Al pasar los días las cosas se pusieron más raras, 110 no me dirigía la mirada lo cual era algo que agradecía, ya no sabría cómo responder si él me hablaba, lo cierto es que ni siquiera lo había visto a la hora de salir ¿me estará ignorando? Porque habría de hacerlo si la que corrió por el pasillo fui yo. Es que quién le da el derecho de besarme así, por poco lo mato y ahora se esconde quien sabe dónde.
Ian noto que su actitud sobre protectora me había molestado, estaba molesta aún, cuando la gente decía que era muy terca tenían razón, aunque me contradecía a mí misma; entre a este lugar porque nadie me tomaba en cuenta, porque nadie en realidad sabía que existía y estaba cansada de vivir bajo la sombra de otros, quería mi propia sombra. Al cabo de un rato Ian se acercó y me pidió disculpas...me regalo con ello un pudín de chocolate, era mi favorito, como podría haberme negado.
Horas luego me intercepto en el pasillo he intento hacerme salir del trance en el que entraba cada vez que tenía oportunidad de pensar.
-Ali ven, te tengo una sorpresa. - Ese día cumplía seis meses en ese lugar y se habían hecho eternos "solo seis meses más Ali..." Me susurraba a mí misma todo el tiempo. El chico me guiaba con su mano puesto que me había cubierto los ojos con un trapo que había encontrado.
-no quiero problemas Ian...- El chico río y pude imaginar eso ojos azules mientras lo hacía.
-Ali me preocupo porque te metes en ellos, te aseguro a que no te meteré en mas.- Era cierto por lo que me encogí de hombros y me deje llevar, escuche a Ian hablar con alguien pero la verdad no tenía la menor idea, luego escuche una tarjeta de acceso y a continuación una puerta pesada cerrándose a mi paso, al escuchar ese sonido pude sentir el olor a libertad, lo que es poder respirar sin miedo a nada, luego de un tiempo el chico despidió destapar mis ojos, mis ojos azulados se encontraron con un paisaje que no esperaban.
Era una enorme colina, sin embargo, no sabía en qué momento la había subido, o quizás ahí se encontraba realmente el correccional, sabía que estaba a mis espaldas unos diez minutos desde ahí, pero no volteaba, mi cara de asombro no se podía comparar con ninguna otra, él sonreía…lo podía ver por el rabillo del ojo. No podía creerlo, en tan solo seis meses seria libre de hacer lo que quisiera, de ver un paisaje como hice y ser finalmente libre, luego de tanto tiempo al fin podría ser feliz. Me quede ahí parada por largos minutos respirando cada milímetro de libertad para luego voltear a verlo.
-Gracias Ian. - y esboce una sonrisa dulce, tierna y agradecida como nunca me había visto hacer, se lo merecía después de todo, él se esforzó por hacer un día menos insignificante dentro de mi vida.
Luego de un maravilloso día junto a Ian, nos quedamos juntos en aquel lugar viendo las aves volar, el viento correr…"libertad" era lo único que yo pedía ya con un año y medio exactamente de tortura, ambos caímos en un sueño profundo, él se mantenía recostado con uno de sus brazos bajo su cabeza mientras que yo dejaba mi rostro descansar sobre su abdomen, él sonreía en sueños y las ganas de entrar y ver qué pasaba allí era algo muy deseable.
Al momento de despertar ambos enloquecimos...se nos había pasado el tiempo, ya comenzaba a anochecer y yo debía estar de vuelta en mi celda antes de las diez de la noche, jale de Ian y este atontado se puso a correr como nunca antes lo había visto, jalaba mi brazo con fuerza hasta llegar a la entrada...era todo el guardia esperaba en la entrada y se había enterado de todo, me puse pálida al ver una hoja que este señor portaba en sus manos, una hoja que salía "libertad condicional" y que luego iba seguida por mi nombre...me la iban a dar...pero el hombre se apresuró a romperla en mi rostro, todos esos papeles que al ritmo del viento azotaban mis mejillas, mis ojos se llenaron de lágrimas, había sido mi oportunidad, de poder tener tan anhelada libertad...pero se fue, el hombre se apresuró a tomar mis muñecas con unas esposas y llevarme a mi celda, tenía la mirada gacha, sentía las lágrimas correr por mi rostro...estaba destrozada, en ese momento ya no me importaba nada. Me dejo en mi celda y comenzó a marcharse, pero no sin antes dar un aviso.
—219 fuiste condenada a encierro en tu celda por la violación a la tercera ley de este correccional, escapaste y arrastraste a una persona inocente, buenas noches.- Me esposo ante un poste que había en la pared...al parecer no era la primera que le había sucedido, me deje caer al suelo llorando destrozada en mil pedazos, había absoluto silencio, todos estaban asombrados...era la primera vez que me veían en una posición vulnerable, Ian llego finalmente y se sentó frente a los barrotes de mi celda.
—Ali no sabes cómo lo siento, Ali...Ali mírame por favor...te prometo que lo compensare nena, pero por favor no llores. - levante la mirada a verlo, mis ojos parecían derretirse con las lágrimas cayendo, el chico cambio su expresión más serena a una completamente herida.