Todo lo que él nunca sabrá

Treinta y cinco

Era el día de mi cumpleaños.

Era un día sábado.

Yo no te había invitado a mi casa.

Estaría toda mi familia y no quería aun que te conocieran.

Pero llegaste de igual forma a mi casa.

Mi madre te había invitado.

Llegaste con un regalo.

La verdad no debías hacerlo.

Con verte ahí me bastaba.

Aunque me dio una vergüenza gigante.

No lo mal intérpretes.

No vergüenza por ti, no mucho menos.

Sinceramente, me encanto que llegaras ahí.

Verte parado en mi puerta con tu sonrisa de siempre.

Luego de eso nos pusimos a ver películas.

Si no mal recuerdo estaban dando High school musical.

Estuvimos la mayoría del tiempo riéndonos.

Luego llego una de mis mejores amigas.

Luego llego mi abuela, mis tías.

Todas me preguntaban «¿Quien es él?»

Así te fui presentando a mi familia.

Y así estuvimos hasta alrededor de las 12 de la noche.

Cuando tuviste que irte.

A pesar de que era el día de mi cumpleaños estuve distante contigo lo sé.

Lo siento por eso.



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En el texto hay: historiacorta, mejoresamigos, historia real

Editado: 11.06.2018

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