Qué penoso me veo cuándo
camino,
hasta cuándo
respiro
doy pena,
soy una miseria
desde que no estás.
Me siento solo,
solo con soledad
y en la oscuridad de mi habitación
sólo yace tu recuerdo.
Y las voces del infierno otra vez
me gritan
que me mate,
o peor aún,
que lo supere y comience de nuevo.
Infinitas letras están plasmadas aquí y en lugar de ayudar
triplican mi desasosiego.
¡Estoy enfermo!
Veo sombras y colores.
Creo que soy bipolar
o tripolar.
Incluso,
he visto la muerte frente a mis ojos,
e iluso
he vuelto a decirme, también,
que todo pronto estará bien.