<<No confíes en nadie>> Esa frase hizo que mi cuerpo se tensara recordando a la mujer de mis pensamientos, miré a todos a mi alrededor quienes aún me observaban, algunos sonreían, mientras que otros me miraban como si hubiera invadido su hogar o algo parecido.
-¡¿Qué están mirando?!- Gritó Eider a mi lado, se notaba irritado.
-Tranquilo Eider, no hace falta que grites.- Estaba tan absorta en mis pensamientos que no me di cuenta de que una mujer de al menos 42 años y ojos de color verdes, se encontraba a mi lado.- Tú y tus ataques de ira.
-Lo siento, no puedo evitarlo.- Dijo y volví mirar a las personas que se encontraban allí, pero para mi sorpresa todos ya se habían volteado.
-Pero mira a quién tenemos aquí y con un cambio de look bastante drástico. Peyton Colt, hace mucho que no te veía... Desde...Dejame pensar.- Puso un dedo en su barbilla para simular estar pensando.- Oh, ya recordé, creo que fue cuando desapareciste y dejaste a mi hijo...- No pudo continuar hablando ya que Eider le cubrió la boca con su mano, yo entre abrí la boca sorprendida.
-Creo que se ha confundido, yo nunca había visto a su hijo hasta hoy.- Eider soltó a su madre y suspiró cansado.
-Pe...- Su madre iba a continuar hablando, pero Eider le hizo un gesto para que no continuara.- Oh, lo siento, creo que sí me he confundido, hijo hablaremos más tarde, luego de los entrenamientos.- Este asintió y su madre se dirigió hacia una tarima.
Me sorprendí al ver que Eider se colocó unos guantes y me sostuvo del brazo.
-Ni que tuviera gérmenes.- Murmuré por lo bajo para que no escuchara, pero como todo me sale mal, lo escuchó y me dio una mirada cargada de tristeza.
-Perdón, no quise darte a entender eso...Ven vamos a sentarnos.
Me jaló del brazo y nos dirigimos hacia una mesa que se encontraba vacía al final del salón, nos sentamos en unos bancos que se encontraban allí, Eider entre abrió la boca para hablar pero el sonido de un micrófono lo interrumpió.
-Buenas tardes, chicos. Para los que son nuevos, mi nombre es Holly Sullivan y es un placer estar aquí hoy con ustedes.- Hizo una pausa.- Todos los años, al cumplir la mayoría de edad, cada familia debe entregar a uno de sus hijos, estos serían sometidos a una serie de pruebas, que evaluaran su fuerza, destreza y sobre todo inteligencia.- Enumeró.- Bueno, ahora sí, comencemos. Los de primer nivel diríjanse a la sala de entrenamiento, los de segundo nivel al cuarto de los pensamientos y por último los del tercer nivel diríjanse a la práctica para el juego.- Pausó.- Recuerden, dependiendo de su desempeño avanzaran al siguiente nivel para así poder jugar.- Colocó el micrófono en una mesita y se retiró de la sala.
-Bueno, creo que aquí nos separamos.- Dijo Eider poniéndose de pie.
-Pero...¿Y el almuerzo?.- Me quejé haciendo un puchero. El sonrió y nuevamente tuve una sensación de familiaridad.
-¿No te lo han explicado aún?.- Negué como respuesta.- Cuando dicen almuerzo, es para dar las informaciones, pero no te preocupes, luego de entrenar puedes ir a la cafetería a comer.- Asentí y le brindé una sonrisa.
-Oh, entonces, creo que iré a entrenar.- Me levanté del asiento.- Gracias.
-¿Por qué?.- Frunció el ceño confundido.
-Por todo.- Solté y el se limitó a asentir. Me dirigí a la sala de entrenamiento con una sonrisa en el rostro.
Cuando llegué habían catorce personas esperando en la puerta.
-¿Por qué no entran?.- La pregunta salió de mi boca sin ni un aviso y todos me miraron confundidos.
-Porque aún no ha llegado la encargada.- Contestó una chica que se encontraba apoyada en una pared, era de baja estatura, ojos color avellana y cabello rojo.
-Gracias.- Asintió y continuó mirando al frente.
-Hola chicos, lo siento por llegar tarde, tuve un pequeño problemita, pero ya estoy aquí, vamos.- Abrió la puerta de la sala y entramos uno por uno.
Al entrar me encontré con una sala blanca donde habían cinco puertas de caoba, un sillón color ceniza y una gran pantalla situada en el centro del salón.
-Comencemos.- Dijo para luego agarrar una caja de tamaño medio.- Mi nombre es Tiffani Jones y seré la persona que les impartirá esta fase, para pasar al siguiente nivel tendrán que superar tres pruebas, pero tranquilos, será una por día, en la primera prueba se pondrá a prueba su fuerza, ahora coloquense estos trajes.- Nos pasó un traje blanco a cada uno/a y unas botas sin tacón.- El baño de las mujeres está a la derecha.- Señaló.- Y el de los hombres a las izquierda, y para el que no lo sepa el traje muestra como eres en realidad.- Fruncí el ceño confundida, pero no le tomé importancia.
Caminé hasta la puerta que señaló, al igual que las otras chicas, la abrí y inmediatamente entré a un cubículo.
Me aproximé al probador y me coloqué el traje, me quedaba un poco grande, pero como arte de magia se adhirió a mi figura y empezó a brillar. Pero, para mi sorpresa, eso no era todo, las botas empezaron a tornarse negras y así mismo el traje.