Verónica.
Bajé las escaleras con la ligera bolsa de viaje que había empacado hace un par de minutos. No llevaría la gran cosa, lo más probable era que no saliera de mi habitación de hotel, por lo que un par de vaqueros y algunas blusas debían servir; al final del día tampoco estaba segura de que hiciera acto de presencia incluso en el partido de mañana.
El entrenador dijo que no tendría que dar ninguna conferencia por lo que además de hacer las veces de niñera pasaría por completo desapercibida para todos, algo por lo que daba las gracias.
Por desgracia, Sam me había llamado la noche anterior para decirme que nos encontraríamos en Chicago puesto que su vuelo saldría un par de horas después del mío, algo sobre la agencia equivocándose con su cronograma de vuelo y eso, por lo que viajaría prácticamente sola.
Acompañada por todo un equipo de futbol americano en el avión privado de los Boston Devils. Hubiese preferido mil veces acompañar a mi amiga en clase comercial, lo que fuese con tal de no pasar ese sacrificio.
Un golpe en la puerta de la casa y unos pasos corriendo y bajando las escaleras me sobresaltaron, no estábamos esperando a nadie.
El grito de Jake me hizo correr hasta la puerta para ver a mi hijo con lágrimas en los ojos mientras veía a Kyle de pie en el umbral. La sonrisa del hombre se hizo presente mientras lo observaba.
— Eres Kyle Johnson. —susurró Jake.
Kyle se arrodilló hasta estar a la altura de mi pequeño y le tendió la mano. Un ápice de incertidumbre parpadeó en sus ojos verdes y mi corazón se detuvo. Observaba a Jake con duda y algo de curiosidad.
—Así es campeón, y ¿tú eres? —preguntó a medida que Jake le daba la mano, temeroso.
—Jake.
— Vaya. —la sonrisa del jugador se amplió. —Es nombre de jugador, ¿te gusta el futbol? — Jake solo asintió.
Tomé esa como mi señal para intervenir. Kyle estaba observando demasiado cerca a Jake.
—¿Qué haces aquí, Kyle? —cuestioné, lanzando una suave sonrisa a mi hijo, el cual me miraba con los ojos llenos de lágrimas de felicidad.
Pasé mi mano derecha por su cabello al llegar junto a él.
—Vine a darte un aventón al aeropuerto.
Me miró con curiosidad.
— Mamá, él es Kyle Johnson. —los ojos verdes de Kyle pasaron a mí completamente confundidos ante la confesión de Jake. —¿Lo conoces?
Asentí, ignorando al hombre que parecía no poder formular alguna palabra en mi dirección.
—Así es, cielo. —Deposité un suave beso sobre su cabeza—. Y te prometo que le pediré que venga a cenar un día con nosotros, pero ahora mami tiene que irse.
Jake asintió efusivamente.
—Ahora ven a darle un abrazo a mamá antes de irse.
Su sonrisa no tenía precio alguno. Sin mediar palabra solo caminó hasta a mí y llevó sus brazos a mi cuello dándome besos por todo el rostro.
—Pórtate bien con la Abu —pedí dejándolo en el suelo.
Mi madre ante la mención de su nombre salió de la cocina frenando en seco cuando notó la presencia de Kyle.
— Señor Johnson. —ellos dos habían tenido una presentación algo extraña hace un par de días.
Estaba preocupada por lo que podría significar mi amistad con Kyle con respecto a Erick por lo que no era tan amable como con otras personas. Kyle asintió en su dirección a modo de saludo y se despidió de Jake prometiéndole que a su regreso lo acompañaría a jugar.
Mi pequeño no cabía de la alegría, su sonrisa era tan grande que incluso mi madre se dio el tiempo de admirarlo y sonreír junto a él.
—Cariño, mamá tiene que irse o perderá el avión. —Jake caminó hasta los brazos de mi madre y se despidió de Kyle y de mí con la mano mientras le susurraba emocionado a su abuela en el oído.
En silencio, Kyle tomó mi maleta y nos dirigimos a su auto subiéndonos y tomando nuestros lugares habituales.
—Entiendo tu confusión —dije rompiendo el silencio mientras encendía el auto.
—Tienes un hijo —susurró más como una afirmación que como una pregunta—. Y él es...
Se detuvo en seco, sopesando lo que estaba por salir por su boca. Parecía sorprendido y las palabras no lograban salir. Se había dado cuenta, pero no conseguía soltarlo.
—Verónica, ¿Cuántos años tiene Jake?
Me miró, queriendo ver a través del nerviosismo en mis ojos.
—Tiene cinco.
—Yo...
—No quiero que Jake tenga nada que ver con mi trabajo —aseguré, presa del miedo. Se había dado cuenta. Pero no conseguía soltar la idea al aire. Y yo no quería que lo hiciera, no quería hablar de ese tema con él—. No quiero hablar de esto ahora —forcé una sonrisa.
Si le contaba toda la verdad, si confirmaba sus sospechas con mis palabras, él le diría a Erick. Él suspiró y asintió como si nada hubiese pasado, pero lo noté algo tenso. Estaba segura que me terminaría sacando el tema nuevamente.
— Tu secreto está a salvo conmigo. —confesó dirigiéndome una sonrisa y colocando nuestro himno a todo volumen. En el auto, Roar llenó todo nuestro alrededor. —Tienes un hijo encantador, Verónica y espero que sea mejor cantante que su madre. —la burla en su tono era evidente.
En el transcurso del viaje al aeropuerto más canciones fueron destrozadas por nuestras voces. Kyle se había vuelto un compañero de viaje excelente y por lo que tenía entendido él y los chicos habían estado siguiendo mis leves sugerencias sobre su carrera, incluso Nicholas no había estado dando problemas como supuse que haría tras nuestra discusión en frente de todos.
Lo cual le agradecía en silencio. Tendríamos que trabajar juntos, por lo que lo mejor era que habláramos pronto para aclarar esta mierda que había sucedido.
—¿Sabes quiénes viajará con nosotros?
Kyle se encogió de hombros con la mirada al frente. —Por lo general siempre viajo en el primer vuelo, algunos de los chicos que siempre hacen lo mismo son Lucas, Nick, Grand y Erick. —le restó importancia.
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Editado: 24.02.2024