La cámara se encuentra encendida. Maru esta a mi lado con su típica peluca color azul celeste y antifaz que cubre la mitad de su rostro, tocando su guitarra con gracia. Estos últimos meses no tengo tiempo de grabar y editar video, la vida universitaria me consume demasiado; por lo que hacer directos ha sido mi única salida ante mi apretada agenda.
— Déjame aquí, donde me rompiste en dos el corazón y a ti no te importo—
Dejo que mi voz fluya entre la melodía, cantar frente a una cámara nunca se sintió tan liberador como desde el día que convertí en Julady. Para el resto del mundo solo soy una chica que disfruta de hacer covers y compartirlos en internet.
Los comentario y Likes llueven de montones, así como las donación de muchos seguidores. Entre mis fieles suscriptores siempre logro distinguir a uno entre millones.
“StarBW67 se ha unido al live”
“StarBW67 le ha dado me gusta”
“StarBW67 te ha enviado un regalo”
“StarBW67 ha comentado”
Este usuario fue de los primeros que apoyo mi contenido, desde entonces siempre se mantiene activo en mis videos, comentando y dando me gusta. En los lives es de los primeros en llegar, comentar y dar muchas donaciones. A veces me pregunto quien será, o si es una mujer, un hombre, un adolescente o algún anciano
StarBW67: Cada vez que escucho tus covers, Julady, siento como si estuviera en otro mundo. ¡Gracias por compartir tu talento con nosotros!
— Gracias StarBW67 — digo después de leer su comentario — Siempre presente como de costumbre —
Eso basto para causar un lluvia de corazones en el chat por parte de StarBW67. Sonrío ante su alegría antes de despedirme.
— Bueno, chicos, es hora de que me vaya a dormir. Gracias nuevamente por todo su amor y apoyo. Los quiero mucho a todos. ¡Hasta el próximo video! —
— Y se acabo — suspira Maru con alivio, justo después de finalizar el live — Juro que no vuelvo a aparecer en tus videos — amenaza quitándose el antifaz y la peluca.
— Eso dijiste hace una semana, y la anterior a esa, y la anterior a esa, y la anterior —bromeo, sabiendo que no es la primera vez que lo dice y no cumple.
Manuel rueda los ojos con una sonrisa y sacude la cabeza.
— Estoy demasiado cansado para pelear contigo ahora —dice, con un tono cansado mientras se deja caer sobre mi cama. — ¿Sabes? A veces me pregunto cómo te aguanto —responde, entre risas.
— Porque soy encantadora, obviamente —replico con una sonrisa burlona.
Maru suspira, pero no puede ocultar la risa que se asoma en su rostro.
— Sí, algo así —admite.
Después de un momento de risas, cambia de tema.
— ¿Cómo te están yendo estos días? ¿Preparada para los exámenes? —pregunta, mostrando un interés genuino.
— Oh, las cosas van bien, regular. Ya sabes, lo de siempre —respondo, pensando en todas las lecturas y trabajos que tengo pendientes—. Y sobre los exámenes... bueno, supongo que tendré que darme un tiempo en el canal y estudiar bastante —
Hace ya unos meses que comencé la carrera, me ha ido bien, no me quejo. Jean resulto ser un chico… peculiar. Es como esos compañero de grado que te fastidian pero que el día que faltan, los extrañas ¿me explico? Sigue llamándome Triki cada que puede, y me sigue molestando, aunque en un grado menor. No se siente como un insulto, es mas como cuando Maru suele llamarme enana, es extraño.
Con Amelí las cosas son distintas. ¿Me disculpé por lo que dije? No, no lo hice y ella tampoco; desde entonces somos enemigas declaradas. No nos cruzamos mucho, a decir verdad, pero vaya que se volvió popular en cuestión de días, ¿Conoces esa película de Chicas pesadas? Pues más o menos así es la cosa. Ella ha conseguido su sequito de seguidoras.
Intentamos evitarlo la mayor parte del tiempo, pero inevitablemente terminamos cruzándonos. Cuando eso sucede solo hay de dos, o ella lanza el primer comentario o lo hago yo.
֎
Mientras esperamos afuera del gimnasio, todos los alumnos de Administración compartimos una mezcla de ansiedad y curiosidad. Algunos están concentrados en sus teléfonos, tratando de mantenerse ocupados, mientras que otros intercambian comentarios nerviosos entre ellos. Los profesores nos citaron a todos sin dar mucha información, y eso nos tiene alterados.
A unos cuantos metros distingo una melena rubia muy familiar. Jean esta platicando con su grupo de amigos (idiotas), no parecen tan nerviosos como el resto. Él se da cuanta que lo observo, y sonríe con altanería.
— ¿Alguna idea de por qué nos han citado aquí? —pregunta Juan, uno de mis compañeros de curso.
Dejo de mirar a Jean para participar en la conversación.
— Ni idea. Espero que no sea nada malo —respondo.
La incertidumbre flota en el aire mientras seguimos esperando. Intento mantener la calma y mantener una conversación casual con mis compañeros para distraernos un poco.
— Pues ojalá — comenta Laura, otra de mis compañeras. — Porque no somos solo nosotros. Escuche que están citando a cada facultad por turnos —
— Tal vez es por el artículo de hace unos días— sugiere Alejandro, frunciendo el ceño. — Dijeron que había sospecha de Bullyng por parte de los algunos alumnos de años superiores —
Antes de que podamos continuar nuestra conversación, las puertas del gimnasio se abren y los estudiantes de Modelaje comienzan a salir. Algunos están sonrientes y emocionados, otros lucen frustrados o desconcertados. Nos indican que es nuestro turno de entrar, así que nos preparamos para seguir adelante.
En medio del bullicio, mientras caminamos hacia el interior del gimnasio, choco accidentalmente con Amelí. Su mirada me atraviesa con una mezcla de desdén y superioridad.
— Cuida por dónde caminas, cuatro ojos —me dice con un tono despectivo antes de seguir su camino.