Tres Falsas Esperanzas

Capítulo 3

"Nunca he confiado en la suerte, a veces te ayuda, pero otras te traiciona".

Daphne

Me desperté a causa de los insistentes ruidos de la alarma, que no paraba de sonar. Miré la pantalla de mi móvil y ésta marcaba las siete de la mañana.

«¡Uau! Dormí doce horas... », ya ni me acordaba cuando fue la última vez en la que tuve un sueño tan largo y reparador.

Me aseé dándome una ducha y después de hacer mis necesidades fisiológicas bajé ya vestida, intentando no hacer ruido, pues supuse que Julia aún estaría dormida.

Cuando estaba a escasos metros del salón me sorprendí al escuchar una conversación.

—Venga hermanita, no te enfades.

Esa voz —extrañamente —me resultaba familiar.

—Sí, sí que me enfado. Ella no es una chica cualquiera —pude distinguir la voz de Julia.

—Bueno, tú sabes que nadie se me resiste.

—Pues ella sí, y estoy convencida de ello.

—Vaya... Tienes mucha confianza en esa extraña —dijo con un ligero tono de advertencia esa voz masculina.

—Sí... Y por primera vez creo que la puedo considerar una amiga.

—No la conoces de nada, no te hagas falsas esperanzas, que luego pasa lo que pasa... —esta vez su tono se ablandó y parecía más de preocupación.

«No sé por qué me daba que ahí había gato encerrado»

—Ya... Pero ella es muy diferente, tienes que conocerla.

—No sabes lo que me gustaría pero supongo que tu "amiga" estará durmiendo si ayer hizo un viaje largo. Ya sabes que esto te lo digo porque me preocupo por ti.

—Lo sé, te lo agradezco mucho pero deja de hacerlo, soy mayorcita. Ahora vete a trabajar, que vas a llegar tarde.

—Tienes razón pequeña, y sobre todo hoy tengo una charla muy importante y aún tengo que preparar todo. Luego te llamo.

Salí de allí antes de que alguno de los dos me pillase y mientras volvía a mi habitación, sigilosamente, no paraba de pensar en su conversación.

Al parecer, su hermano estaba bastante preocupado por Julia. Luego hablaría con ella.

Me empecé a maquillar, ya que hoy tenía una entrevista de trabajo, gracias a los contactos de Mike. Seguro que me aceptaban, ya que mandó una muy buena recomendación sobre mí.

Tomé un taxi y me dirigí hacia una zona bastante rica e importante, según lo que había investigado.

Después de media hora ya estaba en frente de un edificio gigante, el cual era la sede de la multinacional más grande de Nueva York.

Nada más entrar, en la recepción, había una chica alta y morena.

Ésta, sin hacerme mucho caso, me mandó directamente a la última planta en donde, teóricamente, no podía entrar ya que el jefe estaba esperando a alguien importante.

«Eso no tiene sentido», pensé, pero sinceramente me dio igual y subí en el ascensor.

Al llegar a la última planta me sorprendí al ver a todos los trabajadores adoptando una pose de respeto y firmeza.

—Señorita, usted no puede pasar. Hoy el jefe estará ocupado todo el día con una reunión muy importante.

—Me importa tres pimientos lo que él haga hoy —dije con voz dura mientras salía del elevador.

Mis tacones resonaban por toda la sala y nadie hablaba.

—¿Dónde está? —mantuve mi postura severa.

Un empleado, algo dubitativo, me señaló una sala grande que parecía ser un despacho. Éste tenía la puerta cerrada y las típicas cortinas bajadas.

Avancé hasta quedar enfrente de la zona de trabajo y sin titubear abrí la puerta encontrándome una escena... un tanto comprometedora.  



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En el texto hay: romance

Editado: 05.11.2018

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