Todo Por Una Mujer

Capítulo 2

Desperté en una pequeña oficina, no había mucho que ver, estaba tirada en un sillón, con mi ropa intacta y una manta café claro cubriendo me, el clima se había echo un poco frío.

Pero... Victoria... ¿Dónde demonios está Victoria?

Me levanté lo más rápido que pude, intenté abrir la puerta, pero, nada, estaba cerrada por fuera. Podía romper tal cerradura, pero, no quería más problemas con Michael, después de todo, ahora lo necesito.

Al carajo, necesito saber dónde está mi hija. Tomé todo el impulso que pude y coloqué todas mis fuerzas en mi pie izquierdo, la cerradura era fuerte, pero en tres patadas ya estaba rota.
Salí, recorrí cada puerta abierta que encontré hasta que...

—¡Atrapen la, es ella! -No conozco esa voz y para ser sincera no quiero conocerla, corrí lo más rápido que mis piernas me lo permitieron, derribando objetos detrás mío para ganar tiempo. Quiero irme de aquí, pero no me iré sin Victoria. —HE DADO LA ORDEN DE QUE TE DETENGAS -Seguían detrás mío, corriendo y gritando. Hasta que me acorralé en un pasillo con una sola puerta café, no tenía otra opción más que entrar.

Abrí la puerta, y la cerré tras mío, tomé una de las sillas y trampé la cerradura.

—¡Mami!, Estás aquí -Oh por Dios.

—Cariño te estaba buscando -No podía evitar abrazarla, no soporto que la separen de mi.

En ese momento empecé a escuchar los pasos apurados de esos hombres, acercándose cada vez más. Hasta que, se detuvieron y no hubo más ruido, tomé a Victoria y la escondí debajo del escritorio, era un buen escondite y no se me ocurría nada más.
Uno de los hombres intentó abrir la puerta, pero al observar que ésta no se abría, la rompió de una sola patada, la silla cayó, y aquel hombre entró, me quedé paralizada. No sabía que seguiría después...

—Ariel, ¿Es en serio? -Su voz... Me daba seguridad aunque no podía confiar del todo. —Te doy tu espacio para que puedas descansar, cuido de tu hija en lo que reposas, ¿¡Y te atreves a romper mis puertas y lastimar a mis hombres!? -Su tono era... De juego y un poco indignado.

—Separaste a Victoria de mi, no soporto que la alejen de mi. -Fue lo único que pude soltar.

—Es todo caballeros, pueden retirarse -Ordenó.

—¿Esta usted seguro señor? -Replicó uno de ellos.

—Vayase -Afirmó Michael.

Después de unos largos e incómodos segundos de silencio y de estar frente a frente, Victoria habló.

—Mami, ¿Ya puedo salir? -Escuché unas cuantas carcajadas cuando la pequeña terminó su pregunta.

—Si linda, ya puedes salir -Respondí.

—¿De verdad la ocultaste bajo mi escritorio? -Soltó Michael aún riéndose del asunto.

—Tú hubieras hecho lo mismo -Afirmé.

—No, claro que no, yo hubiera salido a pelear a puño limpio y te consta -Y sí, me consta.

La pequeña se levantó, y en cuanto vio a Michael corrió hacia donde él para abrazarlo y llenarlo de dulces. Después de todo, es cierto eso de que "La sangre llama a la sangre", ¿No es así?... Me temo que sí...

Me senté en uno de los sillones de la oficina de Michael, donde tenía total vista de un cuadro muy tierno para el Michael que conozco hoy. Estaba cansada, y tenía la pierna lastimada... No sé cuántas puertas rompí, pero estoy satisfecha con ese dolor.

Michael volteó a verme y se percató de mi pantorrilla sangrante, pude notar por un momento en sus ojos, que aún le importo, aunque sea un poco, pero ese poco es suficiente y lo tengo que aprovechar...

 



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En el texto hay: romance, amistad, accion y aventura

Editado: 08.12.2019

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