- ¿Qué pasa , Tthor? Te veo preocupado.- le dijo Lee- Won al muchacho cuando se lo cruzó en un pasillo de la abadía, una mañana, a principios de febrero, a tres días de la fallida cacería al pinchón.- ¿No extrañarás al Profesor Evans?
Tthor hizo una mueca graciosa.
- Ese viaje suyo, sorpresivo, ha sido lo mejor que me ha sucedido en estos días.- aseguró Tthor en tono de secreto- Lo que pasa es que me llegó una carta de mi prima Wilgenyna y, la verdad, es que no la entiendo porque me responde cosas que dice que yo le pregunté en mi última carta. Y no recuerdo haber preguntado nada de eso. Creo que mi sonambulismo está empeorando. Ahora resulta que escribo cartas, dormido.
Lee- Won se sonrojó y se mordió el labio.
- Te lo cuento si prometes no enojarte…
- ¿Por qué tendría que enojarme?
- ¡Eso! ¿Por qué tendría que enojarse?- dijo una voz dulce desde el extremo del pasillo.
- ¡Noel!- exclamó Tthor con alegría.
Se abrazaron e intercambiaron saludos. Y, aprovechando el buen humor de Tthor, ambos le contaron lo que habían hecho con la carta de Wilgenyna.
A medida que el relato iba avanzando, el rostro de Tthor fue pasando de la intriga a la sorpresa para terminar arqueando las cejas y arrugando la nariz. Este último gesto, confundió a ambos jóvenes que acabaron la explicación, con bastante nerviosismo.
- ¿Hicimos mal, Tthor?- preguntó Noel, aprehensiva.
- ¿En qué piensas?- dijo Lee- Won preocupado- Dinos…lo que sea…
- Pienso que…¡tengo los mejores amigos del mundo!
Noel sonrió deslumbrada y Lee- Won se sonrojó.
- ¡Gracias!- dijo Tthor dándole un abrazo a cada uno.
- En realidad…,- empezó Lee- Won, disfrutando aún del abrazo- no fue idea nuestra.
- ¡Ah, no! ¿Y de quién fue?
- ¡Suya!- dijeron los dos a coro, señalando hacia las escaleras.
Darius aparecía en el descanso, sobrecargado de baldes, cepillos, bolsas y frascos llenos de jabón líquido.
- ¿Ya es hora de mi baño?- bromeó Tthor- Pero hoy no me ha caído nada encima como para necesitar tanto equipo…
- No es para ti…- dijo Darius sonriente mientras se acercaba a ellos.
Los tres jovencitos lo ayudaron con la carga y lo miraron expectantes.
- Hoy nos toca limpiar el ático.
- ¡Soy sonámbulo! – dijo Tthor asumiendo que él había sido el culpable.
Darius rió divertido. Noel Y Lee- Won, igual.
- Esta vez no has sido tú…Es que tu demonio favorito, - explicó Darius señalando la puerta y bajando la voz- desde que se ha enterado de que estabas…enfermo…se negó a comer la carne que le traíamos.
-Pero tampoco nos permitía que nos la lleváramos…- agregó Lee- Won.
- Y se ha ido acumulando allí dentro.- contó Darius, hurgando en sus bolsillos.
Sacó cuatro palillos parecidos a los broches que se utilizaban en Warghost para sujetar la ropa que era puesta a secar y se los ofreció.
Los tres se negaron, pensando que Darius exageraba un poco con todo aquello. El hombrecito se encogió de hombros, guardó tres palillos en el bolsillo y el cuarto se lo colocó en la nariz.
- Bueno, ¿me van a ayudar?- quiso saber Darius con voz graciosa.
Envueltos en un ataque de risa, los tres jovencitos asintieron. Pero cuando Darius abrió la puerta, las risas cesaron de inmediato. El olor putrefacto, mezcla de sangre coagulada, leche cortada y encierro, acompañado por una cortina casi compacta de moscas verdes, inusualmente grandes, invadieron el pasillo, haciendo que todos salieran corriendo, tirando manotazos a diestra y siniestra para evitar que los insectos se les pegaran.
Llegaron a la cocina y se dejaron caer en los bancos de madera.
- ¿Qué fue todo eso?- preguntó Tthor con los ojos desorbitados.
- Tenemos bastante trabajo por delante.- dijo Lee- Won quitándose una mosca despistada que se le había enredado en su cabello crespo- ¿Todavía tienes ese broche que me ofreciste, Darius?
Quince minutos después, estaban los cuatro preparados frente a la puerta del ático, con varios pares de guantes superpuestos, pañuelos que les cubrían la mitad de sus rostros, matamoscas gigantescos, baldes, jabones y cepillos en cantidad suficiente como para limpiar la abadía entera.
- Tthor, ¿estás seguro que quieres ayudarnos?- le dijo Darius, algo preocupado- Es que si el Profesor se entera de que el futuro Rey de Warghost está haciendo trabajo de sirviente…
- Entonces…que no se entere…- replicó resuelto Tthor, haciendo que los demás sonrieran.
Asmodeus estaba feliz de verlos. Y, según les había manifestado, quería ayudar pero después de tropezarse varias veces, derramar accidentalmente los baldes que se estaban llenando de agua sucia, en las cabezas de los jovencitos, se retiró a un rincón y, abrazando su plato verde favorito, se puso a contar, como siempre de cinco en cinco. Le sonreía abiertamente a Tthor cada vez que éste lo miraba desde el otro extremo de la pequeña habitación, iluminada por una pequeña ventana elevada que tenía el vidrio tan sucio que apenas podía entrar la luz del sol.
Limpiaron aquel ático del techo al suelo, llenando varias docenas de bolsas con carne podrida, desinfectaron la letrina que usaba Asmodeus, refregaron las paredes que, al principio pensó Tthor estaban pintadas de negro, pero que luego se dio cuenta de que la capa oscura era el resultado de muchos años de mugre acumulada.
Después de varias horas de cepillado, vieron que las paredes estaban coloreadas originalmente con un agradable color azul. Y cuando pasaron el último trapo húmedo, se encontraron con un dibujo bastante bien conservado: era un mapa casi exacto de Meaghdose, con las cuatro alturas rodeándola y la base hexagonal donde se alzaba Warghost.
- ¿Quién lo hizo?- preguntó Tthor, tratando de encontrar alguna firma en la parte inferior de la pintura.
- No tenía idea de la existencia de esto…- dijo Darius bastante intrigado.
- ¿No habrá sido Asmodeus?- sugirió Noel, mirándolo de reojo.