó más tiempo de lo debido. Caminé por la puerta principal a paso ligero, una que otra persona me saludaba. ¡Ah! Fue tan nostálgico volver allí, pero bueno, como decía.

— No te desvíes, pelirrojo, prosigue —le reclamé.

— Bien, bien —se excusó—. Ya estando en la puerta vi a Nicolson buscando algo en los casilleros.

"— ¿Qué haces aquí? —me preguntó él.

— Vine por unos negocios —le respondí y me pareció extraño verle fuera de clases a esa hora, así que le pregunté qué hacía él allí.

— Recién he llegado, me he quedado dormido —me respondió de lo más fresco. Le sonreí porque me hizo recordar a mí mismo. Yo usualmente llegaba tarde y entraba a las siguientes clases como si nada.

Después de que él tomo su camino, me despedí y fui a las aulas de tercero. P.J. no se encontraba en su aula, así que decidí llamarlo, él me contestó y le dije que nos reuniéramos en el descampado a conversar. Él aceptó y yo fui.

De pasada fui al aula de Ghala y la vi desde lejos. Seguía tan bonita la condenada. Pero bueno, allí también estaba su actual novio, conozco a ese tipo, no se comparaba a mí, así que le mostré mi dedo del medio y el hizo lo mismo. Cuando Ghala estuvo a punto de voltear y chocar cara a cara conmigo, salí corriendo a la velocidad de la luz. Me topé con Anthony por el camino, él me saludó con el movimiento de su cabeza, pero yo solo lo ignoré. Debió entender que jamás le voy a perdonar lo que le hizo a mi hermanita.

De cualquier manera, ya en el descampado, me senté a esperar. Y la espera me tomó como media hora, Albert ya reventaba mi celular con sus llamadas para que me apurase. Y yo reventaba el celular de P.J. por el mismo motivo. Hasta que por fin unos chicos, dos para ser más específico, llegaron y me dijeron que los acompañara a los tres pinos, el lugar más alejado del descampado.

— ¿Para qué? —les pregunté.

— Allá te esperará Ghala —me respondieron. Dudé por un segundo, era muy extraño y poco probable que eso sucediera, pero no podía decir que no si mencionaban a Ghala.

Mire hacia los costados y no había rastros de vida, le mande un mensaje a P.J. señalándome donde me encontraría y seguí a los chicos. La situación me parecía una afrenta total, pero aunque estaba solo, no iba a retractarme de seguirlos. Algo me decía que el novio de Ghala estaba en esto y tenía razón. Después de que los dos chicos me arrinconaran y me sujetaran de ambos brazos, apareció el flamante señor novio, el imbécil de Leonel entró en escena arremetiendo un puñete contra mi estómago. Me sacó el aire y nuevamente preví que esto me tomaría más tiempo de lo debido.

— Estos tipos dijeron que Ghala me esperaba, pero veo que el que quería verme era su novio. ¿Para qué quieres verme a solas? Te digo de antemano que no me gustan los hombres, amigo.

— ¡Vaya! Que mal sentido del humor, ya veo porque te dejó Ghala. No eres más que un payaso —escupió Leonel.

— Ouch, eso me dolió —dije fingiendo sentirme abatido por su comentario—. A ver, ya que estamos aquí, ¿qué quieres? —Le pregunté— Hablemos rápido porque tengo que hacer cosas más importantes...




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