CATALINA POV'S:
Me levanté un poco tarde, como ya se me estaba haciendo costumbre y lo primero que hice fue bajar hacia el nivel inferior.
En el desayuno mis padres me avisaron que hoy iríamos a la escuela para ver lo de la matrícula ya que las clases empiezan el lunes y prácticamente, no faltaba nada para ese día. Ya hasta habíamos comprado los útiles, pero aun no estábamos matriculados porque la escuela había estado cerrada unos días.
Cuando acabamos de comer, mis hermanos y yo fuimos al living para ver la película ESCUADRÓN SUICIDA.
Debo admitir que no le tomé importancia. Creí que sería de esas películas súper aburridas, pero fue sorprendente y me gustó bastante.
Cuando la película llegó a su fin, Robert y yo nos fuimos a alistar para ir a la escuela con nuestros padres tal y como nos lo habían ordenado.
—¿Listos? —preguntó mamá mientras hacía sonar sus tacones contra la madera del suelo.
Seguro estaba a lado de la escalera ya que su voz se escucha cerca de mi habitación.
Terminé de peinar mi cabello, caminé hacia mi cama para tomar mi móvil y salí de mi habitación.
—Estoy lista —dije cerrando la puerta.
Minutos después, que parecieron casi eternos, Robert salió de su habitación vestido con unos jeans y una polera color negro.
Yo llevaba un vestido de flores, que se ha vuelto mi preferido de verano, y mi cartera color piel.
Mi madre había decidido ponerse unos jeans, botas y una blusa. Se veía hermosa como siempre.
Admiro mucho a mamá. Me hace recordar a mi mamá biológica. Ella también solía vestirse muy bien y tener un buen físico. Son tan parecidas que a veces me sorprende.
Sin embargo se diferencian también por muchas cosas y eso me hace amar a las dos, cada una por su lado. Cada una con su particularidad.
—¡Vámonos! —grita papá desde el living.
—¿Beily se quedará? —pregunté con curiosidad al no verla por ningún lado.
—Salió. Sus amigas vinieron de California a hacerle una visita sorpresa—dijo Robert, mientras bajábamos por las escaleras de la casa, acabando así con mí duda recientemente planteada.
Asentí y cerré la puerta luego de salir de la casa. Subimos al auto y nos ponemos en marcha.
De pronto aparecen en mi mente un millón de preguntas.
¿Los Populares se acordarán de mí? ¿Me tratarán como me trataban antes? ¿Seguirán los insultos para mí?
Mis preguntas se desvanecen cuando escucho la voz de una señorita.
—Esperen aquí unos instantes, por favor —dijo la secretaria de ropa muy elegante mientras abría la puerta de la oficina del director.
A lo lejos veía a un montón de chicos jugando fútbol. También había porristas, pero no les tomé importancia ya que sabía que mis amigas no estarían ahí.
Ellas no consideraban su pasión el ser porristas. Si bien Ryan amaba la gimnasia, ella aseguraba muchas veces que las porristas no eran muy gimnastas que digamos. Sobre todo porque más se centraban en conquistar chicos que fijarse en sus rutinas.
—Pueden pasar.
[...]
Llegamos a casa luego de horas de reunión con el director. Digamos que me reconoció y eso solo provocó que nos quedáramos horas charlando con él.
Cuando por fin tuve tiempo libre, pude revisar mi móvil sin ser interrumpida. Me encontré con la sorpresa que tenía un millón de mensajes y llamadas perdidas de mis mejores amigas.
No creo que se hayan enterado, pero esto es sospechoso. Aunque quiera no me comunicaré con ellas. Sería arriesgar el plan que ya tengo en mente.
Quiero que sea una sorpresa y no puedo mentirles porque me conocen demasiado bien como para saber cuándo estoy ocultando la verdad.
Ignoré los mensajes, a pesar de que fue muy difícil para mí, y me fui a Facebook. Tenía mensajes de mis amigas de mi anterior colegio. Creo que también voy a ignorar esta red social. Demonios.
No era hipócrita con esas chicas. Había tratado de ser amable con ellas siempre, pero el hecho de que su relación amical conmigo sea puro interés, me trajo muchas dudas e inseguridades.
¿Pasaría eso en este colegio?
Es decir, papá ya no era tan conocido como antes pero no quiero que vuelva a pasar la situación que pasé allá.
No me trataron mal, pero si odié el interés. Por ello dejé de lado a mis supuestas amigas mucho antes de saber que volvería a New York. La hipocresía no va conmigo.
Luego de vagar un rato en mi móvil, decidí alistar mis cosas para el lunes. Sé que aún faltan tres días, pero estoy emocionada.
Ya quiero ver la cara de mis amigas cuando sepan que estudiaremos en la misma escuela... Otra vez. Como en el pasado. Como había querido desde que me enteré que iría a California.
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