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Es tortuoso el momento en que me paro a pensar que no sé lo que estoy haciendo ni sobre que me sostengo. Intento caminar a pesar del temblor.
Pero estoy acá, a pesar de que no me notes ni quieras entenderme, estoy, soy. Mi sufrimiento no es menor al tuyo solo porque yo no lo muestro, mi sonrisa no es más real solo porque la uso todo el tiempo.
Sé que es injusto pedirte que me escuches cuando no estoy hablando, pero aun así me duele que no sepas lo que estoy sintiendo o que no entiendas que el corazón me duela con tan poco, y perdón pero la pesadez no se va y yo tampoco me entiendo.
Tengo miedo, un miedo que me congela el alma cuando quiere, no se de donde viene ni porque elige reirse de mis cadenas a veces es miedo a morir y otras es miedo a vivir. Sigo bailando un tango sabor a muerte mientras persigo el rastro de un yo perdido que no debería buscar, pero si no soy esa entonces quién soy?
No quiero vivir así, pensando mil veces lo que ya pensé una vez, sintiéndome inútil, sintiéndome abatida.
Finalmente tengo 18, y el ardor en la garganta no se fue, no me siento mayor, y ya no le encuentro la emoción a crecer. Veo el acantilado de decisiones importantes, responsabilidades que ya tenía pero que ahora se sienten pesadas y de sonrisas falsas que antes no daba. Ahora importa, importa todo porque quien soy si no soy esa? A quién le importaría si no le importo ni a ellos?
Tengo la mirada vacía y el alma un poco a la deriva, aún se para cuando quiere pero con el motor ahogado a veces es difícil moverse, siento un entumecimiento en el que quiero quedarme quieta y ver pasar el tiempo para evitar lo inevitable. Estoy asustada, del mundo, del calor, del propio miedo. Tengo pánico a vivir y no sé cómo se enfrenta eso.
Me resigno a verme en un yo pasado porque es demasiado trabajo conocerse todos los días, porque cuesta explicar que ya no me siento igual, que las cosas que antes me gustaban ya no me interesan ni un poco. Porque no soy fuerte, ni tengo la valentía suficiente como para romper el superyó que me protege del ahora, no soy tu idea más cercana a mi, no soy feliz todo el tiempo ni mi mente es completa paz. No soy digna de admiración y a veces ni siquiera me importa, pero no porque tu voz no haga ruido si no porque la mía aturde.
Estoy ciega de entendimiento para todos, tanto que a veces me ahogo en sus pensamientos, estoy tan confundida que no se si siento lo de ellos o simplemente estoy viviendo.
A veces soy demasiado sincera con mis opiniones porque siento que esa verdad para el resto es lo único que me queda. Nada en mi es verdadero porque no sé donde empiezo ni cuanto de mi es otro. Mi manera de sonreir, mi personalidad sarcástica, mi humor para todo, mi enojo incomprensible, mi dolor inexplicable, mis vivencias no vividas. No sé quien soy ni cuanto de mí existí.
¿Es entendible la sensación de frío y calor a la vez? ¿El punto culminante de la mezcla de emociones? ¿El retroceso cuando ni siquiera había sentido un avance?
¿Es lógico el enojo inesperado? ¿La necesidad furiosa de cosas en las que nunca había pensado?
El frío pozo en el que estuve durante días ahora ya no se siente tan frío ni tan oscuro, ahora ni siquiera se siente como un pozo, y no entiendo qué fue lo que cambió. Es todo tan de repente que se vuelve difuso y se me confunde con lo anterior.
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Editado: 15.06.2024