29 de mayo, 2015
Charlotte
Cómo cada día sin perder la rutina, suspire observando a través del vidrio. Nada había cambiado. Seguía el mismo cielo gris. Un cielo vacío.
Un cielo sin esperanzas.
Me bajé de la ventana de mi habitación y me metí a la ducha sin quitarme la ropa. Cerré los ojos sintiendo el agua caer encima de mi cuerpo. Toda la ropa se apego a mi.
Mi mente estaba vacía. Estaba cansada, exhausta de buscar algo que me hiciera no querer caer. Pero nada funcionaba.
Seguía cayendo en un abismo de oscuridad.
Seguía perdiendome cada vez más.
Respire profundamente sacándome la ropa que tenía puesta y dejándola a un lado. Me lave el cabello y el cuerpo lentamente. Mire por el espejo. Mis ojos estaban llenos de ojeras muy notorias y estaba pálida. Mire mi abdomen. Podía ver mis jodidas costillas.
Negué con la cabeza.
Cogí la toalla y salí de la ducha. Busque entre los cajones una sudadera grande y un jean. Cuando me vestí baje a coger un poco de comida. Me peine con los dedos mi cabello que aún estaba húmedo.
Sonreí burlona al ver a Colton tirado en el sillón. Cinco días seguidos se había ido de juerga. Algo muy divertido de ver he de admitir.
–Si no sabes beber es mejor que no lo hagas –comente llegando hasta él. Colton soltó una maldición por lo bajo. Mi sonrisa burlona creció
–Cállate –gruño tapándose la cabeza con un cojín. Solté una carcajada y fui a coger una barra de cereales. Me senté a lado de él mientras comía y lo observaba. La resaca le pegaba duro. No estaba acostumbrado a beber demasiado y se notaba. –No sé cómo tu puedes beber como si no hubiera un mañana –soltó de la nada sentándose.
Me encogí de hombros mientras le daba una mordida a la barra de cereal y bebía un poco de jugo de naranja
–Practica –respondí simple
El me observo por un momento y luego negó con la cabeza. Se levantó envolviéndose con la frazada que tenía a un lado y fue descalzo hacia la cocina. Regreso y me tendió una de las dos tasas de chocolate que tenía en las manos.
Seguimos hablando sobre su poca tolerancia hacia el alcohol hasta que sonó mi móvil. Hice una mueca al levantarme. Quería seguir molestando a Colton.
Cogí mi móvil que estaba en el comedor de la cocina. Había un mensaje.
¿Salimos?
Jamesx
Solté una risa por lo bajo que pasó desapercibida por Colton. Algunas veces James se comportaba como un niño de cinco años. Tenía que actuar como su madre en más de una ocasión.
¿Recorremos todo Londres?
Charlottex
Como no quería embriagarme sugerí recorrer todo Londres. Además, hoy era el último día de vacaciones que le habían dado la universidad. Mañana ya entraba a clases. Tenía que estar bien descansado. No con una resaca que pareciera que se fue a juerga toda la noche como Colton.
Genial. ¿Pasas por mí?
Jamesx
Reí. Teclee rápido respondiéndole que pasaba por él. Guarde mi móvil mientras me dirigía a mi habitación. Cambie mi sudadera por una campera de cuero. El jean estaba bien, solo añadí a mi vestuario unas botas. Salí recogiendo mi cabello en una coleta alta.
– ¿Vas a salir tan temprano? –pregunto Colton mirándome. Alce una ceja mirando el reloj. Era casi medio día. El me siguió con la mirada lo que estaba observando –Mierda es demasiado tarde –maldijo.
–Vaya, no lo había notado –hable irónica. El me miro mal. Puse los ojos en blanco cogiendo las llaves del coche –No me esperes despierto –avisé mientras salía. Antes de que refutara corrí rápido a la salida.
Me subí y encendí el coche. Aceleré cuando lo vi correr hacia mí. Solté una carcajada mirándolo por el espejo retrovisor. Me pase por el Starbucks que quedaba por la casa de James. Compre dos cafés junto con un pastel mediano de chocolate para los dos.
Aparque el coche en el pórtico. Toque el claxon dos veces para que se percatara que había llegado. Salí del coche y brinqué al capo para esperarlo. Alce mis piernas y las abrase contra mi pecho. Levante la mirada cuando lo vi asomarse por una ventana. Me hizo una seña de que ya salía.
No era impaciente así que me encogí de hombros. No paso más de dos minutos cuando ya salió un James vestido casi igual que yo. Tenía una campera de cuero junto con unos jeanes negros.
– ¿Nos pusimos de acuerdo o qué? –pregunte mirando a nuestra ropa. Él sonrió gracioso
–Puede que me hubiera cambiado la ropa al ver la tuya –comento riendo.
Negué con la cabeza saltando del capo subiendo al coche. James imito mi acción subiendo al coche sentándose en el asiento de copiloto. Encendí la calefacción cuando lo vi frotarse los brazos. Él me sonrió agradecido mientras me comentaba sobre el regreso a la universidad.
Nuestra primera parada fue en una pista de patinaje. Fue muy divertido verlo caer sobre el hielo. Muchas veces tuve que intervenir para que no se fuera de boca y se rompiera la cabeza.
Cuando ya nuestros estómagos pidieron a gritos comida. Fui a ver los dos cafés junto con el pequeño pastel de chocolate que tenía en el auto. El miro sorprendido. Me encogí de hombros sin decir nada y comencé a comer. Nos burlamos de algunos chicos que también tenían problemas para patinar.
Salimos de ahí y seguimos con nuestro recorrido. Fuimos algunos museos, parques y zoológicos que había. Nuestra última parada fue un billar. No sabía jugar, pero quería intentar que tal me iba.
Resople cuando lo escuche reír a James al ver que no conseguí golpear ninguna jodida bola. Le enseñe el dedo del medio dándome por vencida dedicándome a jugar con los dardos. Al parecer en esto si era buena ya que le daba en el centro del tablero. James me invito una cerveza mientras me pedía disculpas por burlarse de mi habilidad para jugar billar. Ladee mi cabeza mirándolo ceñuda. Bufe cuando soltó una carcajada.
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Editado: 11.11.2021