Los días en la mansión continuaban tranquilos pero llenos de descubrimientos para Bonnie y Dante. La investigación sobre el pasado de la familia Moretti los había unido más, y cada nuevo hallazgo era un paso hacia una comprensión más profunda de sus vidas y las decisiones que habían tomado.
Una noche después de una cena especialmente deliciosa preparada por el chef de la mansión, Dante y Bonnie decidieron dar un paseo por los jardines iluminados por la luna. El aire estaba fresco, y el cielo claro mostraba un tapiz de estrellas.
—¿Alguna vez has pensado en cómo sería tu vida si las cosas hubieran sido diferentes? —preguntó Bonnie mientras caminaban, su voz suave en la quietud de la noche.
Dante la miró con una sonrisa melancólica.
—A veces. Pero he llegado a la conclusión de que no podemos cambiar el pasado. Solo podemos aprender de él y hacer lo mejor posible con el presente. —respondió él, apretando suavemente la mano de Bonnie
Ella asintió, pensando en cómo su vida había cambiado desde que llegó a la mansión.
—Estoy empezando a entender eso. Nunca pensé que mi vida tomaría este rumbo, pero estoy agradecida por lo que hemos construido juntos. —dijo, mirando a Dante con afecto.
Dante se detuvo y la miró a los ojos, su expresión seria pero llena de ternura.
—Bonnie, quiero que sepas que a pesar de cómo comenzó todo mi cariño por ti es real. No eres solo una obligación o una parte de un trato, eres alguien muy especial para mí. —dijo él, su voz baja pero firme.
Bonnie sintió una ola de emoción y gratitud. Las palabras de Dante eran un bálsamo para su corazón, y sabía que él hablaba con sinceridad.
—Yo también siento lo mismo, Dante. Tú has cambiado mi vida de muchas maneras, y aunque hubo momentos difíciles, estoy feliz de estar aquí contigo. —respondió ella, inclinándose hacia él.
Dante la abrazó, sintiendo la calidez de su cuerpo contra el suyo. Bajo la luz de la luna, se besaron, sellando su compromiso y su amor creciente.
Al día siguiente Bonnie decidió dedicar parte de su tiempo a los proyectos comunitarios que Dante había mencionado. Quería sentirse útil y contribuir de manera significativa, no solo a la mansión, sino también a la comunidad que la rodeaba. Junto a Dante, comenzaron a planificar una serie de iniciativas para ayudar a las personas necesitadas en la ciudad.
Una de las primeras iniciativas fue una donación de libros a la biblioteca local, junto con la organización de eventos de lectura para niños. Bonnie se sintió revitalizada al ver la alegría en los rostros de los niños mientras exploraban los libros que ella había ayudado a seleccionar. Era una pequeña forma de devolver algo a la comunidad y de encontrar un propósito en su nueva vida.
Mientras trabajaban juntos en estos proyectos, Bonnie y Dante se acercaban cada vez más. Sus noches se llenaban de conversaciones profundas y risas compartidas, mientras que sus días estaban marcados por un sentido de colaboración y compromiso mutuo.
Una tarde, mientras organizaban un evento benéfico en la mansión Bonnie notó que Dante parecía distraído. Se acercó a él preocupada.
—Dante, ¿todo está bien? Te noto un poco distante. —preguntó, tocando suavemente su brazo.
Dante la miró y suspiró, su expresión mostrando una mezcla de preocupación y resolución.
—He estado pensando mucho en lo que hemos descubierto sobre mi madre y Vittorio. Creo que es hora de que hable con mi padre al respecto. Necesito entender su perspectiva y quizás encontrar un cierre para todos nosotros. —dijo, su voz firme pero llena de incertidumbre.
Bonnie asintió, comprendiendo la importancia de esa conversación.
—Estoy aquí para apoyarte en lo que necesites. Sé que esto no será fácil, pero creo que es necesario para seguir adelante. —dijo ella, apretando su mano en señal de apoyo.
Dante le sonrió, agradecido por su comprensión.
—Gracias Bonn, tú apoyo significa más de lo que puedes imaginar. —respondió, besándola suavemente en la frente.
Con la determinación de enfrentar el pasado y encontrar la verdad, Dante decidió que era el momento de visitar a su padre. Bonnie lo acompañó, sabiendo que su presencia le daría la fuerza necesaria para enfrentar cualquier revelación.
El viaje a la casa de su padre fue silencioso pero lleno de tensión. Al llegar, fueron recibidos por el mayordomo, que los condujo al despacho del patriarca Moretti. El hombre, aunque mayor y con un semblante serio, mostró una mezcla de sorpresa y preocupación al ver a su hijo.
—Dante, Bonnie ¿a qué debo el honor de su visita? —preguntó, su voz firme pero con una nota de curiosidad.
Dante tomó una respiración profunda y miró a su padre a los ojos.
—Padre, hemos encontrado algunas cartas y diarios de mamá que hablan de su relación con Vittorio. Necesito entender qué pasó y por qué. Es hora de enfrentar la verdad. —dijo, su tono serio pero respetuoso.
El padre de Dante se quedó en silencio por un momento, su expresión cambiando de sorpresa a una profunda tristeza. Finalmente, asintió y se sentó detrás de su escritorio.
—Creo que es hora de que hablemos de la verdad, hijo. Hay mucho que necesitas saber. —dijo, su voz quebrándose ligeramente.
Bonnie y Dante se sentaron, preparados para escuchar y enfrentar las revelaciones que estaban por venir. Sabían que este sería un momento crucial en su viaje, un paso necesario para sanar las heridas del pasado y construir un futuro más fuerte juntos.