—¿Es verdad que esta usted embarazada?—dijo uno de los reporteros,acercando su grabadora a mi rostro casi metiéndomelo a la boca.
—No,no estoy embarazada—dije con una sonrisa fingida.
Maldición no se por que demonios acepte esto,creo que el hombre me dio lástima.
Onur Steins mi amado esposo,se encuentra a mi lado con uno de sus brazos abrazando mi cintura. Al salir del hotel,un grupo de reporteros se amontonó a nuestro alrededor,fingimos nuestra mejor sonrisa y comenzamos a responder sus atosigantes y estupidas preguntas.
—¿A qué se debe su repentino matrimonio?
—Sólo fue algo que surgió de repente,se lo propuse y nos casamos,así lo quisimos—respondió Onur.
¿Me lo propuso? ¿Cuándo? Que no me acuerdo.
Oh sí...ESTABA MUY EBRIA COMO PARA SER CONCIENTE DE LO QUE HACIA,Y RECORDAR TODO ESO.
—Ya vámonos—murmuré entre dientes,con la sonrisa aún en mi rostro.
—Con permiso—dijo para abrirnos paso entre la muchedumbre.
Yo los apartaría a todos a golpes,pero no quiero más escándalos.
De no se donde salieron dos gorilas y nos ayudaron con los reporteros,llegamos a un bello BMW negro,y Onur me abrió la puerta del copiloto,entré y a los segundos él lo hizo igual.
—Maldito seas—dije,dándole un golpe en el brazo.
—Deja la agresividad,mujer—dijó arreglando su chaqueta,luego arrancó el auto y aceleró.
—Déjame en mi casa—me crucé de brazos,mirando por la ventana.
—Dame la dirección—Se la di,y no volvimos a cruzar palabra.
¿Cómo llegué a esto?,Llevo no se cuantas horas casada con un completo desconocido,solo se que se llama Onur Steins y es empresario,nada más. ¿Es guapo?sí,no lo niego,en este momento tengo ganas de arrancarle ese traje con los dientes. ¿Tuve sexo con él? No me acuerdo,pero por la manera en la que nos encontrábamos creo que sí,es una lástima que no lo recuerde.
Puedes repetir,es tu esposo ahora.
Vaya,ya te extrañaba consciencia.
Lo sé,a lo que iba,puedes tener sexo con él las veces que quieras...
S...¡No! Agh no me ayudas,estupida voz,desaparece.
—Ya llegamos—su voz,que ahora me doy cuenta que tiene un ligero asento italiano,me sacó de mis pensamientos.
—Gracias—dije bruscamente,bajandome del auto.
—Mañana pasó por tí—dijó serio.
—¿Por...—mi pregunta quedo en el aire,por que el muy...se fue a toda velocidad.
Solté un largo suspiro y a largas zancadas entre a mi casa,cerré la puerta tras de mí y me apoyé en ella.
Maldito Steis.
Subí las escaleras y fui a mi habitación,me despoje de mi ropa y me metí al baño,para darme una ducha.
Narra Onur Steins:
—Amigo,me entere de lo sucedido,y estoy muy indignado contigo—dijo Mario,entrando a mi oficina.
Mario Montiel,mi mejor amigo y socio,nos conocemos desde que tengo memoria,ya que nuestras madres son amigas de años.
—No me lo recuerdes—dije pasando mis manos por mi rostro.
—¿Cómo es que no la conocía?—se llevó una mano al pecho con dramatismo.
—Es que yo tampoco la conozco—admití,él es la única persona con la que puedo sinceramente.
—¿Cómo?—se acomodó en su silla.
—No se que fue lo que sucedió,anoche bebí un montón,y esta mañana sólo despertamos en mi departamento,con unas sortijas y el acta de matrimonio.
—Valla—murmuró—¿La llevaste a tu departamento?
—¿Eso fue todo lo que escuchaste de lo que te dije?
—No,pero...¿En tú departamento?.
Se porque se sorprende tanto,nunca llevo a
ninguna mujer a mi departamento,desde...hace mucho.
—Sí,Mario,eso dije.
—Quiero conocerla—dijo luego de unos minutos.
—Mamá también—suspiré
Charlamos unos minutos y luego comenzamos a hablar de negocios dejando el tema de mi "feliz matrimonio" de lado.
Luego de largas horas de trabajo,llegue a mi departamento,ya era de noche así que fui directo a mi habitación,entre al baño y me di una ducha.
Salí del baño y me coloqué mi bóxer junto con un pantalón chándal,me acosté en mi cama,con mis brazos bajo mi cabeza.
Tome mi móvil de la mesita de noche,y revice mis redes sociales. Habían miles de felicitaciones en Instagram,Facebook y Twitter. Entre en una de las fotos que compartí en Facebook en algún momento de la noche de ayer o madrugada de hoy. Fue ella quien nos tomó esa foto,yo la abrazaba por la espalda mientras apoyaba mi mentón sobre su hombro,ambos sonreímos,nos veíamos...felices o muy ebrios. Fui mirando cada una de las fotografías,en las que hacíamos caras,en las que mostrábamos las sortijas y el acta,y muchas más.
Suspire y deje mi móvil de nuevo en su lugar.
Me coloqué de costado,y mi rostro quedo apoyado en la segunda almohada de la cama. Un embriagante aroma a jazmín inundó mis fosas nasales,estúpidamente cerre los ojos.
Luego de unas largas horas de girar de un lado a otro en la cama,pude conciliar el sueño.