Capítulo 04: Destruyendo Facciones #2

“Todavía no entiendo porque estamos aquí” dijo un joven de pelo desaliñado y de unos 16 años de edad.

“Ya te lo he dicho antes, Tristán. Nos han pagado para llevarnos el crédito por la destrucción de los Toros Negros.” contestó un joven de aspecto sencillo, con un tono de voz suave. Pero si alguien se fijara bien, este joven tenía un tatuaje mágico, con tres círculos impresos en su mano derecha. En otras palabras, era uno de los aprendices más experimentados del pabellón, un tercer círculo.

“He escuchado esa parte, cuando nos lo explicaste a todos en la base de nuestra facción. Pero, lo que no entiendo es como una sola persona podría derrotar a toda una facción. ¡Y mucho menos a los poderosos Toros Negros!” replicó Tristán, con el ceño fruncido.

“Haha ¿Qué sabrás tú? Si ese monstruo no lo logra, dejaré de llamarme Dillan Collins. Además, probablemente no estará tan solo esa única facción, quizás haya aliados de los Toros Negros también. Pero incluso si tienes razón y él fracasa, no habrá repercusiones negativas para nosotros y, aun así, habremos recibido un jugoso pago de antemano. Por otro lado, si tiene éxito, nos habremos ganado la fama de ser los destructores de la facción más grande de todo el pabellón de aprendices y un montón de aprendices talentosos querrán unirse a nuestras filas luego. Para ser sincero contigo, sospecho que realmente podríamos convertirnos en una facción super fuerte si este sujeto tiene éxito. Pero, sea como sea, es una situación de ganar o ganar para nosotros.” explicó Dillan, mientras se movían por el bosque.

“¿Quién es él? ¿Y porque confías tanto en que podrá hacer algo tan improbable cómo esto?” indagó Tristán.

“Lo siento, firmé un extenso contrato, usando mi maná como sello en el juramento. Entre tantas cosas, no puedo revelar mucha de la información que poseo sobre esa persona, o podría perder mí libertad, y quizás también mí vida. Pero, puedo decirte que, un elefante jamás se preocupa sobre cuantas hormigas en guerra pisa al caminar...” soltó Dillan, con una sonrisa misteriosa, ante la confundida mirada de Tristán. Y luego, agregó en voz alta:

“Todos estén atentos, estamos llegando.”

Al escuchar esto, las 15 personas que seguían a Dillan Collins por el bosque se alertaron. Aunque su facción no formaba parte de la alianza Guardianes de la Noche y tampoco eran aliados oficiales de la facción Hijos de la Noche, igualmente eran conocidos por participar activamente en su mercado alternativo del bosque; en lugar de hacerlo en el mercado de los Titanes Negros. Por esta simple razón, todos estaban temerosos de encontrarse con alguno de los peligrosos Toros Negros en el recorrido, ya que, claramente, sabrían que no habían venido con buenas intenciones y probablemente serían atacados sin más miramientos.

Ninguna de las facciones que participaban activamente en el mercado alternativo de una alianza, eran vistas con buenos ojos por las facciones de la alianza opuesta. Incluso, si solo tenían una relación comercial normal.

No muy lejos a ellos, otro grupo de igual número de personas se acercaba también con gran velocidad, en dirección hacia la base de los Duendes del Bosque.

“Capitán Aldair, es una verdadera suerte de que hayamos encontrado en el camino a ese par de muchachas de la alianza Titanes Negros, y más aún de que hayan sido tan sinceras con nosotros…” comentó, en un tono perspicaz, un muchacho de sonrisa retorcida.

Algunos se rieron sarcásticamente al escuchar esto.

“Es una pena que no haya habido suficiente tiempo para jugar demasiado con ellas, pero si lo que dijeron es cierto, nuestra base debería estar bajo ataque ahora.” comentó otro, en un tono más severo.

“Aunque no nos dieron demasiada información antes de quedar inconscientes, al menos nos dijeron lo más importante. De todas formas, no podrán escapar pronto de ese lugar donde quedaron atadas. Y en caso de que hayan sido tan valientes para mentirnos…” dijo el sujeto de sonrisa retorcida, mientras hacia un movimiento lateral con su mano, sobre su propio cuello.

Desde que se destapó la conducta secreta de Aldair, muchos de los jóvenes que habían sido reclutados por él durante los últimos años comenzaron a imitar sus ataques de odio hacia los Toros Negros y sus aliados. Por supuesto que la mayoría de estos jóvenes no tenían ningún motivo real para semejante odio, pero era algo bueno para ellos que alguien tan rico y poderoso como Aldair los tenga en alta estima.

“Hay per-personas adelante.” advirtió Aldair, mientras levantaba su mano derecha, con el puño cerrado. Una señal de escuadrón, que indicaba que debían detenerse y observar.

Algo similar sucedía al otro lado.

“¡Permanezcan atentos! Estamos por llegar y parece haber algún tipo de movimiento más adelante.” indicó Dillan Collins.

Los dos grupos de alrededor de 15 personas cada uno, no tardaron en encontrarse frente a frente.

Aldair Mahuí pareció entender algo importante, al ver al otro grupo, y un arrebato de ira lo invadió por dentro.

« ¡Con que así son las cosas! Estos malditos han cambiado de bando y se han aliado con los Toros Negros, posiblemente, debido a que le arrebatamos su puesto en el mercado alternativo de nuestra alianza. De lo contrario ¿Porque estarían tan cerca de nuestra base secreta ahora? ¡Traidores! » pensó Aldair, indignado y furioso. A simple vista, no había otra razón para que estuvieran aquí; cuando los Duendes del Bosque estaban bajo ataque. Era claro para él que estos individuos estaban aquí en busca de sangre y venganza.

Del otro lado, Dillan Collins tenía una vista mucho más amplia de toda la zona y el panorama, debido a su posición privilegiada, y había logrado avistar varios cuerpos muertos en los alrededores de dónde, según el mapa entregado por el adalid del Rāgarāja, estaba la entrada a la base de los Duendes del Bosque.