Sinopsis

"Un día, tres otoños", en el idioma chino es una expresión poética, la cual describe lo lento que pasa el tiempo cuando extrañas a alguien. Tiene un sentido metafórico para ese tiempo que, 一aunque sea corto一, se siente extenso por la tristeza de la ausencia.

Violet Piers sabía exactamente lo que ese proverbio chino quería decir. En el pasado había extrañado tanto a William que los días se sentía ridículamente largos. 

¿Ahora? Aún lo seguía extrañando, pero ya habían pasado tres años desde que lo vio por última vez y terminó con ella por teléfono para perseguir sus sueños. Habían pasado un gran puñado de días y no podía creer que Will ocupara todavía un lugar en sus pensamientos.

Se había convencido de que podía enfrentarse eventualmente a él sin sentir nada siquiera, sin embargo, aquí estaba, temblando de ansiedad por el solo hecho de que su ex regresaba a la ciudad donde tantas veces pasearon de la mano, donde crecieron juntos, donde se hicieron amigos, novios y donde William le había prometido que algún día le pediría matrimonio. 

Estaba aterrada. Ya de nada servían sus esfuerzos por olvidar el dolor que le provocó cuando él decidió marcharse, ahora estaba sintiendo el mismo dolor y aunque quisiera guardarlo en una caja y tirarlo, no podía. 

William regresa a Montreal quisiera o no. El iba a volver y ella seria testigo de cómo su corazón se iba a destruir una vez más. 

Violet Piers estaba segura que su cumpleaños número veinticinco sería un desastre, terminaría llorando en su cama al terminar la noche o en un bar de mala muerte, ambas opciones eran poco apetecible y poco viables, pero, ¿pasar la mejor noche de su vida junto al hermano de su mejor amiga? Eso claramente no estaba en sus planes. 

Porque Lucas Mercier jamás permitiría que Violet se derrumbara. Mucho menos cuando la primera sonrisa de aquella noche fue exclusivamente por y para él.