MARATON 1/3
KAT FOSTER
Desde que mi jefe llegó a la empresa no había tenido un día libre, y aunque antes no lo tuviera tenía más tiempo para hacer cosas que a mí me gustan e incluso salir con amigas al centro comercial.
Hoy es domingo y casi no hay personal por lo que no hay mucho trabajo tampoco, a excepción de que aún tengo que seguir acomodando la agenda de mi jefe y hacer unas cuantas llamadas para organizar cenas con otras personas.
Cuando logro terminar, sostengo mi cabeza entre mis manos y lentamente las bajo hasta mi cuello para masajearlo, un gemido de satisfacción sale involuntariamente de mis labios.
Lentamente abro mis ojos para recoger mis cosas y poder irme acabado el trabajo. Pero lo que tengo frente a mis ojos me deja congelada, y no es nada más y nada menos que mi jefe mirándome con la cara roja a más estallar y los labios entre abiertos.
Maldición que no haya escuchado nada
Me levanto de mi lugar rápidamente y hago una inclinación en modo de saludo— ¿Necesita algo señor?— tarda unos segundos en contestar
—S-Si señorita Foster, solo para recordarle que el día de mañana debemos asistir a una cena y es necesario que me acompañe— dice
Lo observo en silencio mientras organizo mis horarios mentalmente— De acuerdo señor, necesito llevar algún color de vestido en particular?—pregunto curiosa.
Guarda silencio por unos segundos pensándolo.— No se preocupe por el vestido Señorita Foster yo lo haré llegar a su domicilio.
— De acuerdo señor— y sin más se retira, y siguiéndolo con la mirada se pierde entre las puertas de su oficina.
Tomo mis cosas y camino hacia el elevador, mi celular comienza a sonar y cuando fijó mi mirada en la pantalla es el nombre de mi madre. Involuntariamente me preocupo y atiendo la llamada.
—Ocurre algo madre?— pregunto preocupada
—¡Para nada cariño! Solo llamaba para saber cuándo vendrás ya que tu padre y yo queremos que nos visites.
Derrepente ese peso de preocupación que sentía desaparece y simplemente sonrió mientras camino a mi coche.
—Madre el trabajo no me da tiempo, tal vez los pueda visitar la semana que vien...—No termino cuando mi madre me interrumpe
—¡Ay hija! Pero si ese trabajito te roba mucho tiempo— se queja y escucho como mi padre le dice que le dé el celular.— Pequeña Kat—como extrañaba que me llamara así y sonrio— No le hagas caso a tu madre, ya sabes cómo es, solo llamábamos para saber cómo estabas y cuando podrías visitarnos.
Sonrió al escuchar a mi padre, tan diferente a mi madre sigo sin saber cómo es que ambos se casaron si son tan distintos, el tranquilo con una paciencia tan grande, y ella tan exagerada y extrovertida.
—Hola papi intentaré acomodar mi agenda para poder visitarlos— escuchó un sonido de aceptación de su lado— y dile a mamá que deje se tranquilice que le llevaré sus galletas favoritas.
Después de escuchar los gritos de mamá diciendo que si no iba pronto me golpearía con la chancleta y papá diciéndole que se callara, termino la llamada y pude subir al coche y manejar directo al súper mercado a comprar algunas cosas.
Cuando por fin llegó estacionó cerca de la entrada y camino directo a tomar un coche de compras cuando estoy por llegar choco con alguien haciendo que las compras de la persona terminen en el suelo.
—¡Perdón! Disculpa que no te eh visto—exclamo mientras me agachó para ayudar a juntar las compras.
—No te preocupes que eh sido yo el distraído— dice una voz grave.
Levanto mi rostro y nuestras miradas se cruzan.
Una mirada azulada contra una grisácea.