Todo por un gracias...

Capítulo# 3

Se escuchaba el constante parloteo de papá, siendo interrumpido únicamente por el sonido de los cubiertos golpeando los platos, mamá se le notaba perdida en sus pensamientos, la mire un rato y me pregunte en que pensaba tanto. ¿Estaría pensando en preparar la casa para la llegada de Juliette, arreglarla y hacer una rica merienda... O en el desastre de hija que me considera?. Agite mi cabeza, apartando esos pensamientos, mandandolos lejos y decidí yo perderme en los míos. 

Papá no dejaba de hablar, yo no le prestaba atención y asentía ligeramente con la cabeza o emitía un leve «Ajá» tratando de aparentar que lo escuchaba. En ese momento podría estar comprometiendome a ayudarlo a asesinar a su tirano jefe y a ocultar su cádaver y yo no me daría ni cuenta, pero sabía que no era así, al menos tenía ese consuelo, porque mi papá no es de esos y además él es su propio jefe.

Mis pensamientos me llevaron a divagar en mi pasado, recuerdos del tiempo en el que estuve en mi internado de música, aquellas amigas que tuve de las cuales parte de ellas son famosas actualmente, se volvieron cantantes, formaron bandas, incluso ganaron premios y se olvidaron de mí. No pude terminar mis estudios, de haber sido así yo ahora sería por lo menos compositora o estaria ocupando sus lugares, pero ahora mis sueños se habían hundido a más de mil metros bajo tierra; volviendose una meta inalcansable... Imposible, por razones que yo ni siquiera conocía.

Mi nombre seguido de una palabra clave y critica frente a mi madre me sacaron abruptamente de mis pensamientos pero no sin antes de que de mi gargante se escapara un inconciente «Ajá» de apariencia afirmativa. Abrí los ojos a más no poder y agite mi cabeza reaccionando mientras trataba de procesar lo sucedido.

-¡Me alegro mucho por ti, nena!- exclama mi padre.

- Espera, espera- insinue nerviosa- ¿Podría, por favor, repetirme lo que dijiste? Es que no estoy segura si escuche bien lo que mencionaste hace un rato.

- Que si vas a ir al concierto que te invitaron de Sin Bandera o no.

Mi madre dejo de comer y me miro seria. No le habia mencionado nada del tema y no queria que se enterase, no aún. No estaba lista para hablarle del tema, no sabia que decir y peor aún como reaccionar a sus posibles reacciones. Además de que ahora habia causa un efecto aún peor el hecho de que se entero por boca de otro que no era yo. A mamá le molestaba averiguar cosas por rumores o algo por el estilo y eso fue precisamente lo que paso. Papá no lo hizo a propósito, él no tiene ni idea de mi situación con mamá, las pocas veces que la ha visto actuar brusca y fríamente conmigo la he terminado justificando con estres o cansancio. Su mirada disimulada pero asesina que yo conocía perfectamente me ponía nerviosa e intimidaba sabia que significaba: «Te metiste en serios problemas, jovencita. Explícate si quieres piedad de mi parte» y esa mirada me daba la certeza de que si estuvieramos solas ya me habria abofeteado. Suspire dolida, yo no quería su piedad, yo solo anhelaba su amor y comprensión. Yo solo soñaba tener una madre de verdad.

-Yo... Yo no lo sé. Me lo estoy pensando- mire a mamá, quien me dedico una mirada más severa- Además aún no hablo con mamá del tema. 

Como si; con mi última frase; hubiese tocado un botón invisible mi padre se volvió a ver a mi madre, con una expresión llena de curiosidad, ella al sentir la mirada de papá sobre si solto un suspiro y sin aligerar la presión dirigida hacia mí en su mirada, insinuo con una voz seca que solo yo detecte:

-Luego lo hablamos, Débora. Ahora solo quiero comer en paz- miro a mi papá con una expresión de dulzura- Sigue contándome qué más encontraste en las cosas guardadas en el ático, amor.

Así que eso hacia papá allá arriba, revisando las cajas viejas donde se guardaban recuerdos de cuando Juliette y yo eramos una niñas, cuando papá y mamá estaban recien casados o incluso de cuando eran solo novios. Me imagine a mamá de joven: Con sus ojos marrones llenos de vida, su sonrisa llena de dulzura y sus abrazos de amor y ternura. Me pregunto dónde se fue aquella mujer a la que de pequeña amaba tanto y me correspondía. Me dije mentalmente que despúes de comer iría con papá a revisar y ayudarlo a ordenar aquellas cajas, anhelaba ver su contenido inundado de tiernos recuerdos. Tal vez hayan fotos, es muy probable, o ropa de bebés y juguetes, en fin, sea lo que sea trataré de llevarmelo a mi habitación para tenerlo siempre presente y así nunca olvidar aquellos momentos de juego, canto y baile con Juliette, mamá y papá. 

-Papá, yo quiero ir contigo a ver las cosas en el ático- dije calmada.

-¿Disculpa?- exclamo mamá mirándome- Usted, jovencita, tiene algo de que hablar con...

- Ya, Mary. Queda mucho tiempo para eso- le interrumpio papá colocando su mano sobre la de ella- Déjala ayudarme en el ático.

-No lo sé, amor... No creo que el concierto esté tan lejos que se diga. 

-Pero... Me gustaría pasar tiempo con ella... Recuerda que yo no estaré por siempre.

Mamá suspiro y asintió. Un sentimiento de preocupación y desconfianza me abarco, lo que dijo papá, el tono en el que lo hizo y la miradas que ambos se dedicaron no me daban buenas referencias, me asustaban y me daban el presentimiento de que algún secreto ocultaban entre ellos dos. Los analice con la mirada, tratando de captar todo lo que parezca sospechoso y cuidando de que no se me escape ningún detalle, por más minúsculo que sea. Nada, sus expresiones irradiaban tranquilidad, pareciera que hablaran de un futuro, cuando ya estén ancianos y al borde de la muerte, pero el presentimiento dentro de mí se nego a bajar la guardia ante eso. 




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