Ella solo asintió con la cabeza.
Seguimos caminando dirigiéndonos a la clase privada, yo estaba hablando con Scarlette sobre una decoración de mi cuarto así que no veía por donde estaba caminando.
Cuando siento que choco con algo o con alguien, es un chico.
-tu quien eres- le pregunte de una forma amenazante,
El solo me miraba a los ojos en forma de asombro, es como si fuera entrado en shock.
Es un chico alto, pelinegro, piel blanca, ojos verdes como de la suerte y esta vestido con una camisa blanca y pantalón negro, una chaqueta negra y unos tenis negros, con una mochila al hombro, esta despeinado, pero aun así se ve bien.
Hay dios mío que estoy diciendo, este es un idiota.
-quien eres- volví a preguntar, pero esta vez levanté la voz, ya que me estaba impacientando el silencio.
-no sé, dime tu preciosa, me llamo Alex - me lo decía en una forma picara, sensual y dándome la mano.
Wao, Wao, Wao, alto ahí, estop, ¿este idiota está coqueteando conmigo? Ya se pasó de la raya.
- ¿perdón? Se nota que eres nuevo por aquí- le dije de una forma seria
No me dijo nada solo me miraba a los ojos.
-mira igualado, no te equivoques conmigo, puedo hacer que te arrodilles a mis pies o que salgas de este instituto prácticamente muerto, así que no te equivoques. - se lo dije de una forma amenazadora y acercándome a el para quedar cara a cara, quedamos tan cerca que le podía escuchar la respiración agitada, el estaba asombrado, pero yo estaba puta, estaba de malgenio.
-wao nena das miedo-me dijo esto en una forma sensual
No pude aguantar más las ganas y le pegue su cachetada, le pegue tan duro que sonó y el voltio la cara, le deje la mano marcada en su mejilla y mi mano se puso roja y me dolía, estaba tan furiosa que no media mis palabras.
-idiota, igualado, hijo de puta, ya eres hombre muerto, no sabes con quien te metiste, no sabes con quien estas hablando, te vas a arrepentir. -Le dije esto y muchas cosas más, tenía tantas ganas de pegarle, pero me contuve ya mis acompañantes lo harán.
Quítate-lo empujé con el hombro y seguí mi camino con el ceño fruncido, mis amigas me siguieron.
-tranquila, ya cálmate, estas muy agitada- me decía Scarlette
- ¿por qué no hicieron nada?, ¿por qué no se metieron como lo hicieron en el descanso con esas chicas ah? – les pregunte casi gritándoles.
-hay perla, de verdad nos estas preguntando eso? -Me dice Maia en forma de gracia
Yo asentí con la cabeza
-por que es un chico y uno muy lindo déjame aclararte, nosotras entramos en shock cuando lo vimos, salimos del transe cuando te vimos caminar.
Ja, que amigas, con ellas para que enemigas
No digo nada, mejor guardo los comentarios para mi
Seguí caminando, no podía sacarme a ese imbécil de la cabeza, era como si me lo hubieran tatuado en el cerebro
Estaba pensando como hacer que me pidiera disculpas, quería verlo sufrir.
Salimos de la clase privada y yo aun no sabia que hacerle a ese imbécil.
Mis amigas me preguntaban muchas cosas, pero en si no les ponía atención, todavía seguía dándole vueltas a mi cabeza de cómo podía vengarme.
Y en ese momento se me vino una idea a la cabeza.
-William- llame a uno de los estudiantes del instituto necesitaba que me hiciera un favor.
-dime perla- él me dice perla porque no lo voy a negar, el me cae bien, así que lo dejo que me llame de esta manera.
-Necesito me que hagas un favor- le dije acercándome a él ya que estábamos algo alejados- ¿ya viste al chico nuevo?
El asintió con la cabeza
-bien, pues necesito que le des una paliza y lo saques de este instituto con las costillas rotas- el me miraba asombrado
- ¿De verdad quieres que haga eso perla? ¿No es muy cruel con alguien nuevo? -Me decía aun así asombrado
-Mira William, o haces el favor y nos deshacemos de esa basura o yo misma lo hago y de paso me encargo de ti y ya sabes cómo -le dije de malgenio y acercándome aun así más a él, el solo asintió con la cabeza y se fue
Me parece el colmo que me diga eso, es como si se hubiera hecho amigo de ese imbécil.
Él sabe muy bien que la persona que se meta con una G4 o con perla Bidal se despide de esta vida.
Y ese imbécil pensó que yo iba a caer a sus pies solo porque me dijo preciosa.
por favor, de verdad yo no soy de esas personas de que te dicen mil cosas bonitas y caes a sus pies.
No, definitivamente no, me falto el respeto y eso no se lo perdono ni a mis padres.
Llego la hora de la salida, ya todos los estudiantes estaban saliendo, cuando veo al imbécil que me coqueteó salir del salón dirigiéndose a su casillero, lo abrió y vio la tarjeta roja que había dejado colgada en la parte superior de este, necesitaba que la viera para que supiera que ya estaba muerto, la cogió entre las manos la leyó y la voto al piso.
Ah, ¿ese imbécil voto una tarjeta roja al piso?, que idiota, ahora si es hombre muerto.