"Tomodachi to hoka no nanimonai" 5

CAPÍTULO 4

Durante varios días, Jungkook no pudo quitarse de la cabeza a Jimin. Aguzaba el oído a través de la liviana pared que los separaba, pero no conseguía escuchar nada. No se atrevía a llamar a su puerta por si su novio hubiera vuelto y su visita pudiera ocasionarle más problemas que ayuda, pero el continuo silencio de la casa de al lado le tenía muy intranquilo y al fin se decidió a llamar a la puerta. Le abrió un Jimin pálido y ojeroso.

—Hola, Jungkook.

—¿Cómo te encuentras?

—No muy bien, hace tres días que no paro de vomitar.

—¿Ha vuelto?

Jimin asintió y unas lágrimas silenciosas le empezaron a rodar por las mejillas.

—Hace dos días… para marcharse definitivamente.

—Ven a casa y me lo cuentas.

—Puedes quedarte aquí un rato… no va a venir.

—Prefiero en mi casa, Jimin. No me siento cómodo en un lugar donde sé que te ha golpeado.

—De acuerdo.

Jimin cogió las llaves y lo siguió. Se sentó en el sofá y recostó la cabeza contra el respaldo, permitiéndole ver la vulnerabilidad que había en su cara. Parecía un niño, asustado e indefenso… un niño que iba a convertirse en papá en pocos meses.

—¿Cuánto hace que no comes?

—Como, pero no consigo retenerlo.

—Te voy a preparar una infusión de manzanilla, te aliviará los vómitos.

—¿Una infusión?

—Sí, consiste en hervir hierbas en agua y beber el líquido después de colarlo. Mi tía Inma es una experta en todo tipo de hierbas, y la verdad es que dan resultado. Para alguien embarazado es menos dañino que una medicina tradicional y la manzanilla tiene un sabor agradable.

—Gracias.

Puso el agua a hervir y regresó junto a Jimin.

—Y ahora cuéntame que pasó con Josh.

—Vino hace dos días muy convencido de que yo estaba asustado y dispuesto a hacer lo que él quisiera, pero le dije que no iba a abortar. Primero trató de convencerme por las buenas de que era lo mejor para mí, dijo que soy muy joven para ser papá, que no era el mejor momento… pero yo me mantuve firme. Este niño me está dando una fuerza que nunca he tenido antes, de modo que le respondí que no, que quería tenerlo por encima de todo. Entonces me dijo algo que yo ya sabía, que tendría que elegir entre el bebé y él, porque no se iba a hacer cargo de ningún mocoso. Volví a decirle que tendría el bebé por encima de todo, incluso si eso significaba perderlo a él. Eso lo enfureció muchísimo y se abalanzó sobre mí para golpearme, pero esta vez yo estaba preparado y tenía unas tijeras en la mano. Las había cogido de forma instintiva, solo por si acaso, pero las alcé y le amenacé con ellas. Sé que si hubiera querido me las habría podido quitar fácilmente, pero se detuvo en seco, incrédulo de que yo le hubiera plantado cara. Nunca lo había hecho antes, pero estaba dispuesto a defender a mi hijo por encima de todo. Se dio la vuelta refunfuñando sobre mi ingratitud, dijo que se había ocupado de mí siempre y que así se lo pagaba. Trató de hacerme sentir mal, y lo consiguió, pero mi niño está por encima de todo en este momento. Hizo la maleta, recogió sus cosas y arrojó su copia de las llaves sobre la mesa añadiendo que el alquiler estaba pagado por este mes, pero que a partir del próximo me las tendría que apañar solo. Y se fue.

Había hablado de un tirón, soltando todo lo que llevaba dentro, vaciando su alma, su miedo y su angustia y no fue hasta que terminó de decir la última palabra que no se derrumbó y empezó a llorar. Jungkook lo abrazó con ternura dejando que empapara su camiseta con las lágrimas que con toda seguridad llevaba conteniendo durante días. Cuando le pareció que ya el llanto le hacía más mal que bien, lo soltó, y le tendió un pañuelo.

—Cálmate… añadiré un poco de tila y melisa a la infusión y verás cómo te relajas.

—Gracias…

Lo dejó solo un momento mientras vertía las hojas en el recipiente y lo dejaba reposar. Por dentro hervía de indignación ante el comportamiento de Josh; en su familia tanto él como sus hermanos habían sido tan queridos por sus padres que no le entraba en la cabeza cómo un hombre podía largarse tan pancho sabiendo que dejaba atrás a un hijo y a un chico embarazado y sin recursos. Se consideraba un hombre tranquilo y pacífico, pero si tuviera a aquel tipo delante en aquellos momentos sería capaz de estrangularle.

Regresó al salón con una taza humeante en la mano.

—Espera que se enfríe un poco y tómatelo. Luego te prepararé algo ligero de comer.

—No es necesario, Jungkook… no quiero causarte más molestias. Bastante haces con escuchar mis problemas y animarme.

—No es ninguna molestia. Iba a preparar algo para mí, podemos compartirlo. Me quiero asegurar de que lo retienes en el estómago antes de que te marches a casa. Además, me viene bien un poco de compañía, siempre ceno solo y me da nostalgia de mi familia.

Jimin bebió sorbo a sorbo el líquido templado y sintió que tanto sus nervios como su estómago revuelto se iban calmando. Contempló a Jungkook, ese hombre alto y serio de profundos y melancólicos ojos pardos y se dijo que debía sentirse muy solo para ayudarlo en la forma en que lo estaba haciendo sin pedirle nada a cambio. Ni siquiera lo había mirado como algo más, y eso lo tranquilizaba.

Compartieron una cena a base de sopa de verdura y yogur, y después se sentaron en el sofá a charlar un rato. Jungkook quería asegurarse de que no vomitaba la cena, pero en su fuero interno sabía que esa no era más que una excusa. Deseaba la compañía del chico, un rato de charla amistosa para la sobremesa, algo que hacía mucho tiempo que no disfrutaba. La conversación recayó sobre el embarazo.

—¿Sabes de cuánto estás?

—El test decía que de seis semanas, y de eso hace ya casi tres.

—Nueve semanas… —dijo Jungkook pensativo—. Supongo que no te ha visto un médico ni te has hecho analíticas… ¿me equivoco?

—No, no te equivocas.

—Pues ya es hora.

—No tengo apenas dinero, ni seguro médico.



#7316 en Fanfic

En el texto hay: kookmin, bts

Editado: 02.10.2019

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