Tormenta [almas perdidas]

Capítulo 20.

¡Ella no te necesita más! 

Aleska. 

Tener que poner cara de buena por toda la velada no es de mí claro agrado, y todo para que Charlie terminara echando todo a perder de nuevo como cada maldito año y Darleen se haya vuelto a ir como cada uno de sus cumpleaños anteriores. No me queda ninguna duda dentro de mí que Charlie por más que sea mi hermano mayor no sabe cómo hacer que su hija se sienta bien de nuevo con él mientras pasan tiempo juntos; siempre la terminan alejando y utilizando para cualquier cosa, nunca la dejan ser ella misma. Siempre tiene que recurrir a su personalidad de Jinx, —aunque ellos ni tenga idea de ella—, tiene que hacerse a sí misma lo que nadie más le podría hacer sin terminar muerto mucho antes de tocarle un solo cabello.

Cuando me di cuenta de que ya solo quedaban en el gran salón Shadow, Abbey, mi padre, Charlie y Adalyn me acerqué con seguridad hasta dónde está mi hermano tomando una copa de sangre no faltaba menos, siempre piensa en sí mismo y nunca en las necesidades de los demás cómo en las de su hija mayor, sabe que odia la sangre servida y fría; por eso siempre prefiere ir a cazarla y beberla del cuerpo aun caliente que tener que soportarla fría y ya sin la esencia del dolor como a ella le gusta.

—Aleska —me llama con alegría.

—Charlie —le respondí intentando ignorar el aroma a muerto.

—Ahora que te veo necesito comentarte algo sumamente importante —si no me digas que coincidencia hermano, yo también.

—Sí yo también quiero que toquemos el tema sobre el nuevo pacto con la manada de la familia de los Fleming —le digo con el sumo respeto que le tengo solo por ser mi hermano mayor pero no por ser un ejemplo que quisiera seguir ya que claramente sus hijas o mejor dicho que su hija no quiere seguir por nada del mundo—. ¿Ya se lo has comentado a Adalyn?

—No.

—Y, ¿qué es lo que estás esperando? Sabes que sin la autorización de ella no puedes hacer nada.

—¡Claro que si puedo!

Intente mantener la calma realmente no quiero armar un escándalo en estos momentos.

—Bien, entonces debemos hacer lo antes posible.

—Tú no harás nada, de eso se debe encargar mi hija, Darleen —no puedo creerme lo que ha dicho. Si bien conoce las reglas de Darleen, ella no hace pactos sin ser importantes y dudo que este le sea de suma importancia como para aceptarlo.

—Dudo que la puedas convencer, pero está bien —intente pasar por alto su comentario.

—Ella debe hacerse cargo de lo que Abbey aun no es consciente y lo sabes, Aleska, Leen... está un poco fuera de razón por qué quiere ser igual a ti, pero ambos sabemos que Darleen debe reinar y tú debes convencerla de ello —parece más una súplica que nada.

—No tienes ni la mínima idea de lo que tú hija quiere —intente no exaltarme.

—¡Claro que se lo que mi hija quiere! —me lleva la contraria—. Se que ella no te necesita más, pero aun así pareciera que eres a la única que le hace caso y por esa razón su madre y yo le permitimos que sigan juntas, pero de no ser así...

Se quedó callado.

—De no ser así tú linda esposa ya me hubiera matado como a todos los demás —termine por él.

Se quedó callado cuando por las puertas entro Darleen con esa mirada fría, en sus pestañas aún tienen rastros mínimos de nieve al igual que su ropa. Pero vaya, que no está sola, claro que no. Por primera vez la veo tomada del brazo de Jaden quien pareciera estar más contento y por otro lado tenemos a la pequeña de mi sobrina carcomiéndose por dentro de los celos. Jaden desde un principio siempre presento sumo interés en Darleen mucho antes de Lucían, pero después de él yo nunca dude que Jaden podría llegar a mover algo dentro de ella pero cuando él tuvo el valor de pedir su mano ella no dudo en aceptarlo y bueno para que hacer la historia tan larga tiempo después Abbey comenzó con sus rabietas de celos hacia su hermana y ahora metiéndose en la cama de Shadow, aun sigo sin entender cómo es que Darleen no le ha tocado un solo cabello ya que ella y Shadow tienen una extraña conexión. Es oscura que juntos son como una bomba.

En fin.

Mientras todos los que aun seguimos en el salón ponemos nuestros ojos sobre ellos noto sus intenciones se van acercando de forma lenta, pero al mismo tiempo muy segura. Darleen pareciera estar tan cansada, pero al mismo tiempo puedo sentir como su cuerpo está completamente tenso, cabeza alta, espalda perfectamente erguida, y todo lo demás es irrelevante tener que mencionarlo.

Los ojos de Charlie brillan como si Adalyn le hubiera dicho por primera vez que serían padres.

—Rey Kane —saluda apropiadamente Jaden—, princesa Aleska.

—Jaden —le respondí haciendo una pequeña reverencia con la cabeza.

—Nuero —que descarado es mi hermano.

—¡Charlie! —le riñe Darleen—. Se cortes, no sea un completo descarado.

Esa mujer sí que tiene lo que muchas quisieran tener.

Jaden solo sonríe al escucharla, él está completamente enamorada de ese demonio andante.

Quisiera negarlo, pero para qué, se cómo va a reaccionar Darleen cuando su padre abra su maldita bocotá y en vez de pedirle, le exigirá que lo acompañe a cerrar el tratado. Ella es poderosa, pero también no es nada generosa, mi madre tenía razón al decir que tener a los Gray cerca de ella tiene ese aura negra, peligrosa y mucho más poderosa que antes.

—Hija —la llama.

—No me llames así —gruñe—, detesto que me digas así Charlie, pero ya dilo.

Y bastante directa.

Muchos en estos momentos matarían por ser Jaden y caminar de su mano. Hasta Shadow mataría por tener ese placer, el mínimo contacto físico que han tenido es un ligero acercamiento, pero mínimo y eso porque Abigail los interrumpió.

—Quiero que cierres el pacto con los Fleming por la noche —le ordeno.

—¿Y por qué no lo hace tú hija?



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En el texto hay: vampiros lobos, brujas y demonios

Editado: 23.01.2022

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