Todas mis razones para quererte[completa]

Capítulo 37

Amber


No sé cuantas vidas tendre que vivir para volver a ver y sentir lo que me está ocurriendo. Pero todo esto es muy confuso. Siento que aún me tengo que curar de todo lo de Hector pero a la vez siento cosas cada vez que estoy cerca de Son. Es como si me relajase a su lado pero a la vez cuando estuvo a escasos centímetros de mí el corazón se me acelero por completo deteniendo el tiempo y haciendo que tuviese que cortarle por completo porque en circunstancias normales no se que hubiera pasado.

¿Realmente lo veo como un amigo o como algo más?

He de reconocer que el abrazo me encantó.

¿Pero estoy preparado para estar con él? ¿o para estar con alguien?

Creo que sinceramente eso no lo puedo llegar a saber con exactitud.

Prefiero dejar de pensar y dejarme llevar.

Decido mandar un mensaje a Son. La verdad es que lo he dejado bastante plantado allí en medio.

Amber: Me ha gustado el abrazo. Pero tengo miedo a que lo nuestro pueda acabar mal.[21:18]

No se si me responderá y menos las horas que son y después de cortarle como lo he hecho.


Una hora más tarde.

No me contesta Son. Definitivamente no quiere saber ahora mismo nada de mi.

Creo que lo mejor que puede hacer es pasar de mi. Está claro que no le hago un favor a él. Seguro que está mucho peor que yo y está hecho un lío.

Sin esperarlo ni verlo venir la pantalla se enciende…

Es Son.

Son: A mi tambien y tambien me han gustado las zapatillas. Gracias[22:32]

Se explica agradablemente mientras lo acompaña con un corazón.

Amber: ¿Las tendremos que estrenar mañana no?[22:32]

Son: ¿Mañana?[22:33]

Sabía que se iba a sorprender.

Creo que después de lo de esta tarde se lo debo.

Amber: ¿Quieres quedar mañana para ir a cenar?[22:34]

Son: Está bien. ¿Dónde te apetece ir a cenar?


Después de eso estuvimos hablando durante algunas horas. Hablando de donde íbamos a cenar y de planes de futuro. Que tiene pensado hacer dentro de unos años. Me gusta saber lo que quiere y lo que tiene pensado y cuales son sus ideas.


Nos tiramos hasta las dos de la mañana hablando hasta que el sueño comienza a ganarme el terreno. Me cuesta seguir ya la conversación. Necesito descansar…

Le dedico las buenas noches y me meto en la cama. Después de todo, al final ha terminado bien el día. Mañana tengo un día también largo. 

Por la mañana tengo que ir a correr que tengo una carrera y encima llevo unas semanas dejándome bastante. Veremos a ver mañana. Y después a la noche he quedado para cenar con Son. 

Me ha faltado quedar por la tarde con Mery y no descarto hacerlo si todo va bien. Hace unos días que no la veo y creo que se merece una visita.


Al día siguiente.


Trato de abrir los ojos y quitarme las legañas a la vez que intento hacer malabares con la otra mano para desconectar el despertador. Parezco un pulpo utilizando los pies para coger un coletero. Pero seamos honestos.

¿Quién no ha hecho alguna vez eso?


Mi padre me está esperando ya abajo. El siempre se levanta dos horas antes para prepararse y salir a tiempo.

¿Que porque hace eso?

La ciencia aún no lo ha podido comprobar. Están estudiando sus costumbres y mientras lo comparan con los monos.


—Vamos hija que vamos a llegar tarde —se explica mientras se limpia la boca con una servilleta y se termina el café.

—¡Papa! —exhalo una gota de aire —. Que la carrera es dentro de cuatro horas y la carrera cinco calles. Digo yo que llevamos —le espetó.

—Yo no digo nada que luego todo se sabe. Pero si llegamos tarde ya sabemos de quién será la culpa.

Pongo los ojos en blanco mientras me preparo una tostada para coger fuerzas y no asesinar al único hombre en la tierra que te puede sacar de quicio en menos de veinte segundos.

Cojo el móvil para comprobar los mensajes. Todavía Son no se ha despertado. Reviso los mensajes que nos mandamos anoche.

No sé por qué razón pero no puedo parar de sonreír y de pensar en él. Es tan curioso y raro a la vez. Es como si lo conociese de toda la vida y en verdad todavía no se ni su segundo apellido.


Quizás me esté equivocando pero llevo semanas pensando en él y se que lo de Hector ocurrió hace poco pero Son es distinto al resto. Es la única persona que he conseguido ver más allá de la apariencia y es la única persona que se ha abierto. Y está mal que yo lo digo pero creo que él solo se ha abierto conmigo. Creo que nadie más ha sabido más allá de lo que ha visto.


Y quizás desde fuera parezca un bicho raro llegando a ir al instituto con chanclas pero cuando habla conmigo es como si otro Son Best saliese a relucir. Y entonces algo dentro de mí se enciende. Los pelos se me ponen de punta mientras pienso en ese dato. Creo que tiene muchas cosas ocultas pero estoy loca por descubrirlo.

—¿Estás bien Amber? —pregunta mi padre que ha entrado a la cocina para echar a lavar la taza de café y el plato que ha utilizado para comer la tostada.

—Si papá —le respondo pero en verdad pienso…

“No papá, estoy empezando a pillarme por un chico raro que va en chanclas al instituto”

Pero a quien trato de engañar. Es mi chico raro.


Una hora más tarde


Llegamos hasta la mesa para recoger el dorsal y la bolsa con los distintos regalos que siempre dan la organización.

Enseguida me coloco el dorsal en la camiseta que siempre utilizo para correr. Tiene más agujeros que un colador. De hecho con esta camiseta se podrían escurrir unos cuantos macarrones. Llego hasta la posición de mi padre que está al loro de todo. Está en su salsa.

—Anda te has cambiado de dorsal.

—Lo sé…

Siempre he llevado el 128 en honor a mi fecha de nacimiento pero hoy he querido llevar uno totalmente distinto.

—Creo que el 298 también es muy bonito.

—La verdad es que sí. Bueno, creo que no hace falta que te diga ningún consejo que no sea que disfrutes de la carrera.




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