El pájaro que durante meses
vino a mi ventana golpeando el vidrio
con su pico,
ayer no volvió.
Me pareció tan extraño,
que me cuestioné el por qué.
Tal vez haya sentido que ya no está tu humor conmigo.
Que ya no estás conmigo.
Se dio cuenta que mi cuarto perdió su brillo.
O, quizás, abrió sus alas dispuesto
a olvidar algo que acostumbraba.
Algo que nunca haré si hablamos de ti.