Hoy a tu hermano lo llevé y traje del jardín.
Al fin he decidido empezar a cumplir parte de mi promesa.
Cuándo surgiste en la conversación.
‹‹Mamá ya no juega conmigo... mi hermanita lo hacía.
Pero yo quiero olvidarme de todo por un rato y jugar pero no puedo, ¿me entiendes? Es difícil...››
Fue cuándo con un río a punto de soltar, le respondí:
‹‹Se llama sufrir, Tom.
Se le llama estar preso del dolor que ella causa en ti.
Aún queda más.››
Y ahí, en ese instante, recordé.
A ti no te importaba sufrir.
Me decías que esperabas morir,
que no querías que el tratamiento te ayude.
Me dañas justo ahora.