Transmentalidad

CAPITLO 3: EL DOCTOR

–Aguanta chico, falta poco. –

–Bart, Porque me llamaste… Boxe… Coff-coff-coff, Box… xeador. –

–No hables maldita sea, ¿quieres morir? –Hay demasiada sangre goteando de él, incluso más que de mí, que yo ya estaba herido desde antes, y aun así se preocupa por como lo llame anteriormente, que perspicaz pero aun no puede saber que no recuerdo nada, tuvimos suerte de salir de ese estacionamiento.

 

1 hora y 35 minutos antes…

–Bart, creo que... me… hirieron…–

–Piensa, ¿Qué hago? Si… ahora lo veo. –Todo el tiempo estuvo frente nuestro– Cuando te diga ya, corre tan rápido como puedas hacia nuestro frente y te pones detrás de la columna y sigue corriendo.

–Estas demente, MORIREMOS. –

–Moriremos si nos quedamos aquí chico –Espero que funcione, lo que estamos a punto de hacer– ¿Tienes más balas?

–Ten, son las últimas, mierda estoy sangrando demasiado –Todo iba de mal en peor Y las balas no paraban detrás nuestro.

–Te oyes como una mujer, ok, prepárate para correr, has lo que te dije, cuando diga ya… –

-YAAAAAAAAAAA…

 

                A nuestro alrededor los trozos de escombros volaban como hojas en el viento, y mientras el boxeador corría yo me dispuse a disparar a diestra y siniestra a todo lo que se moviese. Se me acaban las balas y me queda mi última recarga, no soy tan preciso como antes pero intento darle a las lámparas más cercanas a nosotros, lo hice pero aun disparan, aunque su visión ha disminuido, aun puedo escuchar el silbido de las balas y el incesante olor a pólvora en el aire, lo puedo oler, ya estábamos detrás de la columna y frente nuestro como las puertas del paraíso se encontraban las puertas del ascensor del hospital, sabía que después de serrada esas puerta, ni una granada de mano podría abrirlas, ya casi llegamos, vamos chico…

 

–Al fin –Y se cierran las puertas una vez pasa el chico– Lo logramos ¿he? 

–Mierda Bart, jajaja creo que voy a desmayarm… –

–Lo que me faltaba, ahora tengo que cargarte –Se desmayó… pero puedo decir que tiene agallas.

 

Cargando de hombros y como pude logre sacarnos del hospital, ahora toca encontrar alguien que nos vea las heridas y atienda urgentemente al chico, también tengo que saber que mierda paso con mis recuerdos y creo que ya tengo a una persona en mente.

Tras robar una camioneta y después de una hora de carretera el Boxeador despertó, se enderezó en el asiento y miraba por la ventanilla de la camioneta, ignorándome quizá, o quizá pensando en cómo hacerme las preguntas que sé que me hará, pero este no es momento para eso.

 

–Por lo menos me dirás a donde se supone que vamos –

–Ambos necesitamos un doctor, no te preocupes, hoy no será el día de tu muerte…–

–Ha… eso es alentador –

–Falfalta poco para llegar, es alguien en quien confío… –Confío en que no me disparara en cuanto me vea, por lo menos eso si era algo alentador…

–Bart, quisiera hacerte un par de preguntas –

–Y yo quisiera estar dentro de una cámara de realidad virtual, que me trasporte a una de esas playas de antes, disfrutando de una copa mientras descanso a la sombra de una palmera, pero ambos sabemos que en este preciso momento nada de eso ocurrirá… –

–Es importante, necesito saber que paso en “El Pico” –

Yo también desearía recordar que diablos pasó, tarde o temprano tendré que decirle que mis recuerdos no están ahora mismo conmigo.

–Está bien, no falta mucho para llegar al lugar del que te hable, en cuanto nos atiendan, sabrás lo que hay que saber. –

 

No paso mucho luego de salir de la carretera, al entrar a un desguace de autos chatarra, autos de la vieja era, unos trastes de fabulas, entre pilas y pilas de cacharros amontonados, al fin habíamos llegado a una casucha muy descuidada, una simple fachada dentro de un laberinto de chatarra, a las narices de la ciudad, el escondite perfecto para un prófugo, pero esta vez yo no estaba hablando de mí.

 

–No creo que nos atiendan las heridas en este lugar… – Frunciendo el ceño de dolor, señalo el chico boxeador.

–Confía en mi – Le dije mientras lo ayudaba a bajar de la camioneta.

 

Dando traspiés y luego de varios tropiezos estábamos a punto de entras a la casucha, todo se veía oscuro, por alguna razón sabía que había, alguien o algo allí dentro, pero no se podía ver nada más allá de la puerta que permanecía abierta ni tampoco se podía visualizar nada de aquellas ventanas rotas del lugar, hace mucho vine a este lugar, aunque lo recuerdo igual, se nota que el tiempo lo ha deteriorado aún más… estaba a punto de cruzar el umbral, apunto de dejar la luz pero antes de dar un paso dentro, un arma salió de las sombras apuntándome a la frente haciéndonos dar varios pasos hacia atrás.




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