Todo se cura, hasta el corazón

XV

SIRIANA

 

Hace media hora que empezó la clase y no dejó de mirar a Noah que está sentado con Kendall. Hoy se supone que se sentaba conmigo, porque habíamos decidido que un día me sentaba con mi mejor amiga y el siguiente con Noah; pero lo único que recibimos de su parte con Zaida fue un saludo y nada más. No dijo nada sobre mis ondas, se limitó a sonreírnos y giró hacia adelante al momento de comenzar la clase.

 

Con mi mejor amiga nos miramos sin entender, y decidimos no darle mucha importancia, o por lo menos Zaida lo decidió, yo estaba preocupada. Aunque tal vez estoy exagerando un poco la situación.

 

××♡××

 

Suena el timbre del primer recreo y Zaida se levanta de su lugar mientras agarra el celular.

 

—¿Vamos a comprar algo para comer?

 

Yo miro hacia delante; mi vecino no deja de hablar con Kendall. Vuelvo a dirigir mi vista a Zaida y ella me agarra del brazo para llevarme.

 

Al terminar de comprar unas galletitas y una gaseosa, nos vamos al patio. Ya sentada ella me pregunta:

 

—¿Qué te pasa?

 

Sin rodeos respondo:

 

—Creo que me gusta Noah, creo —susurro esto para que nadie pueda escucharme.

 

—¿Recién ahora te das cuenta o recién ahora me lo querías contar?

 

—¿Que yo qué? —No estoy entendiendo nada.

 

—Sí, recién te das cuenta —afirma mi mejor amiga—. No es noticia igual, yo me tiraba más por la primera opción que por la segunda.

 

—Esperá, ¿qué? —digo sin comprender.

 

Ella suelta el aire exasperada.

 

—Qué recién te das cuenta de que te gusta Noah, o simplemente no querías aceptarlo —dice terminando de masticar una galletita—. Igual tranquila, eso le pasa a todo el mundo.

 

Pienso un poco en lo que me dice y creo que tiene razón.

 

—Me di cuenta de esto ayer cuando hablaba con mi abuela.

 

—Bendita sea tu abuela que te sabe hacer entrar en razón. No sé cuántas veces te dijimos con mi tía que te gustaba Noah y él de vos, y no quisiste aceptarlo.

 

Frunzo el entrecejo.

 

—No, pará, él no gusta de mí, no es algo mutuo.

 

Le robó una galletita y la muerdo.

 

—No seas tonta, por la forma en que te mira es algo mutuo, punto final.

 

—Me mira como la amiga que soy.

 

Ella deja la galletita que está comiendo a un lado y me mira mal.

 

—No seas tonta, por favor y acepta ya que ambos se gustan.

 

—Tendrías que dejar de decir tantas pavadas, Zaida —le digo mientras suena el timbre de que finalizó el recreo.

 

Las dos nos paramos de nuestros lugares y nos vamos al salón.

 

—En verdad no sé si me gusta, o sea, creo que sí, pero no sé.

 

—¡Ay, por favor! —grita mirando al cielo— No seas tan boba, admitilo de una vez.

 

—Es que no lo sé... —comienzo diciendo con duda, hasta que me veo interrumpida por Zai.

 

Zaida me para en la puerta del salón y me mira fijo a los ojos.

 

—No, basta, por la única razón por la cual no querés aceptarlo es porque tenes miedo a que él no sienta lo mismo que vos y que pase lo mismo que cuando eran chiquitos —Mira hacía todos lados para ver que nadie la escuche—. Yo creo que le gustas, y espero no equivocarme. Solo esperá, con el tiempo vas a saber si les gustás o no. Pero no niegues tus sentimientos.

 

Y con eso último, entra al salón.

 

Entro yo también y veo a Noah y Kendall charlando, hasta que él me ve.

 

—Siri, ¿hoy nos volvemos juntos?

 

Esa pregunta me dio tranquilidad, ¿y para qué mentir? También me dio alegría. Y es como si haberlo visto con los demás chicos charlando jamás hubiera pasado.

 

—Sí, dale, nos volvemos juntos —le contento sonriendo.

 

××♡××

 

El resto del día hablamos como siempre entre los tres, nada más que ahora se sumó Kendall; cosa que no me molesta mucho. A Zaida sí, porque dice que hay algo en ella que no le gusta. Yo pienso que es muy buena chica, solo que no le tengo mi total confianza.

 

Ahora me preparo con Zaida para ir a la iglesia, hoy hay reunión de jóvenes. Ya hace un par de semanas comenzó a ir conmigo y con Noah, y me alegra un montón que haya conocido Jesús; a ese Jesús que vino a la tierra, se hizo hombre y murió en la cruz para salvar a toda la humanidad. Y más me alegra que ahora pueda yo tener una comunión con Dios, una relación en donde ahora me puedo acercar a Él y contarle cómo me siento. Me puse como meta orar todas las noches, hablar todos los días con Dios y leer la Biblia. Me hace tan bien. Mi abuela también está contenta por nosotras, ella venía orando por mis papás y por mí, para que volvamos a Dios. Ahora solo falta que mis papás vuelvan a tener una relación con nuestro Padre Celestial, y ya me uní en oración con mi abuela por ellos. Tengo la esperanza de que van a volver.

 

Cuando ya terminamos de prepararnos, vamos al comedor para esperar a Noah me mande un mensaje así nos vamos nos tres juntos. Miro la hora en ni celular y son las ocho menos diez; a las ocho y media comienza la reunión.

 

—Ya deberíamos irnos, ¿no? —pregunta Zaida.

 

—Sí, estoy esperando el mensaje de... —no termino de hablar que me llega un mensaje de mi vecino.

 

Noah:

¿Están listas?

 

—Vamos que está afuera —le digo a Zai. Saludamos a la familia y salimos de mi casa.

 

Afuera escucho que alguien toca bocina, es el auto del señor Baker; él siempre nos lleva hasta las reuniones y al terminar nos traen nuestros líderes. Por fin iba a poder hablar con Noah. Hoy al final no nos pudimos volver juntos porque los padres lo habían pasado a buscar, él tenía turno con el médico y se le había olvidado.



#33425 en Novela romántica

En el texto hay: amor, dios, cristiana

Editado: 13.11.2020

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