Estoy en medio de un paraje, entre Platón y la vida, el primero me enturbia y la segunda me aterra. Nunca a sido algo tan raro como esto, pero que hacen los individuos como yo, suprimir las emociones es de valientes y mantener la cabeza fría, templanza diría mi querido Sócrates, mas veo las sombras destellantes de la vida, algunas opacas, otras con mas luz, unas blancas y otras más negras que la propia oscuridad.
Divago en el tiempo y este transcurre cual agua en corriente, más nos movemos juntos, me lleva por su sendero, me retorna y me susurra las vertientes por donde corre, me muestra cosas que nadie nota en su fluir y se vuelve complaciente cuando pido que me instruya en el arte del tiempo, tan solo me dice con sus movimientos que ya estoy aprendiendo.