Tras un Rastro

Capítulo 4: Muerte sospechosa

Como suponía, el auto que el encargado del estacionamiento había sacado además de mi moto, es el auto de Beltrán. Entramos a su auto puesto que tiene todo un sistema de rastreo mejorado hecho por el mismo que te dice todo lo necesario, podremos saber a dónde ha ido el hombre, si se detuvo en algún lugar e incluso si entregó la laptop, la cual no sabía que también tiene un rastreo activado que funciona incluso con el equipo apagado.

La pantalla nos muestra que solo se detuvo en un solo lugar y que este no es más que su propia casa, donde vive solo, no había más nadie allí, parece que no tiene familia. Fue inteligente en no dejar el equipo allí puesto que sería un error suyo y una ventaja para nosotros, acceder a una casa de forma no violenta es más sencillo que descubrir como abatir al objetivo en plena multitud.

Se detuvo en un hotel modesto, pero con algo de lujo y pidió la habitación más alejada de todas en un piso donde no hay nadie hospedado. Nos tocará infiltrarnos en el hotel y pedir ayuda a la sexy recepcionista según Beltrán, quien está en ello mientras yo lo observo desde la entrada.

La mujer es una floja. Bate sus pestañas con el objetivo de parecerle atractiva y aunque Ángel intenta hacerle un poco de caso, la chica no logra engancharlo. Menos mal que sabe controlar las situaciones. Unos minutos después, la chica asiente y Ángel le pasa una suma de dinero, veo como la chica le da una hoja, supongo que, con su número, el angelito le da un tierno beso a la chica, la pobre creo que acaba de tener un orgasmo con solo eso y no puedo evitar carcajearme llamando la atención de los dos.

Una seña por parte del susodicho para que me dirija a la parte de los empleados, hace que deje de carcajearme para dirigirme allí. Ambos entramos en el minúsculo espacio y veo que estamos en el cuarto de cambio de las mucamas y meseros que atienden el servicio de habitación. Mientras yo me cambio, Ángel saca una mini laptop para intervenir las llamadas de la habitación del hombre que ya sabemos que es la 508 gracias a la sexy recepcionista.

—Listo —admite con orgullo. Se levanta y yo me estoy colocando la falda. Con esto parezco una anciana. La falda llega por debajo de la rodilla, que uniforme tan soso.

Veo como Ángel se quita su camisa negra a paso lento y por enésima vez, babeo al ver su cuerpo trabajo, como dije, no niego que está muy bueno, nuestro riguroso entrenamiento pone bueno a cualquiera y Ángel desde joven fue la joyita de la organización que muchas se quedaron con ganas de probar, yo entre ellas, pero la diferencia es que yo no he querido y con las demás a él no le ha interesado.

—Disfruta la vista. Hay otra allí afuera que quisiera tener tu privilegio.

—Yo no soy la clase de mujer que acostumbras que babee por ti.

—Sé que no te soy indiferente —se acerca a mí de forma peligrosa.

No hay nada que prenda más que un hombre que sabe provocarte hasta el punto de sentir que te vienes sin ser tocada. Sé que Beltrán tiene esa habilidad, y a pesar de estar vacía de sentimientos, tengo sangre en el cuerpo y no soy tan inmune a sus encantos como tanto quiero demostrar, pero, mi sexto sentido me indica que es mala idea enredarnos, así que salgo de su prisión, tratando de disimular.

—Así como yo tampoco lo soy para ti. —No sé qué más decirle.

—Entonces, ¿por qué permites que sigamos viviendo en la frustración de lo que se siente poder disfrutar del placer que podemos otorgarnos? —hace una pausa a ver si le respondo, al ver que no lo hago, prosigue— Sé tus razones y las he respetado durante los últimos 16 meses desde que lo sucedido pasó, pero…

—Beltrán, mi respuesta no cambiará —lo interrumpo. Si algo que detesto es la lastima de las personas. No pude evitar que lo sucedido se regara por todos los miembros de la organización, pero no me gusta que me hablen del tema—. Eso es un caso cerrado en mi vida, son heridas que no vale la pena echarle sal pues lo ocurrido no puedo solucionarlo porque sencillamente no tiene solución —él asiente—. Yo no puedo darte lo que sé que buscas porque no será suficiente. No insistas y pongamos a trabajar.

—No me he rendido en los últimos tres años, ni siquiera cuando eso sucedió y no lo haré. Sé que un día volverás abrirte y con el único que lo harás serás conmigo.

—Tenemos que movernos. Estamos perdiendo el tiempo.

Una alerta de la mini laptop de Ángel nos alerta a los dos, el hombre está haciendo una llamada. Nos da el tiempo justo para colocarnos los audífonos inalámbricos para ver como pide servicio a la habitación. Debemos interceptar ese servicio y ser nosotros quien accedamos. Una vez dentro, es sencillo sorprenderlo, pues no se lo espera.

Me coloco mi arma con silenciador en la cintura y veo a Beltrán hacer lo mismo. Salimos de allí justo a tiempo para ver como una camarera se dirige con el carrito al ascensor. Logramos interceptarla y nuevamente los atributos masculinos de Beltrán nos hacen el trabajo más sencillo. Con una facilidad sorprendente la chica entrega el carrito a Beltrán, me mira con algo de recelo y utilizo mi hipocresía para decirle que voy un piso más abajo a entregar un mensaje a un huésped que me pidió el favor especialmente a mí cuando limpié su habitación esta mañana. Por suerte se lo cree.

Llegamos a la habitación y el hecho de que el piso esté libre de huéspedes es una ventaja por si la situación se pone difícil que esperemos no tener que llegar a eso.

Beltrán toca la puerta con cuidado y yo me coloco lejos de la vista del objetivo para que no me vea y tomo mi arma. Al abrir, le da el paso a Beltrán y este me da la señal. El hombre está de espalda y cuando coloco el silenciador en su nuca y se queda congelado en su lugar.

—¿Quiénes son ustedes? —inquiere el hombre, notablemente asustado.

—Somos los dueños de lo que ha robado y venimos a recuperarlo.

—Trabajan para el jefe. Son como ella. —Una lágrima se desliza por el rostro del hombre. Beltrán y yo nos miramos sin entender a qué mierda se refiere—. Escúchenme, chicos. No lo hagan, ese hombre no es bueno, todo es mentira, han vivido una gran mentira.



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En el texto hay: secretos, orgulloyamor, organizacin criminal

Editado: 28.07.2022

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