En el oeste de Korunda se encontraban Carñaf territorio vualayin, eran los dueños de los puertos de toda la costa oeste que tenía salida al océano Mimbar para los puertos de Miriar. Se extendía desde el norte al sur de Korunda limitando con los océanos Gurki y Efiliel; y en el noreste con Oleilian, al centro este con Gerolinjia y al sureste con Terri.
Tanto en la primera como la segunda caída de vualeyines, ellos mantuvieron los mismo kerolms adoptando a los kulkanais en las familias prestigiosas por ser laomis. En el norte estaba la provincia de Josinan el Emil de kerolms Epiteñal y los demás eran Millen, Tami, Erolme y Armuñi; después en la zona central estaba la provincia de Emin y el Emil era Arguñon el resto de los kerolms conocidos como Arñau, Granf, Lagaf Tegamen; y en la provincia del sur donde se encontraba la capital del reino y la mayoría de los uclayos aliqueniles era Kualaf, tanto el Emil como la familia real compartían el mismo kerolms Erguiñon y el resto eran Pilgañas, Tirañomi y Eroleñi. Eran faralas conocidos por el comercio de los productos marinos, además de joyería y artesanía en cerámica. En esencia un pueblo dedicado a las artes de todo tipo, entre ellos estaban las mejores familias kurkuñas. Fue unos de los lugares más encantadores del jardín; por sus hermosas féminas, su música y su producción tanto artísticas como arquitectónicas.
Su ciudad capital Ordoñas era conocida por los barrios con enormes caserones junto a las costas que se levantaban con murallas de color arena. Los edificios y las plazas se ornamentaban con figuras de relieve y esculturas; había murales casi en cualquier rincón y calles empedradas. El lugar estaba lleno de color, había muchas fuentes de increíble ingeniería en casi toda la ciudad; eran una verdadera belleza fuera de ese mundo, quizás porque recordaban a un pasado perdido, pero nunca olvidado. También allí se ubicaba el mayor mercado del continente, donde se comerciaba con Miriar. Sus leyes civiles y mercantiles era las más amplias y flexibles del continente, su organización de gobierno contaba con un senado además del Ialu. Desde el puerto se podía viajar a Eclus una isla cercana donde se encontraba la mualuf de arte más prestigiosa del jardín, ahí Alcan era Curan, su residencia estaba cercana a la costa oeste, alejada del pueblo.
Melmones acordó con Leulin continuar al viaje más lento de los normal por motivos que ambos creyeron convenientes. Evadieron pueblos por los entrenamientos de Silma además de que no querían que Mumflei los use para escaparse. En cuanto a él evitó involucrarse con el grupo, solo se dedicó a comer y dormir la mayor parte del tiempo; nadie le cuestiono su comportamiento ya que estaba en condiciones de casi desnutrición, tenía heridas leves y hematomas dolorosas. Silma entendió la pena paternal del miurkig y su eminke se abstenía de molestarlo, algo rarísimo; lo miraba siempre desde a distancia sin tener ganas de hablarle, porque suponía que la rechazaba por su color de piel.
Varias semanas habían trascurrido desde que abandonaron Meine, pasaron por lo que quedaba de Oleilian, parte de la provincia de Malquir en Gerolinjia e ingresaron a Carñaf por el centro este en la provincia de Kualaf y desde allí fueron directo a Ordoñas. Cuando llegaron a la ciudad parecía estar colapsado de criaturas de todas las etnias, llena de carros, buglep, animales de montar y kerrieres en grandes grupos. Tuvieron que transitar lentamente porque Leulin sin su nauiel parecía un buglep.
—¿Por qué tenemos que ir en barco? —dijo la joven algo asustada porque sería su primer viaje en bote, preferiría viajar como siempre.
—Por los quetsas Silma, devoran todo lo que sobrevuela, salen del océano y saltan muy alto; ¡son más grandes que yo!
—Melmones, mira —susurro el fuccan mientras apuntaba hacia un buglep perteneciente al kerrien eiquel que estaba parqueado frente al senado de Carñaf; salieron unas kurumes alta y esbelta con rostro hermoso, tenía apariencia de unos veintiocho kafkuls, cabello azul como el plumaje de las aves exóticas arreglado en dos trenzas que caían sobre su espalda y llegaban a la zona poplítea; sus ojos tenían mirada felina, su piel era como el cobre y sin duda era una de las mejores laomina galgoue del jardín y casi dejaría de serlo para volverse encor galgoue, su nombre era Mulai de kerolms Ganfungios de la provincia de Omei. Su acompañante kurume además era una ilorisa —hechicera— tenía apariencia de unos treinta y cuatro kafkuls, alguna vez fue omilgadie del miurkig Ilori Luminal, era la más baja del grupo, de piel kulkanai como todos los de la segunda caída, ojos enormes y risueños, celeste como las aguas caribeñas, igual que sus cabellos trenzados como canastita con cintas de colores, su nombre era Lankanis, laomina ciaol y su kerolms pertenecía a los Yarrisol de Celmos.
—Mira Silma —le comento Melmones refiriéndose a las kurumes que salieron del buglep. De inmediato la joven corrió sin pensar a su encuentro. Mumflei miro a la lileimunil buscando explicación y no tuvo problema en dársela—. Es la única familia que le queda… —él repitió esa frase en su mente y presto atención a la famosa ilorisa que por casualidad era pariente de Silma; eso cambio su juicio sobre hasta el momento que parecía ser una perfecta tonta sin linaje. Al llegar Silma las kurumes vieron en dirección del grupo e invitaron a Melmones a ir con un gesto de manos, después giro para decir—. Leulin, si tomas esta avenida hasta el puerto encontrarán una casa kurkuñas digan que vienen en mi nombre y aguarden ahí.
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un amor verdadero e incondicional, un mundo distinto al nuestro, un amor que duele
Editado: 23.07.2021