Tormenta Black

XXXIV

24 de Octubre, 2015

Charlotte

Aún cuando dicen que el tiempo lo cura todo, es una verdadera mentira. No lo cura, solo hace que el dolor que sentimos sea más llevadero. Pero aun esta hay, sin dejarnos de oprimir el pecho.

Sin dejarnos seguir adelante aunque lo intentemos.

Aún nuestro corazón está roto. La herida está más profunda como un hoyo sin fondo.

Apreté mis labios mirando la noche estrellada sintiendo el nudo en la garganta formarse.

Trato de ser fuerte, claro que lo hago. Pero es imposible ignorar el dolor que siente mi alma.

– ¿Por qué tuvo que suceder eso? –pregunte a la nada. Aun tratando de entender, lo que no quería entender. Mordí mi puño sintiendo tanta impotencia – ¡Esto no tenía que ser así! –grite con rabia.

Despeine mi cabello con desesperación tratando de encontrar calma, pero no sucedía. Me sentía tan triste.

–Pero sucedió, Charlie –apareció de la nada haciendome sobresaltar. Lo mire por el rabillo del ojo cuando se situó a lado mío. –No podemos hacer nada para cambiarlo –puso una mano en mi hombro.

–Duele –cerré los ojos fuertemente mientras hacia puño mis manos. –Duele mucho.

–Y a mi me duele verte sufrir de esta manera –trague saliva. Lo mire con mis ojos cristalizada e hice un puchero tratando de esbozar una pequeña sonrisa que más salió como una mueca.

–Gracias por ser un buen amigo James –el sonrió envolviendome de sus brazos –Gracias por tratar de sostenerme –inclino su cabeza y beso mi frente.

–No tienes nada que agradecer niña tonta.

–Ya falta poco para que cumpla dos años, James –cuando ya no pude retener las lágrimas, solamente las dejé fluir como pequeñas gotas de lluvia.

Como pude alce mi vista hacia su rostro, y pude ver lo que me imaginaba. El también podía sentir mi dolor, tenía sus ojos húmedos mientras apretaba los labios en una línea recta.

Cerré los ojos sintiendo el viento envolvernos en una ventisca helada.

–Es momento de regresar, Charlie –soltó un suspiro profundo. Asentí sin pronunciar ninguna palabra.

Como sería mi vida si el accidente catastrófico nunca hubiera ocurrido. No estaría rota, no estaría sin el.

Me deje guiar al auto en el que había venido mi amigo, era una suerte que no hubiera traído el mío. En silencio me coloque el cinturón de seguridad y espere a que se subiera al auto.

Me asome por la ventana del auto cuando lo puso en marcha. Me quedé observando la luna esperando a que se transformará en el rostro de mi Seth. Aún con mis ojos húmedos trataba de sonreír, pero me era imposible.

Lo extrañaba cada vez más.

Muchos quizás pensarán que era alguien que se quedaba estancada, que ya con el tiempo de cumplir casi dos años de que lo perdí tendría que haberlo superarlo, pero no es así de sencillo.

No es fácil superar que la muerte te arrebate a la persona que más amas en tu vida.

–Aún no estoy lista para decirle adiós –susurre.

–Lo sé, cariño. Lo sé.

Quizás muchos temian a que pasara el tiempo, pero no sabían lo que se perdían. No saben el honor que era envejecer con la persona que amas. Con tu alma gemela.

Como quisiera poder hacerlo con la mía. Con el amor qué se me fue arrebatado.

Con mi Seth.




 

1 de noviembre, 2015

Charlotte

Hice una mueca y me coloque boca abajo para seguir durmiendo. Demonios, no entendía porque Colton hacía demasiado ruido un domingo por la mañana.

Solté un grito de exasperación cuando el ruido se hacía más fuerte. El realmente no me iba a dejar dormir.

Bufé y me levante de mala gana para averiguar que demonios lo tenía levantado tan temprano. Quize soltar una maldición cuando vi el reloj que estaba en la mesita de noche que estaba junto a mi cama.

Eran seis de la mañana, mierda. Salí de mi habitación y lo busqué por todo el departamento. No me tarde tanto encontrarlo.

–Demonios, Colton –llegué hacia la cocina. –Ayer me quedé entrenando hasta tarde y quisiera dormir un poco más ya que estoy cansada.–me queje dejándome caer en una silla que estaba cerca de el.

Los domingos eran los únicos días en que podía descansar. Y demonios, si que necesitaba hacerlo. Me sentía exhausta.

–Pues no se podrá querida prima –respondió sacando algo del horno. Frunci el ceño mirándolo sin entender.

–Tu sabes que... –quize replicar pero me quede callada cuando observe que colocaba en frente de mi pastel de chocolate. – ¿Qué es esto? –pregunté en un hilo de voz.

Escuché como se carcajeo por mi perplejidad.

–Pues un pastel –me miró con obviedad sin perder la sonrisa de su rostro.

–Se que es un pastel –lo mire mal– pero porque tengo un pastel en frente de mi –lo mire sin entender.

–Feliz cumpleaños, Charlie –beso mi frente con dulzura.

Demonios, se me había olvidado mi cumpleaños. No es que fuera una fecha demasiado importante para mi, pero nunca me había olvidado de ella.

–Yo... No se que decir –dije sinceramente. Me había quedado sin palabras.

–Con ver esos lindos ojos brillar aunque sea por un instante para mi es suficiente. –volvió a besar mi frente –Es momento de que te pongas linda, en algunos minutos te pasaran recogiendo –me levanto de la silla y me empujó suavemente a mi habitación.

Aún no podía entender lo que sucedía. Si hoy era mi cumpleaños, eso significaba que en pocos días el cumpliría dos años de haber partido de mi vida.

Trague saliva y me vestí como pude. Busque un suéter color rosa un poco grande y un gorrito de lana del mismo color junto con un pantalón blanco. Como quería estar cómoda me puse unos tenis blancos.

Me trence lentamente el cabello y salí de la habitación.

¿Quien pasaría por mi? No tenía planes y le dije a todos que no festejaria mi cumpleaños por nada del mundo.




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