Caín
Me mantengo en total silencio escuchando como mi padre me insulta, cierro los ojos y me imagino un lugar en donde yo me sienta cómodo con todo esto, en donde haya una persona que sostenga mi dolor, en donde haya alguien que comprenda mi dolor. Respiro hondo y ni eso me prepara para el primer golpe que desencadena gritos que ahogo para que nadie descubra lo que ocurre en este lugar.
Nadie jamás puede enterarse de mi vergüenza.
—¿Está seguro de esto?—la pregunta sale con muchas dudas de mi boca, pero sé que este hombre no miente, sé lo ejemplar que es con su trabajo y no bromea con eso. Es por eso que me siento tan inquieto cuando él asiente.
El abogado de mi abuelo, quien hace algunos años se convirtió en el mío, me muestra el documento y la molestia que siento sube a escalas sorprendentes, es que cuando pienso que el hombre que me dio la vida y que a puertas abiertas llamo Padre no puede ser más un maldito hijo de perra, me sorprende siéndolo.
Me paso las manos por el rostro y suspiro mirando el techo en silencio, estoy tratando de calmarme porque soy capaz de ir hasta la casa de mis padres y darle otro escarmiento, pero no es lo que deseo en este momento. Bajo la vista al documento cerciorándome de que lo que estoy viendo es cierto.
—Debe hacerlo rápido o podría perder todo—me murmura.
—¿Me dice que mi abuelo había dejado una pequeña herencia para mi hermana y para mí, pero la condición es que me case antes de cumplir los 28 años?—cuestiono siendo consciente de que repito lo que me dice—y en caso de que yo no lo haga, la herencia quedará en manos de mi padre. Me dice que ese hombre ocultó este documento para quedarse con lo que mi abuelo me dejó. Ese maldito de Oliver nunca deja de ser una sorpresa—susurro más para mí que para él.
—Tu abuelo no quería dejarle algo a él, pero era un hombre que siempre pensó que un hombre no es nada sin una mujer a su lado, no dejaría que su dinero quede en manos de alguien soltero, tu padre no le dejó una buena imagen de los solteros—asiento entendiendo el punto—pero tú cumplirás los 28 años en un mes, ¿dónde conseguirás una novia en tan poco tiempo?—me paso las manos por el rostro.
—Prefiero casarme hasta con una desconocida que dejarle la pequeña herencia a mi padre. Por favor, prepare los papeles de matrimonio que sean necesarios, consígame todo lo necesario, quiero tener absolutamente todo preparado y que esté disponible a una llamada. Y no se imagina cuanto le agradezco que me haya hecho saber esto—me quedo con el documento en manos y él suspira.
—Tu padre me lo ocultó a mí también, revisando algunas cosas viejas fue que di con esto, espero que lo sepas aprovechar. Yo debo retirarme, tengo una reunión con otro cliente, buen día Caín—le regalo una sonrisa amable y lo veo alejarse para salir de mi casa. Que nos reunamos en la empresa iba a ser un poco comprometedor y más si era para hablar de estos temas.
Mi padre supo jugar bien para que no nos enteremos de nada, aprieto los labios todavía molesto porque es un bastardo. Aunque mi abuelo tenía que poner la cláusula por lo menos hasta los 30 años, pero según me explicó el abogado quería hacerlo en la edad en donde él contrajo matrimonio con mi difunta abuela. Como si todos queremos ser como él y estarnos casando, joder, que dolor de cabeza será esto.
Pero es cierto, yo no pienso darle un solo peso a mi padre. Prefiero terminar con cualquier mujer como esposa que dejándolo salirse con la suya y robarnos lo que nos pertenece a Celeste y a mí.
Mi teléfono suena anunciado el mensaje de mis amigos, ruedo los ojos y suspiro. Un viernes por la noche y otra vez estoy encerado en mi apartamento con los problemas asechándome, me decido en irme con ellos por lo menos a disfrutar de una plática.
Tomo una ducha y me arreglo para luego salir de mi apartamento, el edificio en el que vivo es muy tranquilo, quería proponerle a Celeste vivir conmigo, pero ya ella está viviendo con el bastardo de Owen. Aunque deteste a ese mal nacido, sé que cuidará de mi hermana y mi sobrina, según tengo entendido mandó a que papá tenga un brazo roto por levantare la mano a Celeste. Sé que en este momento el poder que tiene Owen es muchísimo mayor al mío.
Mientras él se ha encargado de hacer crecer a sus empresas, de conseguir todo para estar en la cima, yo me he encargado de ir hundiendo a mi padre o buscando las pruebas de eso que me ronda en la cabeza. Porque papá siento que anda en negocios ilícitos y si me entero, pobre de él, porque lo voy a refundir en la cárcel.
Detesto a mi padre, ese hombre me provoca asco con solo mirarlo y el recuerdo de todos estos años de maltrato silencioso siguen cicatrizados en mi espalda. A veces me pregunto cuan jodido hay que estar como para lastimar a tu hijo y usarlo para descargar tu furia. Muchas veces Celeste y yo no necesitábamos hacer nada, solo con el hecho de ser felices y estar unidos era motivo para las llamadas al despacho de papá, el arrodillarme sin ropa en la parte superior, el aguantar los gritos y luego pasar las noches con alguien que curara mis heridas en silencio.
Muchas veces ni siquiera tuve que fingir estar enfermo al no ir a la escuela, porque los golpes de papá eran tan fuertes que me dejaban con fiebre toda una noche.
Aparto esos pensamientos tan deprimentes y me ubico en la dirección que me enviaron, llego a un pequeño bar algo sencillo, me estaciono y tomando mi teléfono bajo.
El frio de la noche es mucho y es por eso que entro dándome cuenta que esto es un bar muy sencillo, donde hay comida y la música no es tan alta, sirve para beberte unas cervezas, comer y hablar con amigos. Es por eso que sigo mi camino hasta que veo a los dos bastardos que llamo amigos y a Inés quien se está riendo de algo que dicen. Su pelo sigue siendo rosa con verde, es bastante llamativo en esos colores.
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Editado: 15.09.2024