Trece: Serendipia

C A P I T U L O 1 5

—Hay un lugar al que he querido ir con ustedes en cuanto tuviéramos la oportunidad— comentó Phoenix.

Los elegidos lo observaron detenidamente.

—Estoy seguro de que ninguno de nosotros ha ido alguna vez estando en el Complejo J, supongo que estábamos agobiados intentando proteger el Medio Mundo, que el simple hecho de pensar ir allí se volvió una idea lejana, pero estando aquí nada puede detenernos— continuó.

—¿A qué te refieres?— indagó Myron.

—El mar, ¿Nunca han deseado ir allí aunque sea una vez?

Leander formó una sonrisa de nostalgia.

—Ya no recuerdo las veces que he deseado ir.

—¡Entonces es tu día de suerte!

Los elegidos se observaron entre sí mientras una gran sonrisa se dibujaba en sus rostros.

—Los alcanzaré en un momento, hay algo que debo hacer antes de poder ir— avisó Dion.

Phoenix asintió en respuesta

Desde la blanca arena se puede observar como el mar está tranquilo, las olas se mueven como brazos y forman una espuma de color nácar. Se encontraban de pie contemplando sus delicados movimientos al ritmo de la refrescante brisa, justo como lo habían imaginado y no pueden evitar formar una amplia sonrisa.

—Que afortunados son los humanos, pueden disfrutar de esta vista cada vez que lo deseen, sin embargo, para nosotros es un lujo— comentó Deo observando a un grupo de humano que pasaban el día en el mar.

—Pero estamos de pie frente a lo que deseamos durante mucho tiempo, así que no pensemos en eso y conservemos este recuerdo por un largo tiempo hasta que finalmente podamos regresar— animó Phoenix.

—¡El último que llega hasta el mar es un miedoso!— Deo gritó con emoción para luego encaminarse hacia el mar acompañado de aquella amplia sonrisa.

El resto de los elegidos no dudaron en imitar su acción y adentrarse al mar.

"¿Esto es a lo que los humanos llaman Libertad? ¿Así se siente?"

Phoenix observaba a los elegidos a la distancia mientras aquellos pensamientos rondaban por su mente.

Complejo D

Los elegidos Dambae se encontraban reunidos en las ruinas Amam, rodeando a Pólux con miradas acusadoras sobre él.

—Entonces ¿Vas a decirnos lo que has hablado con Phoenix?— indagó Tyr con tranquilidad.

Pólux no dio respuesta alguna, el temor no lo dejaba hablar.

—Si lo miran de esa manera, no  va a querer decírnoslo. Vamos, denle un poco de espacio— ordenó Tyr.

—¿Crees que es por eso que no quiere decirnos nada?— acusó Aidan.

—No hay razón para que no lo haga o para que trate de engañarnos, ¿Verdad Pólux? Después de todo, somos una manada.

Tyr se acercó hacia Pólux y lo rodeó con uno de sus brazos.

—O incluso no hay razón para que nos ocultes cosas, ¿Verdad?

La respiración de Pólux comenzó a agitarse, sabía que si trataba engañarlos no sería él quien sufriría las consecuencias, sino sus padres, quienes se encontraban en el Complejo J, pero tenía en claro que no podía decir nada respecto a lo que había hablado con Phoenix y Phoe.

—¿Y bien?

—Sabes lo que siempre me pide Phoenix y esta vez no fue la excepción— se excusó Pólux con voz temblorosa.

—¿Nuevamente te ha pedido que te unas a los Jountugi?— indagó Tyr pacífico.

—¿Y por qué has dudado tanto para decírnoslo?— acusó Linus.

—¡Están acorralándome como si los hubiera traicionado!— se defendió.

—¿Y no lo has hecho?— indagó Theo con seriedad.

Tyr soltó a Pólux y posicionó frente a él.

—Vamos elegidos, no deberíamos ser así con uno de los nuestros. Pólux sabe lo que puede ocurrir si descubrimos que nos ha traicionado, ¿Verdad?— Tyr fijó la mirada en Pólux y su expresión se ensombreció.

—Lo tengo más que claro.

—Bien, pueden retirarse todos, excepto Pólux.

Los elegidos se retiraron, quedando solo Tyr y Pólux.

—¿Aún sigues dudando de mí?— indagó Pólux con cierta molestia.

Tyr asintió.

—Pero hay una forma de demostrar tu lealtad o de confirmar lo que evidentemente todos pensamos.

—¿Y qué es lo que piensan? Porque aún no lo tengo muy claro.

—Que sabes más de lo que dices saber y que hay una gran hermandad entre Phoenix y tú, pero tengo una manera de saber si estás de nuestro lado o del de ellos.

—¿Dé qué hablas?

Tyr se giró hacia el bosquejo que rodeaba las ruinas y formó una sonrisa.

—Puedes salir— ordenó.

Desde lo profundo del bosquejo, un rostro familiar apareció con una sonrisa malévola.

—¿Qué se supone que hace aquí? ¡No puede estar aquí!— Pólux esbozó con furia.

—Tranquilo Pólux, está de nuestro lado.

—¿Qué significa esto Tyr?

—Resulta que nuestro amigo aquí presente, es nuestro espía.

Pólux soltó una sonrisa sin ganas.

—Eso explica muchas cosas.

—¿Sabes por qué lo estoy revelando frente a ti cuando nadie más lo sabe?

Pólux negó con la cabeza.

—Porque sé que mueres por contárselo a Phoenix o incluso apuesto que quieres golpear a Dion en estos momentos, ¿Verdad?— indagó con diversión.

Tyr se acercó a Pólux quedando rostro a rostro.

—No sé cuanto tiempo podrás contenerte, pero si Phoenix llega a enterarse de esto, sé que habrás sido tú él que se lo ha dicho y eso confirmará nuestras sospechas, ¡Entonces tus padres morirán!— dijo lo último con diversión.

—Veamos quien está equivocado, entonces— replicó Pólux.

Tyr sonrió y se giró hacia Dion.

—¿Traes noticias?— indagó Tyr a Dion.

—¿Qué dices de un día en el mar? ¿No se oye como el lugar perfecto para que sus elementos se luzcan en contra de los Jountugi?— esta vez Dion formó una sonrisa.

—¿Fueron al mar?— Tyr soltó una carcajada— ¡Suena realmente divertido! Estoy seguro de que a los elegidos va a encantarle la idea.

—Bien, por ahora debo irme, le he dicho a Phoenix que lo alcanzaría enseguida, pero estoy seguro de que nos divertiremos— Dion formó una sonrisa y posteriormente se adentró en el bosquejo hasta desaparecer.




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