Justo en este momento, la cafetera anuncia que termino su proceso, ambos voltean a verme.
—Tu sal de aquí.
Mi jefe gruñón está molesto, por la revelación que le acaban de hacer. Me apresuro a salir de ahí reconozco que con un poco de decepción por no saber el chisme completo. A sí que mi jefe será padre, pobre bebe aun no nace y ya siento mucha lastima por él.
—Ah Elizabeth, te he traído unos apuntes que creo que los necesitaras con el señor Jonathan.
—¿Cómo lo aguantas? Yo ya quiero irme a casa.
—Se que es difícil al principio, no debería decirte, pero me has caído bien no eres como las otras asistentes. El señor Jonathan no quiere a las asistentes desde hace cinco años, entro a trabajar Addison Miller, él se enamoró de ella perdidamente, fue la única mujer que hizo que su corazón latiera, confió en ella y ella solo lo engaño, quería su dinero y después lo dejo, y lo peor vino cuando ella aborto al bebe que esperaban.
La puerta se abre, la rubia sale llorando y maldiciendo a mi jefe.
Alondra la mira desconcertada.
—¿Qué hace ella aquí? —me pregunta.
—No lo sé solo entro.
—Señorita Valery, no debería estar aquí, por favor salga de aquí, no me haga llamar a seguridad.
Por lo que veo la rubia no es bienvenida a esta empresa.
—Ya me voy —dice entre sollozos.
La rubia dejo la puerta abierta, recuerdo que deje el café preparado, así que me armo de valor para entrar sé que don gruñón me va a gritar, pero qué más puede hacerme.
—Con permiso.
Paso hasta la cafetera, tomo las dos tazas y empiezo a servir el café, por un momento pensé que lucifer me echaría a gritos, pero no lo hace, pruebo mi café esta bueno, al menos vale lo que cuesta, preparo igual el café, no se las medidas ¿No creo que lo note? Voy hasta su escritorio.
—Aquí tiene su café, señor. —digo.
—No te pedí café.
—Lo necesita; tiene un humor que ni usted se debe de aguantar.
—Eres una insolente, estas despedida. Vete ahora.
—Me voy, pero no porque usted me corra, sino porque yo quiero irme, pero no me iré antes de decirle que es usted una persona horrible, maleducada, grosera. Cree que por tener dinero es superior a los demás. Déjame decirte que el dinero no lo es todo en la vida; hay personas que tenemos dignidad. No me imagino cómo harás para educar a ese bebé que viene en camino; pobre bebé, será igual de insoportable que tú. —Tomó aire para seguir diciéndole lo que pienso.
—Ahora me voy porque no tengo por qué seguir aguantando a un hombre como usted. Mi exjefe, que en paz descanse, era un amor de persona; usted es el peor jefe.
Me doy la vuelta y salgo de la oficina. Me siento bien por decirle lo que pienso a Lucifer; no importa que me quede sin trabajo, prefiero vender periódicos en los semáforos que seguir aguantando a este hombre.
Espero el elevador, por suerte viene subiendo a sí que no voy a esperar mucho.
En cuanto se abre el elevador sale Victoria.
—Hola Elizabeth ¿Cómo va tu día? Espero que bien porque saldrás de viaje con mi hermano, hay unos asuntos que tiene que resolver de inmediato y te necesitara.
—Es que yo…
—Pero vamos, tengo que hablar con mi hermano para que salga ya mismo para el aeropuerto, de camino puedes llegar a tu casa a hacer tu maleta, ya le he informado al chofer de mi hermano.
Victoria habla, mientras soy jalada de nueva cuenta a la oficina de lucifer.
—Jack tenemos un problema con unos accionistas en Owensboro, es necesario que viaje ahora mismo, ya estoy arreglando todo para que el jet esté listo.
—Está bien, si es necesario que vaya iré.
—Lo harás con Elizabeth, la necesitaras.
Lucifer me mira, después mira a su hermana.
—Que vaya a hacer su maleta; pasaremos por ella.
Estoy incrédula, me ha despedido hace menos de tres minutos, ahora me está diciendo que iré de viaje con él.
—Ve Elizabeth, toma en cuenta que el clima es soleado, para que lleves ropa adecuada, si no mi hermano te llevara a comprar.
—Si, iré hacer mi maleta, con permiso.
Antes de salir, veo como lucifer le da un trago a su café, creo que le gusto porque no hizo cara de desagrado.
Subo a mi coche, tengo poco tiempo para hacer mi maleta, por suerte no hay tráfico a esta hora, al llegar a mi departamento, saco mi maleta, no pregunte cuantos días estaremos haya, llevare ropa para tres días no creo que sean más.
Reviso el clima, si estará soleado estos días, así que llevare vestidos, deben ser elegantes porque estoy segura que veremos a personas importantes. Me llevare unos tacones y unas sandalias. Tomo mi kit de viaje. Me voy a cambiar de ropa, me pondré algo más cómodo.
Estoy buscando que ponerme cuando escucho el timbre, espero no sea Lucifer por que aún me falta cambiarme de ropa y algo me dice que no le gusta esperar. Mejor dejo que toque, me empiezo a cambiar rápido por que el timbre ya ha sonado diez veces en un minuto.
Salgo de mi habitación con la maleta hecha, tomo las llaves del departamento, y mis llaves que se la dejare al portero, a veces mis amigas me piden el coche prestado a sí que se la dejare al portero a si ellas lo usan en mi ausencia.
Abro la puerta lucifer esta justo enfrente de mí, está molesto ¿Por qué está molesto? ¿Por qué no le abrí rápido?
—¿No me has escuchado? —me pregunta.
—Si la más de diez veces que tocaste.
—¿Y por qué carajos no me abriste?
—Por qué no quise ¿Tienes algún problema con eso?
No sé si me iba a contestar, pero da igual camino hacia las escaleras, mi departamento está en el tercer piso y no hay elevador así que batallando con mi maleta y atrás lucifer, bajo las escaleras. Abajo esta su equipo de guardaespaldas.
Están murmurando algo y se ríen, son el mismo par que apostaron por mí.
—¿Se están riendo de mí? —les pregunto.
—Por supuesto que no señorita. —los dos se ponen serios y guardan compostura al mirar a Lucifer.