Hoy, un día antes de que el reloj marque las 00:00 estoy aquí, sentado en dónde solíamos estar los dos.
En la plaza que siempre paseábamos.
Las personas brillan por su ausencia...
No hay nadie aquí ¿quién estaría, además?
Todos están con sus familias en la cena, preparados para recibir año nuevo.
Y yo aquí, con un ramo de flores y viendo a tu pulsera mientras lágrimas salen de su lugar.
Te imagino sentada junto a mí, ¿sabes? imagino tomar tu cabello y enredarlo en mis dedos para luego besarte, y sí, lo imagino porque no queda más que hacer.
Las únicas palabras audibles que de mi boca salen son:
«¿Por qué? ¿Por qué, Dios?»
En un tono tan desgarrado.
«Te extraño, carajo, quiero que estés... »
Y sollozos salieron sin control.
No puedo poner un nivel del vacío que siento sin ti.
El tiempo se consume y la agonía de tu muerte que no me ayudó,
me tomó del cuello y de mí se apoderó.
Veo el reloj en mi muñeca; 00:00 son los números que salen en la mini pantalla.
Y mi corazón quebrantó otra vez por tu ausencia, la que me pone así.