(Olvidé decir que la historia está disponible de la misma forma que aquí, en wattpad)
Misma autora y mismo titulo <3
Habían pasado ya unos días desde el incidente en el ascensor, después de que aquel hombre desconocido enviara unas flores en una forma de disculpa y que Sarah tuviese que tirarlas porque era alérgica a las mismas, más tarde cuando me lo topé por el pasillo tuve que mentirle y decirle que agradecía mucho el gesto, supuestamente me habían encantado. No me era agradable mentir pero no podía hacerle ese feo gesto, la única verdad de todo es que agradecía el gesto con mi ser.
No había tenido la posibilidad de entrar a la cocina, estaba vigilada normalmente por el jefe que entonces había tomado la costumbre de contar al personal de cocina, no había forma de que otra persona pudiese sobrar en el lugar.
Mis turnos de noche se habían resumido en nada y es que lo cierto de todo era que no había podido realizarlos, el golpe no había sido grave pero designaron a un misterioso chico nuevo que estaba sustituyéndome y estaba suponiendo un problema muy grande, para mi.
—Te he dicho que si Brandon, es la misma.
—No hay forma de que eso sea cierto Sarah —volvió a repetir el moreno frente a ella por cuarta vez.
—Bueno, resulta que el jefe es hombre y espero que tengas muy clara la forma de convencer a un hombre.
—Sarah, no todo se envuelve en el sexo —respondí entrometiéndome en la discusión.
—Es Valerie, no puedes esperar menos —dijo Brandon.
—Si imbécil y es la mejor amiga de tu novia —contratacó la pelirroja.
Me alejé de ellos para comenzar con la rutina, Valerie la mejor amiga de Piera estaba tomando turnos nocturnos e intentábamos convertirnos en una brigada que descubriría al sospechoso de la cocina, podía ser ella y nos hacían creer que era otra persona o el infiltrado estaba disfrazado.
Era un caso por resolver.
Guardé la nota de las flores otra vez en mi bolsillo trasero y comencé a recorrer los pasillos con un aerosol desinfectante, por cada rincón debía oler de la misma forma. Después de cierto susto solo usaba las escaleras, no quería arriesgarme una vez más. Y es que era tan solitario que parecía el lugar perfecto para todo tipo de situación, el problema era que justo por las escaleras bajaban todos los días los huéspedes que se iban a correr en una mañana deportiva y despierta para ellos en la cual brillaba el sol en todas formas con su resplandor, mentiría si diría que alguna vez me hubiese gustado hacer lo mismo. Prefería las mañanas para dormir un tiempo más.
Caminé durante una casi media hora lanzando aerosol por los pasillos hasta que decidí era momento de volver al mesón de recepción.
—Aquí no huele a desinfectante Bella, este es un trabajo mal hecho —comenzó a regañar Brandon en su papel de jefe desagradable, no iba a mentir. Odiaba esa faceta.
No era problema el que fuera mi jefe, iba un poco más allá. A pesar de ser de todas las formas un gruñón en horario laboral seguía siendo mi mejor amigo fuera de este y aunque sabía solo era un poco insistente y de alguna manera muy seria bastante empalagoso en ese sentido, lo ignoraba completamente. Brandon no ejercía ningún mando, era un gracioso a tiempo completo.
—Bien, es tu turno entonces guapo —le lancé el bote metálico.
—¿Has oído princesa? Me ha llamado guapo —se dirigió a Sarah, parecía ser que los dos habían arreglado sus diferencias.
Mejor que todo, ya no los oiría más porque era viernes.
—Lo he hecho Romeo —contestó volviéndose a una perfecta sonrisa para el hombre que se acercaba al mesón.
—Espera, ¿Me ha coqueteado? —preguntó y para no entrar en detalles los cuales sabía perfectamente me limité a encogerme de hombros.
Su cara era de un asombro forzado pero los ojos parecían brillar más, no entendía su relación forzada con Piera. No eran felices juntos pero se enlazaban y comprometían de una forma forzosa de todas maneras.
—Mañana saldremos, el abuelo ha accedido a que vayas con nosotros —avisó Sarah.
—Oh si y como el abuelo vendrá con nosotros. Perfecto —comenzó a discutir nuevamente Brandon.
—¿He hablado contigo? Estoy avisándole a Bella, pero si quieres no vayas.
Volteé y saqué los auriculares de mi bolso que se encontraba bajo el mesón. Durante los siguientes minutos estuve con mi mente ocupada con Locked Out Of Heaven que maravillosamente llenaba todo mi sentido auditivo. Y es que había creado una lista de canciones con vibras felices si es que no te preocupabas de la letra, que hablaba absolutamente de todo lo contrario.
Pasaron unos minutos en los que estaba pendiente de las personas y luego de la música, Sarah estaba encargándose de todo. Ningún momento era perfecto, ni lo es, ni lo será nunca y lo comprobé cuando en la mejor parte de la canción una filipina negra se asomó en mi campo de visión, una filipina negra y unos jeans oscuros negros.
—Cantas horrible, ¿No está trabajando señorita Schwarz? —dijo cuando se acercó al mesón.
—¿Qué lo trae por aquí señor Brandt? —respondí.
—Es de muy mala educación responder una pregunta con otra.
—Entonces no pregunte señor Brandt.
—No me gusta que me llamen señor, señorita Schwarz.
—¿Cómo quiere que lo llame entonces señor Brandt? —pregunté quitándome los auriculares y deteniendo la música.
—De alguna forma que no me haga sentir viejo —dijo volteándose a Sarah dando por finalizada la conversación.
Minutos después de mantener una formal conversación con Sarah y las cámaras que se estaban por instalar adicionales a las que ya estaban, se volteó hacía mí y deslizó por el mesón un rectángulo de papel, dando finalizada su acción se dio la vuelta se fue, así nada más. Se fue.