Son
—Tienes que cubrirme las espaldas —le digo a uno de mis amigos que juegan conmigo online a la play, apenas lo conozco pero es una buena persona.
—Mierda —digo mientras me doy cuenta de que me acaban de matar en el juego. Aprovecho mientras empieza una nueva partida y me meto un rato en redes sociales.
Llevo unas cuantas historias y me doy cuenta de que en una de ellas sale Sophia, es hermosa con su pelo rizado y rubio. Sus ojos azules me tienen loco. Creo que debo de hacer algo, se me ocurre escribirle una carta aunque no se si será una buena idea…
Me paso el resto de la tarde el mayor tiempo escribiendola, aunque en el fondo sé que no va a servir de nada me consuelo que al menos la lea.
“Hola Sophia, creo que llevo bastante tiempo callando todo lo que llevo dentro. Cada vez que te pones delante de mí, o me saludas me cuesta que me salgan las palabras, me cuesta que me salgan las verdades con esa sonrisa tan bonita.
Una vez te dije que eras la estrella más bonita que había visto nunca pero realmente me equivocaba, eres el sistema galáctico más completo de todo el universo.
Las verdades a veces duelen y aunque no reciba respuesta de estas letras me consuela que al menos tus preciosos ojos la lleguen a leer.
No te quiero hacer perder mucho más tiempo, solo decirte que te quiero y que esto es solo el principio de lo que a mi me gustaría que fuese una bonita historia de amor, ese de película con final feliz y colorín colorado.
Atentamente Son Best”
Cierro la carta de la mejor forma posible, las cartas ya están echadas y mientras la meto en un sobre para mañana en cualquier momento dársela.
El resto de la tarde la dedico para pensar en cómo dársela y aprovechar para seguir jugando unas cuantas partidas. Había dejado a mi amigo durante varios minutos olvidado.
La tarde se pasa rápido, llega el día siguiente, me levanto o trato de no replantearme mucho la existencia. Mientras lo hago preparo un poco de café en la cafetera y un poco de pan, me encanta el olor a café por las mañanas, es el momento en el que oficialmente me despierto.
Salgo lo antes posible aunque sin engañar a nadie con el tiempo justo para llegar cuando toque el timbre de entrar, es una mala costumbre que rara vez creo que voy a poder eliminar.
Llego hasta la clase, entro por la puerta y me doy de cruces con la realidad, de nuevo todo el mundo está sentado tal cual lo sentaron ayer, me voy a tener que conformar con sentarme al lado de ella otra vez.
—Bien chicos, teneis que sacar los libros, como me imagino no todos tendréis los libros así que deberéis de compartirlo con el compañero, que levante la mano quien tenga el libro —dice el profesor de historia, una asignatura que odio bastante.
La mayoría de gente levanta la mano pero yo solamente me limito a sacar la libreta que guardo aún del curso pasado. La tengo a mitad y echa polvo pero creo que será suficiente.
Giro la cabeza noventa grados y veo la mano alzada de ella, seguro que tiene los libros comprados desde Junio, que suerte que ella tenga unos padres que se lo pueden permitir y no como yo, que tengo que hacer miles de cosas para poder al fin conseguir los dichosos libros.
Desde que tengo uso de razón nunca me han comprado los libros, siempre me he tenido que conformar con fotocopias o libros prestados, así ha sido siempre y así será, mi abuelo tiene una pensión justo y da para lo que da…
—Bien vosotros dos compartirlo —dice señalándome a mí y a Amber.
No se lo que pensara ella pero seguro que piensa que me lo he dejado y que soy un despistado, ojala lo pudiese tener y no estar dependiendo de otras personas para dar clase…