—¡Perdón! Esto…yo no quería interrumpir…en fin ¡Dios! Jamás hubiera imaginado lo que acabo de ver porque ¿He visto bien?
—Sí, has visto bien y confiamos en tu discreción. Al menos por ahora—Nerea había abandonado la cocina a toda prisa muerta de vergüenza.
—Por supuesto. Es sólo que me ha pillado por sorpresa ¿Desde cuándo estáis juntos?—se sentó en la mesa de la cocina, necesitaba sentarse.
—Es difícil responder a eso. Llevamos juntos poco tiempo pero a la vez toda una vida. En fin el caso es que ha pasado, estamos felices a nuestra manera.
—Sólo puedo decirte una sola cosa—se levantó de la mesa y se abalanzó sobre él—¡Enhorabuena hermanito! Estoy muy contenta por ti sobre todo, pero también por ella, creo que no podías haber elegido a otra persona mejor que Nerea.
—Gracias Ari. Pero recuerda que tienes que callar un tiempo, hasta que sepamos realmente que va a ser de nosotros.
—¿Pero por qué? Todos estarían felices con la noticia, bueno «la Barbie loca» no, pero los demás os queremos mucho, nos encanta la idea.
—Es algo que he decidido yo, ella sí que quería, pero creo que lo mejor es esperar.
—De acuerdo hermanito—cruzó dos dedos por detrás como si fuera un cría para anular la promesa—Te lo prometo.
Unos minutos después, todos menos Bárbara que había desaparecido, celebraban un año nuevo que llegaba y esperaban que ese año fuera definitivo para todos.
Por supuesto Ari no cumplió su promesa y le contó todo a Aitor, Carlos y Patricia.
—Yo lo sospechaba—comentó Patricia.
—Yo también, mi hermano me dijo que sentía algo por ella, pero no tenía ni idea que fuera correspondido, me alegro por ellos—dijo mientras se terminaba su copa de champán.
—Pues sí, debe ser increíble querer a alguien y que te correspondan—suspiró mientras miraba su reloj, marcaba las una y media de la madrugada—Creo que es hora de irme. Me lo he pasado estupendamente, sobre todo la parte en la que Nerea ninguneaba a tu hermanastra ¡Ha estado colosal!—no debió decir eso y se dio cuenta al instante—Lo siento no debería haber dicho eso, al fin y al cabo ella es de tu familia, de veras perdóname.
—No, no te perdono—su rostro pasó de estar totalmente serio a una sonrisa que a Patricia le pareció encantadora—Llevas toda la razón, esa mujer es una serpiente con tacón. En realidad ninguno de nosotros la aguantamos, lo hacemos por Miguel, se ha portado con mi madre y con nosotros muy bien. Mucho mejor que nuestro verdadero padre—se le retorció el estómago al pensar en él.
—No pienses en eso ahora, no merece la pena—mientras ella le decía esas palabras Aitor la miraba directamente a los ojos y vio una dulzura desmedida en ellos. En esta ocasión el estómago se le volvió a retorcer pero con un sentimiento totalmente diferente al de hacía un momento—Bueno ahora sí me marcho, gracias por todo. Si algún día estás aburrido o quieres hablar del tiempo—sonrió mientras bromeaba—Avísame.
—No te puedes ir—la hizo retroceder cogiéndola de la muñeca—Es decir, no tienes como irte. Yo te puedo llevar, ya sabes que mi segundo trabajo es hacer de chófer, es que eso de ser abogado está muy mal pagado.
—No te preocupes, quédate aquí con tu familia, bastante molestias he ocasionado ya. No es necesario…—se detuvo al ver la misma mirada que su propio hermano horas antes había utilizado para convencerla de que fuera con ellos—¿Por qué seré tan influenciable?
—¿Por qué lo dices?—se sorprendió por aquella extraña pregunta
—Porque los hombres de esta familia sabéis como sobornar a una chica. Verás, esta noche cuando me encontré con tu hermano y tu futura cuñada—se le escapó una sonrisilla—Usó la misma expresión en sus ojos que tú. Misma mirada diferente color.
—Entonces eso significa que aceptas, supongo.
—Supongo que no me queda otra opción. Voy a despedirme de todos—y así lo hizo, todos quedaron encantados con la maravillosa Patricia.
—Nosotros también nos vamos—comentó Nerea—Andrea, Miguel, gracias por invitarme, creo que es la primera Nochevieja en años que paso en compañía.
—No tienes nada que agradecer cielo. Esta fue y seguirá siendo tu casa para cuando quieras—abrazó a su ahijada. Siempre tuvo debilidad por ella y si su hijo la quería, ella iba a apoyarlo.
Ambos abandonaron la casa, esa noche había sido una total locura, pero tuvo final feliz.
—Se me ha pasado preguntarte ¿Has comprobado la teoría que buscabas?
—Sí por supuesto—respondió quitándose los zapatos—Y creo que puede funcionar.
—¿Me dirás cuál es?—preguntó con curiosidad.
—¿De verdad no te has dado cuenta?—lo miró incrédula—No, no te has dado cuenta. ¡Hombres, no saben mirar más allá de sus narices! Está bien te lo diré, pero si lo hago te convertirás en mi cómplice y tendrás que ayudarme.
—Está bien, me convertiré en tu cómplice, no sería la primera vez…ni la última—estaban llegando a su casa.
—Estoy segura que a tu hermano le gusta Patri y por lo que he visto esta noche, pienso que a ella también le gusta él.