El último año empezó y tú te sentaste delante de mí.
Las reglas eran estrictas y nadie podía cambiarse de lugar.
Durante una semana te vi llegar con el cabello mal peinado y con la pinta de que no habías dormido nada.
A veces llegabas literalmente con lagañas en los ojos. Me burlaba mentalmente de lo tonta que eras y lo fea que te veías todos los días.
Fingía que no existías y tú ni si quiera volteabas para atrás, así que era más fácil todavía hacerme de la vista gorda contigo.
Josué también estaba aquí, y Carla, la mejor amiga de Sofía.
Aunque Sofía no me volvió a hablar y ahora evitaba mirarme, Carla aún me trataba como si nada, ella siempre quería estar conmigo y con Josué.
Era tan satisfactorio verte sola desde el primer día mientras yo tenía un bote seguro llamado amistad verdadera.
Algo que tú no conocías.
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Editado: 02.09.2019