Tres Secretos

31: Una película de abejas

 

DYLAN

Tengo que colocar mis codos sobre la mesa y recostar mi cabeza entre mis manos después de escuchar lo que Bryn me acaba de contar. No puedo creer que William le hiciera eso, que le haya dicho esas cosas. Entiendo que para él quizás no fue fácil, que tal vez no quería vivir con la responsabilidad de “cuidar a alguien enfermo” pero… ¿Dejarla así?

Ha pasado mucho tiempo desde que me he sentido tan enojado con alguien.

Bryn no llora, no se ve triste en realidad, pareciera que está hablando sobre otra persona y no ella. Por lo que me dijo esa noche ella sintió como si todo se hubiera acabado para ella completamente, como si la versión que “murió” de ella incluía a la persona que quería a William.

—No sé cómo lo veré en la escuela y no tendré ganas de golpearlo a pesar que odio la idea de golpear a alguien —le digo apretando la mandíbula.

Bryn sonríe un poco. —No lo hagas, yo lo haré. Estoy bien con el uso de la violencia —bromea levantando un puño.

Me levanto de la silla y me acerco a ella, me inclino y tomo su rostro entre mis manos. —Lamento que eso pasara, tu solo necesitabas de alguien en ese momento, me hubiera gustado estar contigo.

Ella me da un beso en los labios rápido —Ahora estoy mejor Dylan.

—Bryn… si lo hubiera sabido, yo te hubiera acompañado durante todo eso —le digo sintiéndome un poco culpable. Me gustaría regresar el tiempo y protegerla, cuidarla. Ella no merecía eso.

Ella eleva sus cejas un poco. —En ese tiempo no me caías bien porque yo era una tonta pero aquí estas y eso es todo lo que importa.

Toma mi mano con la suya y me acaricia. Sus manos son suaves, delgadas y bonitas. Si hubiera estado ahí la hubiera abrazado, fuerte y no me alejaría jamás.

—De verdad, te quiero —le digo sintiendo mi corazón golpeando con fuerza mi pecho—. Y me enoja tanto saber que él se comportó así contigo, no te merecía y no te merecerá jamás.

Ella toca mi mejilla y sus dedos se van hasta mi oreja, coloca mi cabello detrás de ella. —Él ya no me interesa —me mira a los ojos y puedo sentir una conexión entre nosotros, algo fuerte y real—. Ahora me gusta otro chico —besa mi mejilla acercándose lentamente—. Y ese chico es lindo, tienes ojos muy bonitos, me lleva a comprar café y va a ver una película de abejas conmigo ahora mismo.

Me reincorporo y le pido que se levante de su silla, ella lo hace y la tomo por los hombros —Yo veré todas las películas de abejas que quieras, te daré todo el café que me pidas y te cuidaré, ¿Bien?

Se sonroja pero rueda los ojos —No seas tan cursi, me gusta que lo seas pero también me da como escalofríos.

—De verdad Bryn —acaricio su mejilla, no puedo evitar que mis dedos busquen tocar su piel—. Estoy a tu lado.

Me toma de los hombros y me mueve hacia abajo para que nuestros rostros queden alineados —Yo también estoy a tu lado, ¿Entiendes hippie de ojos lindos?

—Pensé que ya habías superado lo de hippie y ahora era un gallina grande y fea —bromeo.

—Nop, siempre serás el hippie para mí, aunque tu ropa “alternativa” la dejaste de usar hace unos meses —acerca su rostro.

—Eso tiene explicación —sonrío cuando lo recuerdo—. Solo quería verme bien para una chica que se llamaba a sí misma “princesa”

Rueda los ojos —No me lo recuerdes, que ridícula era.

—No, nunca has sido eso —le doy un beso corto—. Siempre has sido la mejor.

Me da otro beso —Sabes a pizza —se ríe—. Es probable que yo también sepa a pizza, ¿no?

—No me importa —la beso de nuevo, tardándome unos segundos más—. Podría hacer esto siempre.

Ella niega y se separa —No escaparas de mi película de abejas —toma mi mano—. Ahora, vamos a verla.

Miro el reloj en la pared, son las ocho y media — ¿Tenemos tiempo aun?

Ella asiente —Ya te dije que vienen después de medianoche, no te preocupes.

Bryn y yo caminamos tomados de la mano y bajamos al sótano de nuevo. Yo miro hacia abajo, a sus piernas disimuladamente solo asegurándome que no tropiece o le pase algo. Bryn es fuerte y es independiente pero no significa que yo no quiera ayudarla. Quiero ayudarla en todo lo que necesite.

—Dejé la película en la pantalla, mira. —me dice sonriendo.

Me gustan tanto sus sonrisas, ojala nunca se fueran de su rostro. Bryn de alguna forma, logró robarse mi corazón. Pensé que podría hacerlo, vivir mi adolescencia sin enamorarme o tener novia pero aquí estoy, deseando que la vida pase y yo pueda seguir al lado de esta chica obsesionada con el café y una película infantil animada.

Me coloco a su lado y verifico que esta vez no doble las piernas, no quiero que se haga daño — ¿Estas cómoda ahí? —pregunto—. ¿Quieres recostarte mejor?

Niega dando unos toquecitos a mi brazo. —Estoy bien así —deja su cabeza en mi brazo—. Ahora presta atención, esta es la mejor película que veras en toda tu vida.

Tomé su mano durante toda la película. He visto Bee Movie una vez y no sé si es porque ahora estoy al lado de Bryn pero la disfruté mucho más. Ella realmente se ríe con partes de la película, incluso repite algunos diálogos. Me pregunto si alguna vez la vio con William, seguramente no. Seguramente él la habría hecho sentir como si eso fuera algo inmaduro.

No puedo no estar enojado con él, no entiendo porque tuvo que ser tan duro con sus palabras. Sé que todos tienen un lado de la historia pero, William no es un santo precisamente. Me duele imaginarme lo duro que tuvo que ser para ella pasar por todo eso sola.

Luego que la película terminara, Bryn me abraza aun recostada en mi hombro y ríe —Este es el mejor San Valentín que he tenido —yo acaricio su brazo—. Tú me haces sentir tan real, Dylan.

Tomo su mano —Tu también me haces sentir real, Bryn.

Ella me estrecha —No quiero que te vayas aun, quédate conmigo más tiempo —nunca acordamos a qué hora me iría, seguramente son más o menos las diez de la noche.



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En el texto hay: secretos, amor, amor adolescente

Editado: 06.12.2022

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