Discusiones, más de una excusa acompañada de un mar de lágrimas es lo único que sale de ustedes dos. Descuidan lo más importante. Me siento solo, sus regalos no llenan el vacío que sus palabras hirientes dejan en mí. Yo también puedo jugar el mismo juego, incluso mejor. Anoche escuché lo que hablaban, al principio traté de no ahogarme en sus gritos que inundaban mi habitación (a pesar de tener cerrada la
puerta), pero sus discretos murmullos llamaron mi atención; ella lo pensó, él también lo hizo, lo sabía, sus intenciones parecían estar hechas de azúcar, sin embargo, saben a sal. ¿Para qué seguir mintiendo? Nunca dejaré de ser ese hijo que nadie deseó.
Me gusta soñar despierto, anhelos donde todo parece ser diferente; una colorida familia como la de los demás, risas y sonrisas sabor a pura miel, suaves canciones de cuna. Buenas noches. Que iluso soy.
Me carcome la envidia.
¿Puedo sentir por primera vez su verdadero amor? Aunque sea un momento, aunque esté acompañado por la preocupación de mi bienestar y sea demasiado doloroso para mí débil cuerpo… egoístamente se siente maravilloso.