Ángel se empeñaba en convencerme para volver a clases, pero yo no quería y no comprendía su afán por ello. Según él se había encargado de todo y ya no había nada por lo que tuviera que preocuparme. A mí eso no me interesaba, no quería volver a ese lugar, ¿Qué haría? ¿Perdonar a todos los que me habían hecho daño? Para mí no tenía sentido, no olvidaría lo que me habían hecho. Incluso a los que guardaron silencio. No es rencor, eso ya da igual. Sólo no quiero volver a lo mismo.
Al final logré convencerlo de que yo le era mucho más útil estando en casa que en la escuela. Y era verdad, si él quería mi ayuda para su alocado plan con la muchacha mágica, me necesitaba.
Había comenzado a recordar con más claridad los hechos acontecidos mientras lucí Ángel, y ya le había sacado el rollo a la chica. Creía saber qué hacer para que ella y Ángel se relacionaran un poco y luego él siguiera con lo suyo. Me desconcertaba montones el plan, pero no había de otra. Él necesitaba ayuda y yo estaba dispuesta a estar para él.
—¿Dices que no le gusta la magia?—Ángel lucía estupefacto. Claro, para un mago la magia es algo primordial.
—Sólo digo que a ella no le gusta usarla de manera innecesaria.
—¿Y eso cuándo es? Bajo mi criterio siempre es necesaria, o al menos increíblemente útil.
—Estás acostumbrado a ella, quizá sea por eso—me encogí de hombros—, ahora ya date prisa con el pastel, tengo hambre.
Eran alrededor de las siete de la tarde, mis padres habían salido y aprovechando que estaríamos a solas decidí programar algún panorama que potenciara a mejorar nuestra relación. Ángel era un buen tipo, o al menos eso creía, y si iba a tenerlo bajo el mismo techo debía saber mucho más de él.
—Entonces, ¿Pastel y película? No lo sé, Sofía, a mí esto me huele a una cita.
Puse los ojos en blanco y negué con la cabeza—No te hagas ilusiones. Sólo quiero que nos llevemos bien, tal vez que… seamos amigos.
—Pero me besaste, Sofía, ¿los amigos hacen eso?
—¡Yo no te besé! Tú me besaste a mí—Ángel estaba de espaldas a mí, pero estaba segura de que había una sonrisa burlona en su rostro. Acababa de sacar el pastel del horno y la cocina olía delicioso, de no ser por eso mi enojo habría sido más salvaje.
—¿Me ayudas a decorar?—Claro, ahora se hacía el desentendido.
El biscocho del pastel era de chocolate. Le había dicho a Ángel que amaba con toda mi alma el cacao y que quería el pastel más chocolatoso posible. ¡Olía exquisito! Nunca antes había sentido un olor tan rico y maravilloso a pastel. Yo moría por comerlo pronto.
—Hice una crema de chocolate y si quieres le agregamos mermelada, o más chocolate, no lo sé—Ángel comenzaba a incorporar el relleno al pastel, el cual por cierto era bastante grande. Yo ayudé poniéndole chips de chocolate en la cima. Quedó alucinante.
—¡Al fin!—celebré elevando mis brazos en el aire al terminar, luego comencé un bailecito pequeño que se me ocurrió en el momento, Ángel me miró con expresión de desconcierto. Bailé más raro aún.
—Partiré unos trozos…
—¡Pondré la película!
Corrí emocionada a la sala de estar y encendí el televisor. Ya habíamos acordado qué ver, ¡una película de magos! Ángel jamás había tenido interés en ver una, según me contó, así que lo persuadí para que esta fuera su primera vez.
—Tenías hambre, así que esta porción gigante creo que estará perfecta para ti—Ángel se sentó junto a mí en el sofá de la sala. Le di play a la peli y comencé a devorar mi deliciosísimo trozo de pastel de chocolate.
—¡Oh, no puede ser!—Con el primer bocado me volví loca, ¿era posible enamorarse de la comida? ¿Podría casarme con el pastel? ¿Al menos con una foto de él?— ¡Esto está magnifico!
Ángel soltó una risa, que me pareció nerviosa—Bueno, ni siquiera está a la temperatura correcta. Debimos esperar a que enfriara antes…
—¡Eso da igual! Es exquisito, ¡me muero por este pastel! Lo amo, de verdad, ¡Lo amo! ¿Qué clase de embrujo le has puesto?
#50023 en Novela romántica
#24174 en Fantasía
#9638 en Personajes sobrenaturales
Editado: 28.10.2018