A LA ADELANTERA

—¡No estoy segura de lo que hubo entre nosotros!— dijo Clarice a Bea ya perdiendo la paciencia— Roch me comentó algo sobre él—

—¡Entonces es cierto!
Creí que Anyel mentía—

—¡Pero no recuerdo nada de él!—

—¡Lo harás si regresas con él!—

—¡Estoy con Roch!
¡Que no se te olvide!—

—¡No lo quieres,y nunca lo harás!—

En ese momento entró Víctor al ver a través de la puerta que las chicas discutían, oyendo estás últimas palabras.

—Bea¿Quieres contarme algo?—preguntó Víctor

—¡Clarice debe estar con alguien que ella quiera!—

—¡Si está con Roch es por qué al fin se dió cuenta que es para ella!—

—¡Para nada!
Sólo se está aprovechando que no recuerda a Anyel—

—¿Anyel?
¿El viudo de tu hermana?—

—Es una larga historia que luego te contaré—respondió Bea en tono más calmado—y Roch se interpone—

—Roch es mejor que él, tiene juventud y es doctor—

—Anyel tiene madurez y eso le falta a Roch—

—Roch tiene dinero y es rubio—

—¿Rubio?—Bea soltó una risa burlona—

—¡La quiere y es feliz!—

—¡Pero ella no lo es!
Y Anyel la quiere más y volverá con ella—

—¿Y será feliz con el depresivo de tu cuñado?
Aparte está con la rubia sexy—

—¡Ella es solo una compañía y si te parece sexy, quédate con ella!—

—¡Ves!¡Juega con chicas!
Roch no es así, él sabe apreciar a las chicas—

—¡Si y lo dejan por aburrido!—

–¡Él es un buen chico, tiene mala suerte de escoger chicas malas!¡Sin ofender Clarice!—dirigió una mirada fugaz a Clarice—y si ser un buen chico es aburrido allá tú—

—Anyel por su parte es un buen hombre que amó desde su juventud a mi hermana, fue fiel desde siempre y ninguna chica lo ha abandonado—

—Y tiene una hija lo cual hará compartir tiempo con Clarice y con Roch será distinto tiene atención total hacia ella—

Clarice ya había agotado su paciencia oyendo a estos dos, hablando sobre quién era mejor para ella.

—¡Ya es suficiente, salgan de mi oficina en este momento!—

—¡Clarice yo..—Bea intentó disculparse

—Los dos—dijo Clarice sin dar tiempo a Bea de continuar.

Ambos salieron, dejando a Clarice más intrigada de lo que estaba, ya no quería darle más vueltas al asunto así que decidió hablar con Anyel ese día en la noche al regresar de la oficina.
Pasado el día y llegando a su apartamento caminó hacia la puerta de Anyel y tocó.

—Hola—dijo Anyel al abrir la puerta—me alegra que estés aquí—

—Yo, decidí venir y saber nuestra historia ya que los demás y sus teorías me están enloqueciendo—

—¡Clarice regresa conmigo!—gritó como suplica Anyel—fui un idiota al dejarte, perdóname—

—¿Dejarme?—al hacer esta pregunta Clarice sintió una inmensa tristeza

—¡Lo lamento y me arrepiento mucho!—

—¡Yo sólo quería escuchar nuestra historia pero creo que no es el momento aún, debo irme!—

Clarice retrocedió en un intentó de alejarse pero fue detenida por Anyel que la sujetó del brazo, la acercó a él y luego comenzó a besarla.
Ella sentía como sus labios ardían al ser tocados y estaba paralizada, sabía que eso estaba mal pero quería continuar.
Con un poco de fuerza de voluntad logró safarse de esos labios que la habían atrapado y corrió alejándose de Anyel quién no dudó en seguirle, Clarice al llegar abrió prontamente la puerta de su apartamento, entró y trató de cerrarla pero fue en vano ya Anyel estaba impidiéndole hacerlo.

—¡Clarice, te necesito, no me alejes!—

—¡Lo siento, no te recuerdo!—

—Lo dudo.
Ese beso me decía otra cosa—

—Por favor, quítate de mi puerta—

—¡No lo haré!—Anyel se acercó a su rostro y comenzó a besarla apasionadamente

Clarice por su lado trató de safarse nuevamente pero no lo logró.
Anyel seguía suplicándole con cada beso, y ella se estaba dejando envolver por su aroma.
Sin notarlo ya estaban en su habitación despojándose de todo lo que le impedía sentir el calor de Anyel,y él hacía lo mismo.

Debian sentirse unidos, lo necesitaban, pero para Clarice esto era algo que ya se le había escapado de las manos, sus piernas temblaban, su corazón latía y dolía.

Muy cerca, desnudos, piel con piel, a punto de entregarse y ser tomada por Anyel, un nombre martillaba su corazón: Roch.