Capítulo 4: Nuevo novio

SARAMY

-¡Matt! -trato de incorporarme pero el abrazo de oso de cierta personita me lo impide -¿Puedes quitar tus manos de... mi? - Lo hace, no sin antes darme unas de sus miradas socarronas, sin pensarlo salgo del auto y me lanzo a los brazos de mi idiota favorito en el mundo.

-No lo puedo creer, aquí estás -lo abrazo con fuerza y este me aprieta contra su pecho.

Hace casi 2 años que no nos veíamos, no entiendo porque se fue a estudiar al lugar más recóndito del país.

-No me perdería tu cumpleaños por nada en el mundo -se aleja un poco y me agarra de los hombros -Vaya, Samy, no has cambiado nada, sigues igual de enana y mujeriega -dice dándole una mirada divertida al cretino de atrás y haciendo un gesto con la cabeza a modo de saludo.

-Idiota -lo golpeo en el pecho -No me digas así, lo haces parecer como si yo estuviera persiguiendo faldas por ahí.

El ojiazul se baja del coche para luego apoyarse en el capó y mirarnos con esa sonrisa de idiota que tiene.

-Entonces, Samy, ¿no me presentas a tu nuevo novio? Se ve que se estaban divirtiendo -sus ojos repasan mi cabello alborotado y el estado algo desaliñado del ojiazul -. Disculpen la interrupción pero como hace tres semanas era un tal Patrick...

-Matt... ¿quieres morir? -le doy una sonrisa que o llega a mis ojos -Y para tu información el señor Dachs no es mi novio ¿ok? El solo vino a traerme y ya se va -el idiota de mi primo arquea una ceja y se vuelve hacia el ojiazul mostrando sus dientes en una sonrisa amplia.

-Soy Adrien, Adrien Dachs -se presenta y Matt le da un apretón de manos además de su típica frase de "Todas las conquistas de mi Samy son como de la familia".

Aah, provoca matarlo al desgraciado.

-¡Fiuuuu! Esta si que es una belleza, hermano -dice admirando la carrocería del Bentley Continental GT como un niño en el País de los video juegos -Samy deberías invitar a tu chico a la casa -antes de que pueda negarme le pasa un brazo por los hombro de Adrien y lo arrastra con él -FAMILIA, YA LLEGO SAMY Y CON NOVIO NUEVO.

Idiota

Entramos a la casa y en menos de lo que dura un suspiro ya tenía a Patricia, Génesis, Angela, Camila, Margarita y Katherine encima; recibo una marea de besos y abrazos, así como sus felicitaciones por mi cumpleaños 21.

-¡Oh, no me lo creo! ¿es Adrien Dachs? -pregunta Kath con excesiva emoción contagiando a las demás, que hasta el momento, no habían notado a la figura masculina abrazado con Matt como si fueran mejores amigos de toda la vida.

-Hola, chicas -solo con esas palabras y ya están todas babeando y hasta podría decirse a punto de un colapso nervioso; a más de una le está dando una temblequera en este instante.

Quisiera decir que no pero las entiendo, el imbécil está bueno, que digo bueno, está buenísimo el idiota; nada más hay que fijarse en esos ojos azules y la sonrisa de "derritanse chicas que aquí voy" para que una se quede embobada.

-Ey, eso de andar soplando velita ajena no les queda, chicas -niega y suelta una risita cuando mis primas se arremolinan sobre Adrien y lo hacen a un lado -Samy te están bajando el novio ¿no vas a hacer nada? -se me acerca y empieza a darme palmaditas a modo de consuelo, blanqueo la mirada, Matteo no cambia.

Gene quien aparentemente escucho las palabras de Matt alza las cejas en mi dirección.

-Samy deja algo para el pueblo, siempre te quedas con todo lo bueno -dice en tono de reproche aunque una sonrisa se cuela en sus labios.

-Todo suyos -respondo viendo como el resto de mis primas revolotean alrededor del cantante con sus sonrisas más coquetas y asaltándolo con preguntas, sin querer se me escapa una risa, solo basta de un hombre y me tiran al olvido. Ese idiota debe sentirse en el Edén con tantas mujeres hermosas coqueteandole.

-¿Pero que es todo este alboroto? -mi tía Helena aparece con su habitual ceño fruncido que al verme de suaviza un poco -Sam, llegaste. Feliz cumpleaños, querida -deja un beso en mi mejilla mientras me apretuja con sus brazos e ignora al grupito de adolescentes eufóricas.

-Gracias, tía -le sonrío -¿Y mamá?

-Aún no llega, se detuvo a comprar unas cosas en el... -detiene sus palabras de forma abrupta y me da una mirada reprobatoria - ¿Qué fachas son esas? !Samy, hoy es tu cumpleaños, por Dios!

Todos en la sala voltean a vernos, el brillo de gracia en cada de una de sus miradas es incluso más molesto que la reprimenda de mi tía a cerca de como "una señorita de mi edad no puede andar por el mundo con la pijama de su abuelo",si, así es como se refiere a mi ropa que por lo general consiste en camisas de mangas largas 3 tallas más grande y pantalones deportivos igualmente anchos, aunque hoy los reemplace por unos Jeans holgados.

Esto es ridículo, no se escandaliza de que sus sobrinas e hija estén casi comiéndose al invitado inesperado pero si de mi ropa, grandioso.

-Mamá, bájale dos, todos los días la ves igualitaaa -se apresura a bajar por las escaleras -. Felicidades, Sam -estrella su puño en mi hombro y alborota aun más mi cabello cuando llega junto a mi.

-DANIEL -me quejo, no me gusta que me haga eso, le encanta tratarme como si yo fuera un muchacho.

-Así no se trata a las damas -Daniel bufa ante las palabras de mi tía, mala decisión primito.

Aprovecho el hecho de que mi tía transfirió la reprimenda al idiota de Daniel y me escabullo hacia el grupito que forman mis primas. Me dejo caer en un mullido sillón cercano y disfruto de la cara fastidiada del rubio.

>Te lo mereces, Daniel.<

-Saramy -saca mi teléfono de su bolsillo.

>Ese idiota, se lo había quedado.<

Extiendo la mano, ni que crea que me voy a levantar, estoy muy cómoda aquí. Sin chistar se levanta de amplio sofá dejando solas a sus animadas acompañantes y me encara.

-Aquí tienes... Samy -destello de un brillo pasa fugaz por sus ojos.

-¿Todavía te arrepientes? Por traerme, digo -agrego esquivando la extraña mirada que tiene sobre mí por lo que me limito a mirar mis uñas como si fueran la cosas más interesante de mundo.