Brooke no disimulaba las miradas que le hacía al hombre frente a ella, por lo que se hizo una gran pregunta —¿Cómo te llamas? —el aludido la miro una vez más esa noche de forma extraña —. Yo soy Brooke.
La sonrisa que le dio fue tan brillante que Dante tuvo que cerrar los ojos por unos segundos —¿Y bien? —volvió a preguntar Brooke —Tu nombre, yo ya te dije el mío.
Dante se quedó pensando, se encontraba en su sala con su gato encima, lo mínimo que se merecía era saber su nombre —Paolo —menciono el nombre de su padre —Paolo Falk.
—Paolo Falk —repitió Brooke —Me gusta, ¿italiano?
—No de nacimiento, mis abuelos lo son, mis padres al igual que yo no.
—¿Cómo se llaman tus padres?
Dante se incomodó, pero respondió —Francesca y Paolo —luego hizo silencio, la embarro —Me tengo que ir —dijo con vehemencia.
El notable nerviosismo que expresaba en cada movimiento hizo que ella se pusiera de pie y se sentara al lado de él —Por cortesía, debo de decirte el nombre de mis padres.
—No es necesario —mientras hablaba se movió unos centímetros lejos de ella.
—Mis padres se llamaban Louis y Anna, ambos eran originarios de una provincia en las montañas, llegaron a esta ciudad llenos de sueños, pero lo único que coincidieron fue tenerme a mí.
Ese pequeño párrafo dejaba ver que detrás de la simplicidad con lo que lo dijo se escondía algo por lo que Dante se dio la oportunidad de verla de verdad por primera ve esa noche, trato de dejar a un lado el miedo y la prevención de que malentienda un acto de su parte y entonces se dio cuenta de algo.
—¿Tú? —movió la cabeza a un lado y arrugo la frente, dejándose ver curioso y no asustado —¿Nos hemos visto?
—Pensé que al pedirte un beso como pase de salida te acordarías de mí.
—Una clínica, un ascensor y un beso —qué posibilidades existía en el mundo de volver a ver a la loca de ascensor, las que fueran sirvieron.
—Gran título para una historia.
—O una canción —respondió inconscientemente, así que frente a él tenía a la persona que le estaba ayudando a escribir nuevamente una canción.
—Debo de confesar que esperaba que me reconocieras, no era posible que fuera tan fácil de olvidar.
—Lo siento, no suelo prestar atención a los detalles —lo que era la razón de los grandes problemas de su vida —. Me tengo que ir —repitió por quinta vez.
—Puedo notar lo ansioso que estás por irte —sonrío de medio lado—Recuerda que ya te dije el costo de tu salida.
Dante se le cortó la respiración, esta mujer en definitiva le faltaban varios tornillos con sus tuercas. Miro a Lorenzo que en ese momento decidió que era buena idea liberarlo de él.
—¡Cómo te amo Lorenzo! —la voz llena de emoción de Brooke no lo previno de lo que ella iba a hacer —Me encantas Paolo Falk.
Los brazos femeninos se abrazaron a su cuello, tenía la cara de Brooke muy cera de la suya, escaneo su cara lleno de más nervios y un poco de miedo.
—No muerdo Paolo —le dijo —Solo si me dejas —Brooke pasó la lengua por sus labios bajo la mirada atenta de Dante —Dame mi beso y te dejaré ir.
A pesar de que no se quitaba de su lado y no se quejaba de su agarre, Brooke noto que no iba a mover un solo músculo de su cuerpo, así que ella una vez más fue por todo.
—El miedo es lo único que nos causa arrepentimiento cuando pasa el tiempo, Paolo… —dicho esto bajo su cabeza para pegar sus labios con los masculinos.
Un suspiro de satisfacción se escapó de Brooke, ¿qué es esto que estoy sintiendo? Se preguntó, la intensidad de ahora no se compara con el primer beso que le robo, ahora se cinta irreal.
Se acercó más a Dante tanto que los hice retroceder en el sofá hasta que él cayó de espalda y ella encima de él.
Los labios masculinos no se movían con la misma energía que los femeninos, mientras que Brooke buscaba tomar esa pasión que le provoca solo con tenerlo cerca, Dante se cuestionaba el porqué no la se alejaba y sabía que no estaba bien.
La hermosa mujer que estaba encima de él lo besaba de una forma que no recordaba haber sido besado antes, sentía que su alma quería salir de su cuerpo con cada roce de sus labios, los que eran suaves y pacientes.
—Devuelve el beso… —susurro Brooke al separarse solo milímetros —Necesito que lo hagas.
Dante tragó en seco, su lado razonable y sensato le dijo que no lo hiciera, sé materia en más problemas, sin embargo, otra parte de él mucho más fuerte le dijo hazlo, y así lo hizo. Tomo cada lado de la cara femenina con sus grandes manos y la trajo hacia él y ahora fue quien beso.
En ese momento, por fin pudo combatir sus demonios, no pensó en desaparecer, no se echó la culpa de su situación, se olvidó del acoso de los periodistas. Ahí solo estaban los dos.
Se besaron como si se conociera, como si llevaran toda una vida haciéndolo, como si fueran almas de varias vidas y no dos desconocidos.
Dante sintió una fuerte corriente en todo su cuerpo cuando las manos suaves de Brooke acariciaban su cuello, cerro los ojos cuando se separaron a tomar un poco de aire y ella remplazó de toque de sus manos por el de sus labios de forma pausada y húmeda.
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Editado: 04.01.2024