Tu chico de los ojos grises

05

¿Elegir a uno de los tres? ¡Oh! habla del espantapájaros, el hombre de hoja lata y el mago, tal vez representa a Alexander, Jeffrey y Benedict, incluso puede que los mate si me equivoco.

Unir cabos sueltos, pero si ninguno es viable, todos relacionan a todos y a ninguno, incluso puede ser alguien externo que juega con los cuatro como piezas de ajedrez.

Desperté, me había quedado dormida esperando una noticia o un nuevo mensaje, junto a mí encontré una bandeja con comida, comí ya que mi estómago lo exigía, bajo el plato había una nota que leí perezosamente.

Lista para elegir, tic tac, tic tac, el reloj no se detiene.

Abre la puerta cuando estés lista y elige bien, no te vayas a arrepentir.

Tu chico de los ojos grises.

  1. más salí, no sabía que debía elegir ni la magnitud de la decisión, tras unos segundos de caminar por un pasillo sin nada llegué a un lugar diferente a los demás que había visto, de este salían tres pasillos, en cada uno había una fotografía, me acerqué para verlas, a mi izquierda había una foto de Alexander, estaba sonriendo junto a el profesor de educación física, se me estrujó el corazón al pensar que no escuché su respuesta, miré la siguiente, era Jeffrey parecía una foto que le sacaron distraído, de espalda en una acera cualquiera, en la otra estaba Benedict, era una foto que tomaron en una actividad benéfica que hicieron en la universidad, debía elegir entre ellos pero… ¿A cuál?, quiero a Alexander, me gusta en realidad aunque no lo quisiera admitir al principio, pero... ¿Y si es él? Podría destruirme la noticia, ¿Elegir a Jeffrey?, casi no lo conozco es el que tiene menos probabilidad, aunque admitió quererme ¿Y si él hace eso y lo hace para vegarse?, luego está Benedict, mi fiel amigo, llevo mucho de conocerlo y es como parte de mí, ¿Alexander o Benedict?, ¿Amistad o amor?, ¿Y si su fin es matar al otro?, si deseara matar a Benedict puede que ya lo ha hecho, así que tomaré mi decisión. pesar más y con gran inseguridad tomé el camino de Alexander, cada vez era más oscuro, eso me inquietaba demasiado, hasta que llegué a caminar en las penumbras sin señal de una salida cercana, esperando alguna emboscada de algún juego de parte del secuestrador, dudé sí sería una trampa pero aun así seguí caminando, no tenía de otra había elegido, ¿Y si Alexander es él? quien me trajo aquí y me hizo pasar por todo esto, divisé un cuadro de luz a lo lejos, no podía ser más que una puerta, corrí hacia ella entre las penumbras sin saber que había a mi alrededor o si me atacarían, necesitaba acabar con esto, necesitaba saber si eral él o no, crucé la puerta abruptamente, miré a mi alrededor era un cuarto completamente blanco, piso, paredes, techo, la luz, la mesa de en medio era de cristal lo que lo hacía ver casi blanca y sobre esta había una nota roja, un rojo intenso que resaltaba en aquella habitación, fui allí y la tomé nerviosa, la puerta se cerró de golpe pero no me imuté estaba más pendiente de que diría la nota, tenía escrito con letra negra y muy buena letra escrita con pluma.

Te has equivocado, él no es tu alma gemela Liliana, un hombre de hoja lata no puede amarte, no tiene corazón.

Tu chico de los ojos grises.

No sé si eso es bueno o malo, sentía nauseas por los sentimientos tan contrarios que vivía, si no es Alexander me alegra, porque lo quiero demasiado, pero... Y si le hizo daño, ¿Lo mataría? Se me formó un nudo en la garganta de imaginar eso, no quería perderlo ahora que sabía que él no era ese monstruo que me mantenía encerrada, toqué con cuidado la otra puerta, estaba abierta así que la crucé con el fin de enfrentarme a lo que viniera y la puerta se cerró tras mí, di varios pasos pero el suelo se movió bajo mis pies como una especie de niebla oscura, intenté entender lo que había en el piso, creí que era un gas toxico hasta que empezaron a escalar por mis pies, eran arañas, saltadoras, tarántulas, eran tantas y tan distintas que no podría saber sus nombres, eran horribles arañas escalando por mis pies, intenté quitármelas a patadas y manotazos, pero el suelo estaba llenos de ellas, empecé a correr sobre ellas que traqueaban de manera crujiente bajo mis pies, algunas intentaban subir y otras meterse en mis zapatos, sólo sentir sus patas colándose por el borde de mis zapatos hasta tocar mis pies me causaba rechazo y asco, mi pie tropezó y caí de bruces sobre aquella nada espesa de arácnidos, una araña aprovechó para afirmar sus peludas y rasposas patas en mi rostro y buscar camino hacia mi cabeza, la tiré de mi con terror de que se acercara a mis oídos, pero habían muchas en mis brazos, por mis piernas, en mi pelo, en los zapatos, bajo de mi camisa, intenté quitarme todas las posibles y golpee la puerta pero tardó más de quince minutos para que pudiera ser liberada de ese martirio, estaba llorando con desesperación, detalle que no había notado hasta que la puerta se abrió, apenas entré y cerré tras de mí, me acudí y saqué la araña que se había metido bajo mi camisa, me quité los zapato, todas las que tenía encima que resultaron ser seis, luego las pisé el zapato sin importarme si era cruel, en ese momento estaba en pánico y no podía actuar lógicamente, cuando las maté me retorcí en un escalofrío mientras lloraba en posición fetal en la esquina más cercana, sabía que estaba a salvo pero aún sentía sus patas por todo mi cuerpo, después de veinte minutos de llanto logré tranquilizarme un poco, ¿Arañas? eso solo lo sabían Benedic y Jeffrey así que es cierto que no es Alexander, me di cuenta que el cuarto era lila y que se encontraba totalmente vacío, sin nada más que mi persona ahí, atemorizada y llorosa.



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En el texto hay: está lleno de mosterio

Editado: 27.06.2018

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