Domingo 2 de enero año 2050
-30 grados bajo cero.-
El sol ha salido hace una hora del horizonte, las alarmas de la ciudad se activaron, al instante me coloque el uniforme, tomo mi armamento, y me llevo la mochila al hombro, salgo de mi departamento, observo a lo lejos una gran fila de camiones aproximarse, a la vanguardia están los que remueven la nieve acumulada para dar paso a las camionetas y camiones, todos traen cadenas en sus llantas, en los primeros van trece soldados, once en la batea, de los cuales diez llevan armas largas, y uno se encuentra en la torreta, dos más van en la cabina, en los segundos van cuatros elementos, dos en la batea y dos en la cabina. Su misión es evacuar a toda la ciudad y llevarnos a un refugio.
Conmocionados y atemorizados las personas se subían a los camiones, mientras un soldado nos formaba, otro preguntaba nuestros datos y un tercero nos brindaba cobertores y abrigos, al menos puedo reconocer que estaban listos para la catástrofe y nos brindaban la atención necesaria.
Nos llevaron ni más ni menos a los bunkers, sorprendido al ver tan descomunal obra al pie de una montaña, se cernía alrededor y en lo alto un gran muro antes de la entrada una gran cavidad con un puente movible, para controlar a las masas, ante cualquier disturbio, evitando su acceso al complejo, al cruzar la barrera, mire como el puente comenzaba a elevarse después de haber cruzado la demarcación entonces ingresamos al complejo subterráneo..
Descendiendo de los camiones, observe la magnificencia del lugar, del suelo al techo había como 10 pisos, al pie de la gran entrada nos empezaron a formar, primero por distritos, luego en filas, hombres con niños y mujeres con niñas, siguiendo a un guía empezamos a descender, ingresamos a un pasillo de menor envergadura, al instante se empezaba a sentir lo cálido del lugar, pasábamos hangar tras hangar y en los muros había letreros con números que decían -hangar uno, hangar dos, a mi izquierda y a mi derecha el mismo número sucesivamente, unos para las mujeres, y otro para los hombres, y así nos acomodaron colocándome en el hangar siete, por que conforme llegaban los distritos iban asignado un hangar, facilitando la posterior búsqueda de familiares.
Terminando de acomodarme, espere que el ejército ingresará al último ciudadano al hangar donde me encontraba para comenzar a buscar a mis padres y a mi hermana.
Después de descansar, emprendí mi búsqueda gracias a la estrategia del ejército sabía dónde buscar, en el hangar del frente, ya que ahí estaban las mujeres de mi distrito, justo antes de salir de mi hangar veo a mi padre que hace la mano y grita –johnson, hijo.–Aquí estoy padre. Respondí. Me acerque a él y lo abrase fuertemente, le dije: -que bueno que estas bien, ven vamos a buscar a mi madre y a mi hermana.
Entramos al hangar y empezamos a buscar, no nos separamos ni un instante, baje mi mirada hacia unas colchonetas que se encontraban en el suelo y veo a mi madre aun acomodando sus colchas, nos acercamos lentamente pues si mi padre estaba bien también ella ya que estaban juntos y solo se separaron cuando se dividieron a los hombres y mujeres, sin embargo al llegar a su lugar, la ayudó a levantarse.
- ¿Y mi hermana?. Pregunté extrañado de no verla junto a ella.
-Fue en busca de algo para beber y quitarnos el frío. contestó serenamente.
Al instante escuchó su melodiosa voz de universitaria –hey, que bueno que estas bien, querido hermano. afirmó alegremente.
-si hermana, me tenían preocupado, pero ahora puedo estar tranquilo. Contesté, dándole al instante un abrazo
Estuvimos un tiempo charlando, después me retiré con mi padre al hangar de hombres.
Llegando la hora, de la cena, comimos solo unas galletas, puesto que no había otro alimento, aun no daban autorización para distribuir comida, puesto que seguían llegando ciudadanos a los hangares de refugio, una vez acomodados solo con una sábana y una colchoneta, me dispuse a dormir.