Mr. Invisible

Quién sabe cómo, quién sabe cuándo, quién sabe quién es aquella persona que entre la multitud se desplaza con lentitud.

Sus zapatos pesan tanto como la pereza que cae sobre él.

Casi nadie se percata de su existencia, tal vez, ni siquiera nadie lo hace o mañana será olvidado como cualquier otra cosa en el mundo. Quizá mañana es demasiado tiempo, a decir verdad.

Es como una simple ráfaga de viento que notas en el momento y después, vuelve a formar parte del universo de una manera tan invisible.

No se preocupa por nadie al igual que nadie se preocupa por él. Es un tanto triste, desolado y deprimente.

Ni en esas ocasiones en las que un profundo rayo de sol lo alumbra como a un cofre lleno de oro, es notado. O tal vez lo es, pero no por más tiempo de lo que dura encendido un cerillo.

Por más que trate de ser notado, el señor invisible se hace cada vez más pequeño. Realmente no importa lo que haga para la sociedad. Algún día de estos, el señor invisible desaparecerá y nadie podrá ser testigo de su profunda inexistencia.

Es un tanto desconsolado este tipo de final.

El día de ayer, el señor invisible presenció que alguien robó sus intentos desesperados de ser notado por la sociedad, incluso hurtó su propio y profundo rayo de sol que con tanta intensidad lo iluminaba varias veces. Aquella persona fue notada más rápido de lo que una bella mariposa extiende sus alas para emprender el vuelo.

Entonces, ¿en realidad él es el señor invisible y sus acciones no son las invisibles?